miércoles, septiembre 27, 2006

LO AUTOBIOGRÁFICO.

Cada vez son más frecuentes las novelas que utilizan material autobiográfico en lugar de construir mundos del todo ficticios. No tengo nada en contra, siempre que el círculo mágico que construye la lengua literaria tenga vida independiente. (...)

Es posible que la trivialidad de la experiencia moderna sea lo que permite un trabajo tan refinado y artístico en las novelas. Cuando ese refinamiento falta, se nota. (...) Por el contrario, una vida original, única, asombrosa, exige dejar de lado las ambiciones literarias y narrar con la mayor simplicidad. (...) Los muy antiguos maestros tenían sobre nosotros esa ventaja: podían hacer literatura hablando con absoluta naturalidad de vidas inverosímiles. La de Sísifo, la de Orestes, la de Jesucristo, la de Merlín, la de San Julián el hospitalario, la del profeta Elías arrebatado por un carro de fuego.

Jugaban con ventaja. Las vidas privadas carecían entonces de la menor importancia. A todo el mundo le importaban un bledo. Nosotros, los modernos, hemos hecho de la trivialidad cotidiana nuestra épica. Hay que echarle mucho arte para tenga algún sabor.

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Los párrafos son de Félix de Azúa, y no se refieren, claro está, a los tebeos autobiográficos tan en boga actualmente, sino a las novelas. Sin embargo, creo que la argumentación de Azúa es perfectamente extrapolable a los cómics autobiográficos y, lo que es más importante, da en el clavo con el principal problema que plantea el género.

Hace poco leí un texto de Quim Pérez en la revista HUMO donde se interrogaba hacia dónde iba esta 'explosión del yo' que se ha producido en los tebeos de un tiempo a esta parte. Con los antecedentes de autores como Robert Crumb, Harvey Pekar, Art Spiegelman o Boldú, que convirtieron parte de sus vidas en narraciones tebeísticas, en años más recientes el género autobiográfico ha explotado, yo diría concretamente desde hace aproximadamente una década, a partir de tebeos-bandera de este género como DIARIO DE UN ÁLBUM, de Dupuy y Berberian (Planeta DeAgostini), MIS CIRCUNSTANCIAS, de Lewis Trondheim (Astiberri), el PEEPSHOW de Joe Matt (La Cúpula) o el I NEVER LIKED YOU de Chester Brown, la autobiografía fifty/fifty -mitad verdad, mitad mentira- de LA VIDA ESTÁ BUENA SI NO TE RINDES, de Seth (Sins Entido), el periplo iraní-austriaco de Marjane Satrapi en PERSÉPOLIS (Norma) o las reflexiones cotidianas, éstas más recientes, de los CARNETS de Joann Sfar.

El éxito, al menos de crítica -y de público en algún caso- de estos tebeos parece haber disparado el interés por ese tipo de material, y también el de otros autores por intentar la aventura. Las ventajas son claras: si no tienes mucha imaginación para idear argumentos, siempre puedes hacer autobiografía; como lo que narras es 'la realidad', tampoco has de preocuparte por hacer casar personajes o tramas argumentales; además, te puedes permitir abundantes licencias narrativas que en el material de ficción son imposibles. A cambio, el precio a pagar, es lo que apunta Azúa, tener lo que hay que tener. Que es, a saber, o a) o b).

A), tienes una vida extraordinaria que contar, y entonces límitate a narrarla con simplicidad. Es, a mi juicio, el caso de la Satrapi y también la razón de su notable éxito de público. Su vida en el Irán post-revolución islámica es, al menos para nosotros los europeos, una vida exótica llena de aventuras, y de ahí que a la autora no le haya hecho falta mucho virtuosismo -aparte de un innegable talento innato como narradora que no cualquiera tiene, dicho sea de paso- para triunfar con PERSÉPOLIS.

B) En cambio, si tu vida es tan ordinaria como la de la mayoría de nosotros, me temo que entonces tienes que realizar un buen trabajo artístico para que lo narrado interese a los demás y tenga un valor universal; de lo contrario, corres el peligro de caer en la vulgaridad y de limitarte a hacer inventario de las rutinas más comunes e irrelevantes; en otras palabras, el riesgo de reproducir el tedio cotidiano sin ningún añadido artístico que lo redima. Y nadie quiere más tedio que el que ya estamos condenados a soportar por el mero hecho de vivir un día detrás del otro.

Algunos de los más recientes autores que se han lanzado al peligro del yo: Fermín Solís en algunos de sus tebeos, que no todos; Juanjo Sáez, que en realidad lo lleva haciendo desde prácticamente el inicio de su carrera; Ángel de la Calle en sus DIARIOS DE FESTIVAL, ahora Sandra Uve en LOS JUNCOS. Seguro que me olvido de muchos otros. Fuera de España, ahí está Aurelia Aurita y su FRESA Y CHOCOLATE, y también su amado Frédéric Boilet, que también ha practicado la autobiografía en algunos de sus tebeos. ¿Consiguen esos autores, y los citados antes -Seth, Dupuy y Berberian, Trondheim, Sfar, etc.- trascender lo ordinario de las vidas que cuentan, las suyas, para alcanzar una sublime atalaya artística desde la cual iluminar nuestras almas, o, por el contrario, caen en la fenomenología de lo obvio? Ésta es la pregunta, y creo que la respuesta es distinta dependiendo del caso.

20 comentarios:

Octavio B. (señor punch) dijo...

bien... yo creo que es un camino muy peligroso y que requiere (sea esa vida trascendental o mundada) una enorme habilidad. Al final que el asunto sea biográfico o meramente cotidiano (pienso en Seth, en su Vida es buena versus Ventiladores Clyde) no es determinante de que la cosa funcione. Lo es el talento del autor, y ese talento lo hará eficaz en cualquier género (aunque tenga más afinidad por uno u otro)
Es más, se están repitiendo una serie de clichés que convierten una apuesta que en principio diríamos personal en mero género (la afectación, el ritmo, o el descaro y la desverguenza, según casos)
¿Por qué no se puede contar una vida desnaturalizando ese estilo? me gustaría, por una vez, ver reflejada la vida del autor con un estilo de trepidante aventura, por ejemplo. No sé si me explico...pienso en la necesidad de violentar un poco las cosas, ese estatus cómodo y adocenado que empieza a verse ya en el "género" autobiográfico. Dicen por otro lado que La Perdida es un ejemplo en este sentido, pero yo no lo leí...vosotros me diréis ;)

Anónimo dijo...

el valle de las maravillas del sfar entra en esa categoría? sí es así, punch, viva la autobiografía!

Octavio B. (señor punch) dijo...

ahí, elpablo,sí señor. Ejemplo perfecto de uso genial de género lamentablemente casi-codificado

Anónimo dijo...

Hola.
Se os ha olvidado comentar al autor español que mejor ha tratado el genero, al maestro Carlos Gimenez. (Y como lo ha tratado)

Saludos.
Josep.

Octavio B. (señor punch) dijo...

ojo Josep...yo estoy hablando de nuevas hornadas... Gimenez es un clásico. Quiero decir que, de algún modo, él sienta esas bases de la autobiografía que hoy empieza a ser amaneramiento. Crea un modo (pero por otro lado muy alejado del actual, y en este sentido comparte mi visión, al hacer biografía desde el género drama), no lo satura.

Anónimo dijo...

LA VIDA ESTÁ BUENA SI NO TE RINDES, de Seth (Sins Entido) Tá buena, sabrosón ! Ay mamita que rico lo traes !

Anónimo dijo...

Por cierto, ya que se me pasó poder intervenir en los posts en los que se comentaba sobre J. Steranko y G. Colan, aportar indebiamente un par de comentarios:

1-Si, el film bebe indudablemente de J. Steranko, y por extensión a sus herederos (En muchos casos inconfesos) Gulacy, Miller, Mignola etc. y de algún que otro supuesto "genio" que no quiero nombrar.

La carrera de Steranko (Como a él mismo le gusta que le llamen) en los cómics fue mas breve de lo que a algunos nos gustaría (Aunque sigue haciendo cositas) pero dejó su impronta y un buen numero de hallazgos narrativos, de los que se sigue bebiendo actualmente.

2-En cuanto G. Colan, creo que Pepo tiene razón, pero hay que tener en cuenta dos cosas: A) La época de la que provienen todos estos hombres y B) Que en los USA no existe lo que llamamos en España o en Europa "Ley de Derechos de Autor". Allí todo funciona por el Copyright , o derecho a copia, y como mucho se consiguen determinadas cosas a fuerza de acciones individuales (Por ejemplo N. Adams y el caso de los autores de Superman o F. Miller y su asociación)

No os extrañe que a Carlos Gimenez le costara convencer a estos hombres sobre sus derechos, no podían entender de que hablaba, y ademas parece que los dibujantes lo llevemos en la sangre (No se si por individualismo o por el tipo de profesión liberal que es).

Desde que hace poco mas de cinco años se fundó la AACE, esta costando dios y ayuda convencer a los profesionales de la historieta de la necesidad del asociacionismo. Algunos de ellos no lo hacen por estar inscritos en otras Asociaciones Profesionales, pero una parte muy importante ni siquiera puede darte una explicación razonable de porque no se asocian.

Pido disculpas por la parrafada y por esta intromisión en otro tema.
Saludos.
Josep.

Pepo Pérez dijo...

no tienes por qué disculparte, está perfecto.

"LA VIDA ESTÁ BUENA SI NO TE RINDES, de Seth (Sins Entido) Tá buena, sabrosón ! Ay mamita que rico lo traes!"

Ja, ja, es verdad, LA VIDA ES BUENA, perdón por la gamba.

Sí, Josep, se me ha olvidado a Giménez, imperdonable, porque uno de los precursores del género en el cómic. También, entre los más recientes, se me ha olvidado otro cómic-bandera autobiográfico de los noventa, LA ASCENSIÓN DEL GRAN MAL (Sins Entido), el cual, Punch, no sé si entrará en tu categoría de lo autobiográfico no realista o contado con una vuelta de tuerca fantástica o aventurera.

Tema Colan. No sólo es la mentalidad de estos viejos guerreros, es ya la situaci´no personal de alguien tan mayor como Colan. No creo que le sobre el dinero, así que si cobra royalties por las nuevas ediciones, ¿qué va a hacer? ¿ponerles una demanda, ponerse a despotricar por retocarle viñetas? No, toma el cheque y corre, es humano y comprensible. That´s life.

Pepo Pérez dijo...

Podemos añadir más ejemplos: el Blankets de Thompson, Píldoras Azules de Peeters, Diario de Nueva York, de Julie Doucet...

En esos libros autobiográficos también se puede aplicar la prueba del algodón, cada uno el suyo: ¿trascienden lo ordinario de lo que narran como para interesar de un modo universal y humano al lector, o bien no?

kili kili dijo...

Mi primer post en este sitio, no sé si se acostumbra hacer presentación formal...

La autobiografía en historieta trae algún problema teórico interesante. Se supone que hay autobiografía cuando coinciden el autor con el narrador y con el personaje (y con un "contrato de verdad" sobre lo narrado). ¿Qué pasa cuando esa coincidencia se da fuera de la lengua? ¿En qué sentido un autorretrato dibujado es equivalente a la voz del autor hablando de sí? (Y de paso, qué pasa si hay un guionista en el medio). El juego con esos problemas suele dar obras más interesantes que la descripción de lo que hace un veinteañero que trabaja en una fotocopiadora.

Aprovecho para publicitar www.historietasreales.com.ar, un blog de historietas autobiográficas que hacemos en Argentina.

Anónimo dijo...

El síndrome Gran Hermano, observando la intrascendencia de nuestras acomodadas vidas. Reflejan el modo de vida actual, en el futuro se ha de suponer que se observarán así, ..?
O dicho de otro modo.. una generación que no tiene gran cosa que contar. En la actualidad no ocurre nada. Nuestro gran cataclismo es un atentado lejano a unas torres, mientras que otras generaciones vivian directamente una guerra o posguerra. Nosotros nos reunimos para hablar de peliculas o de tebeos, de nuestras vidas insulsas y similares no hay mucho que contar. Ah, si, que nos aburrimos porque no pasa nada y todos los dias son iguales.

Octavio B. (señor punch) dijo...

sí Pepo...olvidaba a David B, que claro, ha dado alas al rollo autobiográfico.
Píldoras Azules, por cierto, entraría en el saco de lo que cuenta algo extraordinario desde cierta sencillez (pese a su gusto por las imágenes surrealistas a lo Dupuy y Berberian, tan bien empleadas, por cierto)pero sin llegar al fenomenal trabajo de B.
Porque la Ascensión me parece el ejemplo de cómo el ombliguismo debe afectar fondo y forma (lo que muchos autores olvidan, confiando sólo en que el tema -o sea, ellos mismos- es de enjundia suficiente para sostener su obra)

Anónimo dijo...

Uno de los casos más curiosos es el de Joe Matt. Casi se podría decir que cultiva una especie de género meta-autobiográfico (por llamarlo de alguna forma), donde sus cómics llegan a afectar a su vida privada (las reacciones de personajes retratados, por ejemplo) y estas situaciones son usadas posteriormente en sus tebeos. Una especie de retroalimentación delirante...
Ah, y ya que hablamos del género autobiográfico no nos olvidemos del gran Will Eisner.

santibilbo dijo...

yo creo que en este coctel autobiográfico hay mucha diversidad.No es lo mismo La Ascensión,donde asistimos al desvelamiento de una tragedia y la aridez que deja tras de sí, que las disquisiciones sobre la madurez y el arroz con pollo de Dupuis y Berberian, o las de trroheim, simpatiquillas,con cierta universalidad de generación x, pero sin sustancia.Gimenez hace esperpento,drama,folletin,comedia bufa,mil géneros sobre unas condiciones vitales que dan para mil obras.Tompson en Blankets reflexionasobre la naturaleza de la fe,esa arcilla que modela amores primeros,dioses mayores y arte salvador.No es una cuestión sólo de forma(aunque Gimenez y DavidB APABULLAN A TODOS LOS DEMÁS)es la inevitable confluencia de fondo y forma:las anecdotas vitales, si están bien escogidas y son significativas pueden recoger en su tinta el misterio del mundo(en acertada expresión pepil)

Pepo Pérez dijo...

".No es una cuestión sólo de forma(aunque Gimenez y DavidB APABULLAN A TODOS LOS DEMÁS)es la inevitable confluencia de fondo y forma:las anecdotas vitales, si están bien escogidas y son significativas"

totalmente de acuerdo! sí, sí, no sólo es cuestión formal (cómo lo narras), también la de elegir qué cuentas. Por eso, hay cosas y cosas dentro del mismo género.

"yo creo que en este coctel autobiográfico hay mucha diversidad"

claro, la diversidad que dan los diferentes estilos y grados de talento.

Pepo Pérez dijo...

Se me olvidaba: bienvenido a los comentarios, Federico. Estoy echando un vistazo rápido a vuestra web.

kili kili dijo...

Muchas gracias, JCP. Espero que lo disfrutes.

Me parece que lo interesante del género autobiográfico es que por una vez la historieta marcha al mismo ritmo que el resto de la producción narrativa, porque las "escrituras de sí" son una corriente muy fuerte en la literatura contemporánea. Para bien y para mal, pero la literatura hace rato nos acostumbró que cualquier cosa es "materia narrable".
Otra cuestión es la obsesión --muy norteamericana, me parece-- por la "autenticidad", y por suponer que "autenticidad" o "sinceridad" y "arte" son sinonimos...

Saludos

Alex dijo...

Estoy con Santi Bilbo. Por otro lado las autobiografías más interesantes son las que aportan algo más, ese elemento externo al propio autor, una circunstancia interesante que merezca la pena ser narrada. Joe Sacco. Y otro olvidado por aquí, el gran Robert Crumb que al igual que Giménez sirve como descripción de una época en cierto modo.

Pepo Pérez dijo...

no, yo de Crumb al menos no me olvidé, estaba en el post. ;-)

Cierto, Sacco también ha tocado mucho el género.

Anónimo dijo...

Yo creo que es evidente que Solís, Sandra V y Ángel de la calle tienen una deuda con el estilo de juanjo Saez al que han fusilado claramente. Y también creo que Manuel Gago ha bebido de juanjo.Juanjo es un autor incomprendido.

Federico