martes, enero 09, 2007

EL ARTE QUE SE BASA EN LA DENUNCIA IDEOLÓGICA ES POBRE Y ESTÉRIL

Yo no quería estar allí, no he ido nunca de este palo, no me ha interesado la canción política, ni la protesta ni nada de eso, que me parece una pérdida de tiempo. El compromiso ha de ser vital desde la experiencia de tu vida y no desde proclamas ideológicas. El arte que se basa en la denuncia ideológica es pobre, estéril y condenado a desaparecer.

(...) Cuando digo que no me interesa el arte político de compromiso no quiero defender la banalidad y la insustancialidad. Yo creo en el criterio. Bob Dylan dice que para hacer una canción se ha de tener criterio, corazón y sensibilidad. Creo que es eso. La ideología no es más que un estrechamiento por el que pasan criterio, corazón y sensibilidad, y quedan empobrecidos porque un artista se debe a su inspiración, talento y deseos y necesidad de crear. Las ideologías son estructuras externas que intentan que el individuo quede definido y encuadrado en una manera exclusiva de pensar, ver y sentir el mundo. Por eso el artista, y menos el galáctico, no puede caer nunca en ello. No puede pactar con quien quiere reducir la vida a esquemas cortos y estrechos, porque se debilitaría. El artista ha de tener una visión amplia, generosa y abierta del mundo y de la realidad. Eso no excluye que un artista tenga sus ideas, pero no sé porqué al artista se le pide definición ideológica más allá de la que se pide al médico o al taxista.
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Jaume Sisa, entrevistado hoy en El País.

29 comentarios:

Anónimo dijo...

Es verdad. Es que las ideologías son un coñazo. Y la denuncia más.
Espera, que lo pienso un poco y alomojó todos los autores se posicionan políticamente explícita o implícitamente en sus obras. Alomojó en nuestros egoindividualismo exaltamos la ideología unipersonal, como si en una sociedad se puedieran vehicular sistemas de convivencia individualizados, ideologías customizadas para contentar a cada uno, un partido político a la medida de cada gusto personal (ese "yo no voto porque ninguno me representa a mí"). Alomojó es que "esos esquemas cortos y estrechos" son un mínimo común no divisor para que podamos convivir, que no todo es el culo propio y el mundo no está diseñado para contentarlo. Alomojó "la política y la ideología es una mierda" y nos queda grande reflexionar sobre cómo construir sociedades donde convivir.
Qué guay es ser anarkoburgués, decir que el mundo es una mierda, que la gente es imbécil, votar en blanco, guiarse por intereses individuales, tener la conciencia tranquila porque se es socio de una ONG, y desentenderse del mundo, "que otros hicieron así" y no es responsabilidad nuestra, eh?

Pepo Pérez dijo...

¿Todo esto lo deduces de lo que ha dicho Sisa? Si es así, me parece que no has entendido nada, y te lo digo de buen rollo total.
Antes de nada, aclaro para que luego no haya malentendidos que estoy totalmente de acuerdo son él; es más, ya me gustaría a mí formular esas ideas del modo en que él las ha formulado.

Ahora vamos a lo que me parece que quiere decir, y eso es lo que yo comparto. Que uno tenga ideología (tú o yo, que yo también la tengo), y que éstas nos sean útiles social y políticamente para un montón de cosas, no quiere decir que nos sean útiles para todo. Para el arte en general, y para la "denuncia ideológica" en particular, no creo que sirva para mucho. La prueba son tantas obras de ficción de los (verdaderos) grandes autores que, a pesar de tener muy distinta ideología, en el fondo, están muy cercanas. Sisa en ningún momento dice que la ideología es una mierda, sólo que para el arte se queda algo estrecho, te copio:

"Eso no excluye que un artista tenga sus ideas, pero no sé porqué al artista se le pide definición ideológica más allá de la que se pide al médico o al taxista."

¿y sabes por qué se queda estrecho? Porque el arte aspira a captar la realidad, incluso -menuda ambición- a intentar comprenderla. Y la realidad es la realidad, no la visión ideológica de lo que queremos hacer con esa realidad. No sé si me explico. Es por esta misma razón que, por poner ejemplos concretos, Agnès Varda es maravillosa, mientras Ken Loach es un plasta tendencioso del que nadie se acordará dentro de 20 años. Por parecidas razones, El pequeño ladrón de Érick Zonca es magnífica, mientras que el cine de denuncia de Robert Guediguian es un coñazo pobre y estéril que, como dice Sisa, está condenado a no perdurar.

Por cierto, jamás he votado en blanco y me cabrea especialmente la gente que nunca va a votar pero luego, por supuesto, se queja y critica de los políticos tanto o más que los demás. De hecho, como alguno de mis amigos lea esto, se puede cabrear porque se va a dar por aludido.

"y desentenderse del mundo, "que otros hicieron así" y no es responsabilidad nuestra, eh?"

no, la responsabilidad siempre es nuestra. ¿De quién si no? ¿de los aliens-nazis de Mark Millar en Ultimates, por ejemplo?

Anónimo dijo...

El problema de las ideologías es, como siempre que, al no haber dinero, sus autores se las hacen en dos tardes y claro, difícilmente se las va a tomar nadie en serio.

Y ahora, releamos: "El compromiso ha de ser vital desde la experiencia de tu vida y no desde proclamas ideológicas."..."Cuando digo que no me interesa el arte político de compromiso no quiero defender la banalidad y la insustancialidad"... "La ideología no es más que un estrechamiento por el que pasan criterio, corazón y sensibilidad," ..."El artista ha de tener una visión amplia, generosa y abierta del mundo y de la realidad. Eso no excluye que un artista tenga sus ideas,"

¿Qué tiene que ver esto con lo que comentas? El artista tiene que ser libre para crear. No lo veo tan complicado.

No sé para que pedimos que los historietistas pasen más horas pegados al tablero (uniendo varios mensajes Anonymous en una arriesgada pirueta) si luego vamos a leerles deprisa y de cualquier manera. Por cierto.

Anónimo dijo...

Pero todo eso lo dices, Pepo, porque Sisa es amigo tuyo...
;-D

Y yo coincido también con Sisa en la diferenciación que hace de las ideas y las ideologías que, efectivamente, son un corsé, un patrón de disciplina de partido, de afiliación y alineación, del "con nosotros o contra nosotros".

Claro que yo soy anarkoburgués y el mundo me parece una mierda sin remedio...
(aunque ni soy socio de ninguna ONG –insisto: "una mierda sin remedio"– ni tengo la conciencia tranquila –¿qué sería de un anarkoburgués sin el sentimiento de culpa?–...)

santibilbo dijo...

El arte no sólo intenta captar la realidad o intentar comprenderla,(que eso lo hace hasta un sociólogo);el arte,con dos cojones, se la inventa.Así toda expresión artística está cargada de ideología,pero también de sentimiento y arrebato,visiones,aproximaciones y miopías varias sobre el mundo y lo humano,pajas mentales,osadía formal e inefabilidad desarmante.Vamos, que no se puede juzgar el plato sólo por la pimienta.Tampoco hay que desdeñar el enorme papel de la ideología y de la política en la historia del arte,sólo que ocurre que por las costuras de lo político se escapó algo más que todavía,extrañamente nos habla a los vivos,sin necesidad de descodificador.Por lo demás yo soy liberal pequeñoburgués y bo tengo ni un pelin de mala conciencia por las hechuras del mundo.eso para Jeremías.
Feliz año a todos y joder,menudos debates jugosos habeis hecho durante las vacaciones,cabrones(diletantes ociosos,menos discursos sobre la narrativa y más barricadas...)

Pepo Pérez dijo...

A las barrikadas, a las barrikadas!

"El arte no sólo intenta captar la realidad o intentar comprenderla,(que eso lo hace hasta un sociólogo);el arte,con dos cojones, se la inventa"
tiene usted toda la razón.

Más cosas: que el arte sea político, que lo es siempre, porque incluso el arte que va de "apolítico" ya muestra con eso una actitud respecto al mundo, no quiere decir que un artista deba ser un ideológo o algo parecido a un político de partido de los que van a arreglar al mundo. La política institucional es absolutamente necesaria pero también es, una cosa no quita la otra, un tostón bastante importante. Y los artistas que asumen la "denuncia ideológica" y se creen una especie de seudo políticos de partido que van a convencer a su público de su ideología suelen caer también en él. En el tostón, digo. En cambio, se puede abordar un tema que te parece injusto no desde "la denuncia ideológica" sino desde una visión más amplia que ahora mismo no sé bien cómo denominar, pero para eso puse ejemplos antes: la maravillosa LOS ESPIGADORES Y LA ESPIGADORA de Varda frente a plastas tan tendenciosas como LADY BIRD, LADY BIRD de Ken Loach (menudo castigo si alguien me obligase a volver a verla). O la imperecedera MEDITERRÁNEO de Serrat, o BUSTAMANTE (el otro Bustamante, el de antes de OT) o Kiko Veneno (que me resulta a veces muy político sin ser "ideológico") frente a... bueno, seguro que se os ocurren unos cuantos ejemplos de cantautores muy comprometidos pero también con la fecha de caducidad pasada hace bastante tiempo. Y, en fin, que el "compromiso" en una obra artística no pasa obligatoriamente por cantar tus afiliaciones partidistas-sindicales-asociacionistas-peña de vecinos a los cuatro vientos, ni por defender a los "tuyos" frente a, qué se yo, la "derecha reaccionaria" que quiere acabar con el festival de cine subvencionado que organizo yo, y al que por supuesto invito todos los años a mis amigos o a gente que "son de los míos".

Anónimo dijo...

Bonito debate. Pero el arte es, debería ser, como el campo: no hay que ponerle puertas. Que si tiene que ser así o asá. Nanay. La ausencia de política no deja de ser una política. Toda actividad humana es política, por acción u omisión, y todo artista no deja de ser un humano con derecho a situarse personalmente donde quiera respecto a la realidad, con derecho a creer o descreer de lo que le venga en gana y con derecho a transmitirlo, abierta o crípticamente o como sea. Sentado lo cual, vayamos al punto crucial: ¿Por qué será que casi todas las obras artísticas que priman abusivamente lo ideológico sobre lo creativo son de una calidad "triste" y raramente resisten el paso del tiempo? Porqué ellas mismas, al anteponer el "dogma" a la libertad creativa, se cortan las alas y se ponen límites.
Sisa lo expresa de maravilla. Y ya que él menciona a Bob Dylan: ¿por qué sera que sus discos más flojos corresponden precisamente a su etapa de súbita conversión al cristianismo?
Reducir el pensamiento o la obra de Sisa al adjetivo "anarkoburgués" da risa de lo empobrecedor que resulta. ¿Alguien me da un ejemplo actual de gran artista "anarkobrero" o "anarkolumpen"?

santiarcas dijo...

Yo creo que el arte ni ha de ser político ni dejar de serlo, simplemente, porque tal y como yo lo entiendo, el arte en sí es otra cosa. La carga política que lleve es siempre un añadido que no tiene por qué quitar ni añadir valor artístico a la obra. Lo que ocurre es que muy a menudo, obras que artísticamente no son brillantes consiguen transmitir más o tener mayor repercusión (o mejor prensa, ya puestos), sólo por coincidir con la ideología política que en ese momento se imponga.
La carga política sería comparable al interés didáctico de una obra, a cómo de moda pueda estar el tema que trata o a lo guapo que es el protagonista de una película, algo que puede dar un "valor añadido", pero un valor extra-artístico.
Ejemplo: no digo que Persépolis sea un mal cómic (aunque a mí no me acabe de convencer), pero si no tratara de lo que trata ni estuviera hecho por una iraní y sólo nos tuviéramos que atener a su valor artístico ¿Habría tenido esa repercusión y esa consideración o habría pasado desapercibido entre toda la producción de "cómic independiente" de igual o mayor calidad artística?

Anónimo dijo...

Hay mucha obra artística politica y/o ideologica (estoy de acuerdo en que no tienen por que ser algo equiparable) que responde a un momento determinado. Es una reacción del artista frente a unos acontecimientos. Podemos poner el ejemplo de Carlos Giménez, alguien que ha realizado tebeos con una fuerte carga ideológica.
Su España Una, Grande, etc es uno de sus trabajos donde la ideología es más obvia (algunos guiones eran de Ivá si no recuerdo mal) y una de las que menos ha resistido el paso del tiempo, no porque sea un mal cómic, sino porque era una obra muy coyuntural, muy del momento político y ahora la vemos casi como un documento de la época. En aquel momento había que tener ese (valiente) posicionamiento y Giménez estuvo ahí (echandole mucho valor, a poco que nos acordemos de aquello que hizo la ultraderecha)
Otra obra de fuerte contenido político e ideológico podría ser "Hom", que a mi modo de ver continúa siendo un espléndido cómic con un discurso plenamente vigente.

Anónimo dijo...

¿Qué denuncia Senderos de Gloria? ¿la Guerra?¿la estupidez humana?...yo también soy un tipo ideológico, pues. :-)

Decía Henry James que nunca debe someterse a cuestión el tema elegido por un autor , que es en el cómo, en la forma, donde hay que entrar a juzgar un libro.

Creo que por ahí van los tiros. Obras especulares de la sociedad de hoy en día, con sus miserias y sus pequeños rincones iluminados naufragan entre aplausos y premios por el simple hecho de que son obras hechas con costuras que ya son viejas antes de estar siquiera en pantalla. Siempre hay excepciones, no vale lo mismo Todo Empieza Hoy o el Verdugo, que por ejemplo, Barrio. Y ahí, una vez más, entra el talento y la manera de contar las cosas, el estilo y la intención, la inteligencia en definitiva para vender la moto más allá de la moraleja y del sentimentalismo facilón. Es decir, obras de tesis y obras discursivas, por favor, no.

Anónimo dijo...

Hom es una obra que abusa del discurso, la propuesta está escasamente disfraza y la moraleja se repite incansablemente a lo largo del tebeo tanto con la letra como con el dibujo. ¿qué el mensaje puede tener una validez universal? puede ser, pero Hom queda mucho más cerca de España Una....que de obras más mejores de Giménez...y menos evidentes. Creo que tiene esa voluntad de trascender la época que la vio nacer, de ir más allá del papel de la historieta como instrumento de lucha coyuntural que se consume a la vez que lo hacen las circunstancias contra las que pretende luchar, pero naufraga en el cómo...

Pepo Pérez dijo...

"Es que para mí la ideología es una base de comportamiento, que va mucho más allá de las concepciones políticas o de a qué partido voto. (...)Una ideología que incluye desde la política hasta la religión pasando por las concepciones morales, gustos, etc. "

no es ése el concepto amplio de ideología que aquí se está manejando, como creo que se deduce de varios comentarios. Se maneja un concepto más estricto o "clásico" de ideología, si quieres llamarlo así.

"Es que preconcepciones de este estilo me parecen muy peligrosas, son ganas de establecer "libros de estilo" de lo que se puede hacer o no hacer en arte."

Y dale con el "peligro" (algo parecido dijo hace poco Santi Bilbo). ¿qué peligro tiene dar tu opinión al respecto? Nadie quiere establacer un libro de estilo, porque, en efecto, en arte no hay reglas. Pero una cosa es que NO haya reglas y otra bien distinta es que tú des tu opinión sobre qué "tipo" de arte te interesa más y qué arte te interesa menos. Yo desde luego estoy dando únicamente mi opinión de qué arte me interesa más y qué arte considero mejor, no establecer norma alguna sobre cómo la gente debe hacer sus cosas. Y por mucho que digamos esto o aquello, nadie le va a impedir a Ken Loach y similares seguir dando el tostón, por otra parte.
Además, tu postura "abierta y libre de prejuicios", que me parece muy bien, Álvaro, ya está en el fondo también acotando un concepto de lo que tú entiendes por arte y por obra artística. Porque yo, a diferencia tuya, no creo que una obra artística exprese en toda caso el ideario del autor, ni sus concepciones morales ni su religión ni nada de eso. Y sin embargo, tú siempre crees que el autor está "mostrándose" en su obra, algo que precondiciona también tu juicio de la obra artística. En algunos casos sí se muestra el ideario personal, explícita o implícitamente, es evidente, pero en otros muchos, muchísimos, no sucede, y no tenemos ni puñetera idea de qué piensa su autor ni cuál es su ideario (ideología, en tu concepto amplio), sencillamente porque a él no le interesa hablar de eso ni mostrarlo; le interesa provocar otras cosas. ¿Qué ideario personal sabemos de Rothko a través de sus cuadros? Sólo me voy a enterar si decido indagar y leer sobre su vida, etc., pero no por sus cuadros, más allá de poder ver su opción estética, etc. ¿Y qué ideario personal nos muestra Warhol en sus obras, algo que en su día fue discutidísimo (¿se reía, criticaba o bien celebraba el objeto de sus obras?) ¿Qué ideario personal expresa la obra de Duchamp, si no sabes nada de su biografía ni de sus declaraciones (pocas por cierto, porque a él PRECISAMENTE no le gustaba explicar su obra ni su pensamiento, era de los artistas "herméticos"). Ya, ya sé que es más fácil plantear esto con obras plásticas, pero vamos con ejemplos de ficción. ¿Qué ideario propio y personal nos muestra Truman Capote en su archiconocida A SANGRE FRÍA? Por esa novela no tengo ni puta idea de su concepción personal del mundo, ni sus preferencias políticas, religiosas, sexuales, etc. Pero ni idea, vaya. ¿Y cuál es el ideario personal de David LEan, a juzgar por Lawrence de Arabia? Ni puñetera idea. ¿Y el ideario personal que muestra Tarkovsky en Solaris, cuál es? ¿qué sé yo de lo que pensaba Tarkovsky a través de esa película? Puedo intentar interpretar la película, pero... ¿la ideología de Tarkovsky?

"¿esas pistas son inocuas?¿son absolutamente nutrales? ¿No estarán basadas en la ideología del autor, que antes ha hecho un análisis de sus objetivos?"

por supuesto que ni son inocuas ni son neutrales, son subjetivas, como toda creación humana y artística. Pero una cosa es eso y otra bien distinta es que el espectador, 1), se dé cuenta de esas pistas, y 2), pueda adivinar por ellas qué ideología personal hay tras esa selección parcial de objetivos del autor.

" En aquel momento había que tener ese (valiente) posicionamiento y Giménez estuvo ahí (echandole mucho valor, a poco que nos acordemos de aquello que hizo la ultraderecha)"

Cosa totalmente comprensible y valorable, dada la época y las circunstancias.

" no digo que Persépolis sea un mal cómic (aunque a mí no me acabe de convencer), pero si no tratara de lo que trata ni estuviera hecho por una iraní y sólo nos tuviéramos que atener a su valor artístico ¿Habría tenido esa repercusión y esa consideración o habría pasado desapercibido entre toda la producción de "cómic independiente" de igual o mayor calidad artística?"

por supuesto, pero es que sin todo eso no sería Persépolis, no sería lo que es, lo que ha interesado a la gente.

"Es decir, obras de tesis y obras discursivas, por favor, no."

yo también lo digo y repito, esperando que no sea peligroso: obras de tesis y discursivas no, por favor. Soy mayorcito y ha pasé mi "educación en valores" hace bastantes años.

santiarcas dijo...

"por supuesto, pero es que sin todo eso no sería Persépolis, no sería lo que es, lo que ha interesado a la gente".
Está claro que no sería Persépolis, sobra decirlo, pero creo que sirve como ejemplo de algo que es un valor extra-artístico y que sin embargo le ha dado gran relevancia (es más, creo que el mismo cómic firmado por un autor francés no la habría tenido).
A la gente nos interesan muchas cosas, lo artístico, lo testimonial, lo que está de moda, lo que nos recuerda a nuestra infancia... Que a mí me interese ver Bowling for Columbine no quiere decir que me interese su valor artístico. Bueno, si seguro que en realidad estamos de acuerdo...

Pepo Pérez dijo...

pongamos un ejemplo,una película de tan escaso interés como Los Lunes al sol. El tema a tratar es loable y a priori debería tener interés, el problema es cómo lo trata luego: la dura reconversión laboral que se plantea a veces en determinados trabajadores de mediana edad, en este caso los de unos astilleros (ya empezamos con los tópicos). Entonces, si tú decides abordar este tema con una "visión amplia" -la que reclama Sisa- y no a través de dogmas ideológicos ya preestablecidos (y a veces tomados directamente del ideario sindical más tópico) no haces lo que hizo Fernando León, que fue, a saber: 1) amañar toda la historia para presentarnos como héroes sólo a los que "plantaron cara" a la empresa para seguir "manteniendo su puesto de trabajo" (ideario clásico sindical que León adopta de principio a fin en la película, probablemente sin cuestionárselo conscientemente en ningún momento), y en cambio como personajes antipáticos o antihéroes a los que optaron no por conservar un empleo de mierda (que es lo que era, básicamente), sino a inventarse su propio modo de vida. ¿Por qué el personaje más antipático con diferencia de la película es el que tomó el dinero del expediente de empleo y decidió montar su propio negocio, un bar? ¿eh, Fernando León, eh? Explícamelo.
2) caer en el discurso TÍPICO y TÓPICO que, en el fondo, demuestra una visión burguesa-condescendiente según la cual la denuncia de la película es la siguiente (como siempre me dice Juanjo con mucha gracia: "pobres pobres". Ay, qué pobrecitos son, que no pueden dejar de ser lo que son. ¿Por qué León de Aranoa, dado que está haciendo ficción, en lugar de presentarnos a TODOS los personajes buenos como pobres diablos condenados al paro o al suicidio, nos muestra a uno, al menos uno, digo yo, que sea capaz de aprovechar la oportunidad de dejar su empleo de mierda y convertirse en, por ejemplo, es un decir, ¿eh?, un artista como es el propio León de Aranoa? Dibujante, escritor, guonista; en fin, amplias posibilidades (tengo un conocido que fue hasta los 31 años repartidor de pollos en furgoneta, a partir de entonces decidió cambiar de vida, se licenció en Económicas estudiando por las tardes y poco después de licenciarse encontró trabajo de creativo publicitario; cosa que es desde entonces hasta el presente; trabaja en una pequeña agencia de publicidad donde todos los creativos son socios). Ya puestos a "educar" al público, coño, León de Aranoa, edúcales mostrando alternativas positivas. Pues no, Aranoa no hace nada de esto porque sujeta su creación desde el principio al dogma ideológico. Y le sale lo que le sale.

santibilbo dijo...

Suscribo hasta las comas

Anónimo dijo...

Es que las obras “con mensaje” son autocomplacientes… hasta la nausea! una obra muy experimental y perversa sobre la ideología del artista son las “Cinco condiciones” de Von Trier/ Leth. La peli está codirigida por estos dos directores y desemboca en una contienda personal y artística, aunque el perrete de Trier se lleva el gato al agua al plantear la estructura del experimento: tramposo pero lúcido a la vez, muy recomendable.

Pepo Pérez dijo...

y ya por sembrar la duda sobre algo más importante que es criticar a Aranoa:

" ¿No estarán basadas en la ideología del autor, que antes ha hecho un análisis de sus objetivos? "

Pues no siempre, álvaro. Esto es lo que te decía antes. Que en tu concepción "amplia y libre de prejuicios" del arte también existen prejuicios. Tu concepción artística cree que el autor siempre analiza sus objetivos a la hora de crear o tiene clara su meta, etc., y esto NO es cierto en muchísimos casos. Es cierto desde luego en buena parte de las obras de "denuncia ideológica" o de tesis, donde el autor tiene claro el "tema" del que quiere hablar, así como el "mensaje" que quiere lanzar, y a partir de ahí articula toda su creación para "demostrar" al espectador su mensaje ideológico o su tesis. Pero muchísimos autores no crean de este modo, pero vaya, en absoluto. Cuando empiezan, no saben a dónde van a llegar, ni siquiera si hay alguna "meta" que alcanzar ni "mensaje" alguno que transmitir. Blain, lo cuenta en una de sus pocas entrevistas, improvisa en gran medida sus historias de Isaac el Pirata. Y no hace falta leer ninguna entrevista a Sfar para adivinar que improvisa todo.

Sisa habla de su "perplejidad". ME encanta el término, pues tiene que ver con lo que hablo. Muchos artistas parten de esa "perplejidad" ante el mundo o ante determinados temas o circunstancias, y su creación no tiene tanto que ver con llegar a meta o conclusión alguna, ni siquiera a cuestionar concepciones del mundo previas, sino con la "búsqueda" en sí misma, por el camino recorrido en su creación.

(Todo empieza hoy, qué gran película. TAvernier sí que sabe. Capitán Conan, etc.)

Anónimo dijo...

Vaya por delante que estoy de acuerdo contigo en que la película de León de Aranoa es tramposa y tendenciosa. Su discurso ideologico no lo voy a criticar porque todos tenemos uno (como los culos, perdón por el tópico). Pero si la forma torpona de presentarlo.

Milito desde hace muchos años en el anarcosindicalismo y yo también me tiro de los pelos sobre porque hemos de

padecer esta visión cinematográfica simplona y cuasi-infantil del mundo laboral (del mundo real, vamos) por parte de muchos directores... En el caso de Loach, no se si sus pelis son tostones por la torpe y banal presentación de su discurso ideologico o porque, simplemente, el hombre no da para más como cineasta... Un poco de las dos cosas, tal vez.


"...para presentarnos como héroes sólo a los que "plantaron cara" a la empresa para seguir "manteniendo su puesto de trabajo" (ideario clásico sindical..."

Es ese "romanticismo sindical" que se gestó en los años 20 y 30, eso que tanto nos fascinaba de las luchas sindicales de nuestros padres durante el franquismo o la transición. E incluso hasta hace poco más de 20 años se conseguian cosas si plantabas cara. Hoy en día eso se ha acabado. El ideario actual de los sindicatos mayoritarios es un acatamiento total de las tesis neoliberales (o sea, joder al trabajador, y perdón por la expresión) y se negocian salidas... bueno, rendiciones vergonzosas y aberrantes (e incluso ilegales). Pero queda esa estética y ese "romanticismo sindical", reducido a una pose. (Ese personaje de Bardem con esa barba tan, tan... no se. Madre mia, solo le faltaba la chaqueta de pana ¿o si tenía?) Es como cuando, hasta hace bien poco, los lideres sindicales tenían que ir a la Moncloa sin corbata. Pura pose.

"¿Por qué el personaje más antipático con diferencia de la película es el que tomó el dinero del expediente de empleo y decidió montar su propio negocio, un bar?"

El director lo presenta como tal, sin apenas matices. Más que un personaje, es una excusa argumental que le sirve de contrapunto para reforzar sus tesis. En la "vida real" y ante una situación delicada, las personas pueden actuar de muchas maneras. La empresa y el sindicato mayoritario (que van cogidos de la mano en esto) practicamente crean este tipo de situaciones sin opciones posibles (o aceptas el dinero que te corresponde o una lucha incierta y a veces ilegal sin apoyos de nadie). Y en realidad, dadas las circustancias actuales de casi nula cohesión de los trabajadores (de nuevo gracias a los sindicatos mayoritarios), es una salida más o menos apañada a una situación desastrosa. En muchos casos la única. Bajo mi punto de vista, y coincido contigo, no hay nada indigno en coger el dinero e intentar empezar de nuevo (y mucho menos si estas en la edad fatídica -más de 45 años-). Yo sería el último en satanizar a un trabajador que decide actuar así (espero que algunos compañeros no me lean, ja, ja). Eso si, los que deciden luchar hasta el final, y si el personaje es un amigo de siempre (como el de la película), no lo van a ver con muy buenos ojos.

Coincido contigo en que no vale la pena luchar por un empleo de mierda, si éste es realmente así. Aunque no parece que sea el caso de los personajes de la película, (al menos el de Bardem, si no recuedro mal) que eran soldadores en un astillero (hasta en esto es tópico Aranoa). Conozco a varios y es un trabajo digno que requiere mucho oficio y, por cierto, esta muy bien remunerado, algo muy alejado de lo que podría ser un empleo de mierda.
Lo curioso del caso es que a un metalista o a un soldador (si es oficial de 1ª) de treintaytantos años no le va a faltar el trabajo (en según que zonas). Pero no, el personaje de Bardem se enroca en su derrota. Vale, ha pedido una batalla ¿Y qué?. No se mueve. No hace nada y encima se permite el lujo de sermonear a los que si han intentado moverse (como el tío del bar). Me resulta particularmente patético que un personaje de estas características sea el altavoz de las tesis que Aranoa nos intenta presentar. Casi podríamos decir que trás su fachada de luchador hay un cobarde miserable ante la vida.

Pepo Pérez dijo...

" Conozco a varios y es un trabajo digno que requiere mucho oficio y, por cierto, esta muy bien remunerado, algo muy alejado de lo que podría ser un empleo de mierda."

perdón ahí, porque ni recordaba el empleo ni lo conozco. Sólo he pensado en barcos que nadie quiere, y automáticamente he dicho "empleo de mierda". De todos modos, incluso eso estaba "prejustificado" en la película, pues en realidad había una operación especulativa tras la compra de los astilleros. Puestos a abordar problemas espinosos, Aranoa podría haber planteado la situación en unos astilleros deficitarios sin demanda suficiente, y que durante mucho tiempo estuvieron subvencionados por el Estado.
(Y hablando de trabajadores de astilleros, qué casualidad que Combates cotidianos los saque también... ¿no hay otros empleos o trabajadores dignos que sacar, ya puestos? Si es que este tipo de artistas en el fondo son de un tópico...)

"Me resulta particularmente patético que un personaje de estas características sea el altavoz de las tesis que Aranoa nos intenta presentar. Casi podríamos decir que trás su fachada de luchador hay un cobarde miserable ante la vida."

desde luego. El problema de base siguen siendo las tesis previas de Aranoa, y por eso le sale el bodriete que incluye a ese personaje entre picaresco e íntegro pero, a la postre, héroe entrañable y dignísimo portador de los valores obreros frente al capitalismo despiadado. Porque como se trataba de demostrar de antemano eso mismo, lo demás no cuenta. Ni siquiera los espectadores, que somos tontos e incapaces de deducir las "respuestas correctas" por nosotros mismos si nos sacan a unos trabajadores menos ejemplares o menos dignos de lástima que éstos de su invención.

Anónimo dijo...

"Porque como se trataba de demostrar de antemano eso mismo, lo demás no cuenta."

Eso es. Los personajes de Aranoa no llegan nunca a ser ni a eso, personajes. Son simples fichas en blanco y negro (sin matices) que el director dispone en su tablero y todo en la historia funciona en pos de demostrar sus tesis.
El personaje de Bardem es particularmente odioso: cuando toca soltar su proclama de derrotado pero digno luchador de clase, hala, a sermonear a sus ex-compañeros. Y como bien dices, el personaje (?) del dueño del bar nos es presentado como una especie de Judas que ha traicionado a sus compañeros. Esto es una manipulación intolerable. Es adaptar la realidad y moldearla para que se ajuste a lo que intenta colarnos el director. En el "mundo real" nos encontramos con tropocientos y cientos de casos de trabajadores cuyas circustancias personales les obligan a tomar muchas decisiones difíciles (algunas incluso en contra de su ideologia) pero lo que hay es lo que hay. La forma de juzgar a este personaje por parte de Aranoa me revienta por lo injusto.

Anónimo dijo...

"Y hablando de trabajadores de astilleros, qué casualidad que Combates cotidianos los saque también... ¿no hay otros empleos o trabajadores dignos que sacar, ya puestos? Si es que este tipo de artistas en el fondo son de un tópico..."

Puede ser que tengas razón. Sin embargo, aunque en "Los combates cotidianos" hay muchasas cosas que no me terminan de convencer, es una obra mucho más elaborada que "Los lunes al sol" (algo no muy difícil, por otra parte). Me refiero a que el uso que hace de la situación de los astilleros marselleses, si bien es cierto que puede rayar lo tópico, es más amplia de miras que la de Aranoa. En el caso de Lacernet, intenta mostrar (con mayor o menor fortuna) como la reconversión naval francesa ha machacado a amplias capas de población y además como muchos de estos trabajadores, desencantados con el discurso de una izquierda que les ha traicionado, han acabado votando a Le Pen. Y aunque el cómic de Lacernet pueda gustar más o menos, no juzga (al menos no me lo parce a mi) al trabajador que ha votado al Frente Nacional, sólo lo muestra. En cambio, Aranoa si juzga (y de forma bastante injusta) al trabajador que ha decidido no luchar, cobrar el despido y montar un bar.

Pepo Pérez dijo...

"no juzga (al menos no me lo parce a mi) al trabajador que ha votado al Frente Nacional, sólo lo muestra"

sí,tienes razón.

Anónimo dijo...

Pepo,obviando el debate de" los lunes..."(de las cosas que no me interesan paso.) creo que Álvaro tiene razón en éste debate.El arte es vida,y a ella le afectan todos,absolutamente todos los factores;externos(ideología,política...todo lo que se te pueda ocurrir) como internos,es totalmente permeable.Todo arte es político,toda decisión lo es.No se trata de que la obra hable directamente de un posicionamiento u otro,por supuesto que rothko es político,no importa que nadie vea ningún tipo de pista,no se trata de eso,sería muy reduccionista...El artista como cualquier persona tiene un equipaje que no es de serie,lo vamos acumulando, y está presente en todas las decisiones que tomamos conscientes o no.

Pepo Pérez dijo...

".Todo arte es político,toda decisión lo es."

Te copio del comentario seis, mío:

"Más cosas: que el arte sea político, que lo es siempre, porque incluso el arte que va de "apolítico" ya muestra con eso una actitud respecto al mundo, no quiere decir que un artista deba ser un ideológo o algo parecido a un político de partido de los que van a arreglar al mundo"

Una cosa es lo político en sentido amplio, y ahí estamos de acuerdo (el hombre es un animal político,etc.), y otra distinta la ideología (al menos, la ideología en el sentido "estricto" o más convencional en que se está manejando aquí, o eso me ha parecido a mí).
Por lo demás, no estamos tan alejados en las posturas, sólo que Álvaro maneja un concepto de ideología más amplio (ideario del autor, concepciones morales, base de comportamiento, todo eso es política en sentido amplio, claro) que no es el que a mí me parecía se estaba manejando aquí. No digo que sea un "mal" concepto ni un concepto "incorrecto" (de ideología hay tantos conceptos como autores han querido darlo), me parece muy bien, sólo digo que para debatir sobre algo hay que intentar manejar las mismas coordenadas semánticas, si no empezamos a ver desacuerdos donde no los hay. Por ejemplo, tú mismo: si yo estoy de acuerdo contigo . Claro que el arte es político, siempre. Pero eso no tiene que implicar lo otro, la tesis previa que obedece a un "dogma ideológico" o la una "denuncia ideológica".

Pepo Pérez dijo...

bueno, creo que me he explicado fatal. Resumo: yo estoy hablando de ideologías políticas en un sentido convencional(más o menos identificables con doctrinas reconocibles, con tradición a sus espaldas, o incluso con siglas de algún tipo) , que responden a visiones muy concretas y hasta cierto punto cerradas del mundo. Y no estaba hablando de lo político en sentido amplio.

Anónimo dijo...

¡Ay, la política!

"No servís ni para ilustrar historietas"

http://www.elpais.com/articulo/ultima/G/H/etarra/elpepuopi/20070111elpepiult_2/Tes

Pepo Pérez dijo...

lo he leído, lo he leído! también me he fijado esta mañana!!

Anónimo dijo...

A los gilipollas y a las hienas, al final, les pide perdón. A vosotros ni eso, XD

Anónimo dijo...

"Es que para mí la ideología es una base de comportamiento, que va mucho más allá de las concepciones políticas o de a qué partido voto. (...)Una ideología que incluye desde la política hasta la religión pasando por las concepciones morales, gustos, etc. "

Er, estoy con JCP en casi todo y aún diría una cosa: creo que en la mayor parte de las obras de arte "conscientemente políticas", interesantes o no, se cuelan muchas más cosas de las que el artista cree estar vehiculando, que el subconsciente traiciona hasta al ideólogo más cerrado (o a este más).

He colocado arriba el entrecomillado de Álvaro por otra cosa. Yo creo que sirve como definición no tanto del concepto de "ideología" como del de "personalidad"... pero salvando esto,que tampoco es el tema, es que creo que es una pobre definición de lo humano y por eso no funciona como descripción de lo que una obra de arte puede llegar a ofrecer o a significar. Bajo mi punto de vista, pensando en la cosa social, el arte o los productos artísticos son creados dentro de toda la serie de condicionantes de los que habla Álvaro, pero ADEMAS son usados o interpretados más tarde, fuera del control de los artistas y llegan más allá de lo que el autor es estrictamente (de su personalidad o de su ideología, como lo queramos llamar).