sábado, enero 27, 2007

CADA DÍA SOMOS MÁS

Los que vemos numerosas pegas a COMBATES COTIDIANOS, de Manu Larcenet. En este caso se trata de Nicolas Labarre, al que le gustaba mucho el Larcenet humorista de FLUIDE GLACIAL e incluso los dos primeros álbumes de COMBATES, a pesar de algunas reservas: el uso de silencios no siempre funciona bien para dar un ritmo apropiado, demasiadas crisis de la edad adulta comprimidas en tan poco espacio de tiempo, el que da la sensación que transcurre en toda la serie según el reseñista---> Marco tiene diversas crisis de ansiedad y no puede dedicarse a su profesión, la fotografía; Marco se muda al campo con su gato para cambiar de vida, Marco se reconstruye, Marco se embarca en una relación sentimental seria dejando atrás el sueño de libertad adolescente, Marco descubre que trabajadores/viejos amigos de la infancia votan a la extrema derecha, Marco descubre que su padre está enfermo, Marco descubre que el pasado de su padre puede ocultar un oscuro secreto (complicidad en torturas durante la guerra de Argelia), Marco se tiene que enfrentar a la muerte de su padre, etc. ¿Demasiado ambicioso?

"This may sound like an awfully ambitious program for roughly 200 pages of comics, dense as those may be. Indeed, while the accumulation itself is not really problematic, there are issues with the timing : everything in the series happens over a fairly short span of time, or at least it seems so to the reader. How improbable is it that Marco should have to face all the major crises of adulthood at the same time?"

¿Cuán improbable es que Marco tenga que afrontar todas las grandes crisis de la edad adulta al mismo tiempo? Yo también me lo pregunto.

Sin embargo, Labarre no es tan indulgente con el tercer álbum, que le ha decepcionado y le parece muy inferior a los dos primeros -y no sólo porque le parece forzado-, tanto que se da cuenta de que su "acritud hacia la serie" puede atribuirla al tercer volumen:

"The third and yet untranslated volume, Ce qui est précieux, has been a disappointment to me, though, for a number of reasons : not only does it feel somewhat forced, but it also introduces a very distinct visual break. The characters become more realistic, less cartoony, and while this has been praised by some French reviewers, I feel it weakens the dynamic of the book. It is not a terrible book, but still vastly inferior to the previous two. While I was writing this piece, I realised that most of my bitterness towards the series can be attributed to that third volume."

Labarre concluye que las pausas narrativas, después de 64 páginas, parecen forzadas e innecesarias en un álbum estándar de esta clase, que encaja claramente en el mainstream. "En el tercer volumen, especialmente, tienes a veces la sensación de que algunas de las viñetas mudas se han añadido sólo para que el álbum pueda alcanzar la crítica página 64". No lo digo yo, lo dice Labarre.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Joder, Pepo. Ya te estás poniendo muy pesaíto con lo de los Combates... Que a tí no te gustan pues vale, que tampoco te gustan los Ultimates también vale... Y que te flipa el Sin City, pues que quieres que te diga... A mi me parece repetitivo y pesado desde el segundo album, y no estoy todos los días dando el coñazo.
Pesao, que eres un pesao.

Pepo Pérez dijo...

"Y que te flipa el Sin City, pues que quieres que te diga... "

a mí no me flipa el Sin City.

"Pesao, que eres un pesao."

¡PESAO, QUE SOY MUY PESAO!

Anónimo dijo...

Jejje. No me parece mal que critiques el Combates más que nada porque hay que hacer un poco de "contramárqueting". Cuando me leí el primero con la pegatina "Premio Mejor Álbum de Angouleme" pensé: "Qué mal está Angouleme"

Lo de los silencios es lo que me puede. Porque puedes hacer un álbum "silencioso" como los que hace Seth, pero no meter dos viñetas de silencio a cada frase.

Y eso que aún no me he leído el tercero aún no me lo he leído.

Anónimo dijo...

Pero tíos, es que Larcenet es francés, lo llevan en la sangre!!! Tienen una predisposición natural a hacer hablar a sus personajes como si estuvieran dando un discurso, y después concedernos un minuto de silencio para que meditemos sus palabras.

No he leído todavía "Los Combates 3", pero a tenor de lo que comentáis, he sentido algo parecido al leer "La vida como viene" de Trondheim, que me ha parecido muy pretencioso (en el mal sentido). Pretencioso porque pretende ser naturalista y es puro artificio. Y por ahí ha gustado mucho. Y sin embargo, la historia que viene a continuación, "El acelerador atómico", me ha parecido una maravilla, de lo mejor que he leído de Trondheim. La forma y el fondo casan a la perfección, es frenético, es divertido, es inteligente y a la vez para todos los públicos... y además se nota que Trondheim se lo ha pasado bomba escribéndolo.

Anónimo dijo...

Oiga, Berni: ¿esa edición de Lapinot tiene algún defecto o algo? Lo digo porque la semana pasada lo estuve buscando por varias librerías y en ninguna de ellas queda un mal ejemplar -y sí bastantes del número anterior-. Me resulta tan extraño que un tebeo se agote... (y más éste, que se supone que dejaron de publicarlo un tiempo por falta de ventas).

Por lo demás, de acuerdo. Del anterior 'Así va' me pareció una pequeña gozada y 'El color de infierno' un pequeño extravío por parecidas razones. Me gusta esa serie.

(Los combates... cuando se lo pillen en la biblioteca, supongo, le echaré el ojo. Leí la semana pasada 'La guerra de Alan'. Relativa decepción. Si el dibujo tiene algún sentido en una narración así, es para ampliar lo que ya dice el texto, no para ilustrarlo -el dibujo, muy bonito, una cosa no quita a la otra; parece un cruce entre Raúl y El Roto-.)

Un saludo.

Pepo Pérez dijo...

es curioso, porque a mí el dibujo de ALAN me parece que no se limita a ilustrar el texto, y suele funcionar más bien por contraste respecto al texto o, en otros casos, por eliminación de elementos: ausencia de fondos, personajes con rostros en sombras, personajes que desaparecen "borrados" por la memoria (un soldado al que el protagonista nunca más vio),, etc.
A mí es que ese tebeo me parece muy grande, la verdad. Y ahí ya se ven las búsquedas de Guibert sobre un modo específico de representar cosas que han pasado realmente, de provocar con la narración, texto+dibujos, la sensación en el lector de "huella" del pasado, de registro de lo que sucedió en el mundo real. Algo que persigue también, evidentemente, en EL FOTÓGRAFO.

Pepo Pérez dijo...

Javi, ¿de verdad que en páginas como éstas el dibujo te parece simple ilustración del texto?

Anónimo dijo...

Mañana te contesto, Pepo, que hoy me parece que no voy a tener tiempo. Eso sí: el dibujo no es que me parezca redundante -bueno, a veces sí-, es... otra cosa.

Un saludo.

Anónimo dijo...

javi, no he detectado ningún error en mi ejemplar de Lapinot, y tampoco he visto ningún comentario en la red al respecto.
Y en general es una serie que me parece muy irregular. No sé que me pasa con Trondheim, uno ve por acá y por allá destellos de genialidad, el dibujo es una delicia, pero no veo que acabe de cuajar del todo en casi ningún álbum, parece que siempre va con prisas... Tal vez cuando más me gusta es cuando opta por el humor loco, como en La Mazmorra o en esa última historia de Lapinot. Todavía espero que algún día nos dé su gran tebeo.

Anónimo dijo...

Entonces, ya repondrán -¡eso es una buena noticia!-. A mi me gustó mucho Inefables, ese humor loco, sí.

Sobre La guerra de Alan, atención rollazo y desordenado:

Me parece que entre el texto y el dibujo en general la relación es demasiado 'directa', como si el dibujo fuese una línea de texto a continuación del párrafo, bajo otra forma. Eso no quiere decir que, salvo en ocasiones, el dibujo este siendo redundante, es... como si debiese haber una cierta elipsis entre texto y dibujo que no se da -esto, por cierto y de paso, me parece el verdadero punto fuerte de Sfar-.

Y por ahí, en ese sentido, la cuadrícula me parece demasiado rígida, todo está en exceso encajado, demasiada perfección formal y equilibrio. Cuando uno lee en ese lenguaje, tan cercano al manual de instrucciones... es como si se esperase más desarrollo en algunas acciones (la limpieza de las armas, el organigrama del ejército, por ejemplo). Y eso, lo digo reconociendo las virtudes que expones en tu texto, Pepo: ese poner una vez sólo el fondo, la sintesis en el detalle de los objetos, etc... De alguna manera, esta sensación se produce porque uno 've' lo que tiene de elaboración por parte del dibujante, o sea, tanques, ropa, escenarios... todo eso, en un relato recordado, debería estar desdibujado, informe -son recuerdos de hace 50 años, contados, y encima dibujados por otro: muchos filtros de subjetividad-. Entonces, ahí me parece que el dibujante, ya que pone de su parte, objetivizando, pues, tal vez, debería ir a más, complementar más aún visualmente la información -sí lo hace para contar como se lanzan las bombas anti-carro y como se maneja el tanque-.

A veces también se produce una sensación de exposición en cuadros -no diré fotonovela- que chirría, y los momentos en que los personajes descontrolan no funcionan -cuando el amigo quiere desertar, la escena del marinero borracho-; sin embargo, esta 'paradinha' narrativa sí va bien en las escenas de emociones controladas o soterradas -la despedida de la familia, las escenas de patrulla, el cruce con los rusos-.
Es curioso que con la depuración de rasgos, a lo tintín, en lugar de producirse la identificación con el personaje que cabría esperar según el manual de McCloud, se queda la cosa en una tierra de nadie, en que no uno termina de darle 'carne', de conferirles una personalidad, ni están tan desdibujados como para sugerir la masa anónima de los soldados desconocidos; tal vez esto se puede deber a que muy raramente hay diálogo en las viñetas -dentro me refiero, no de viñeta a viñeta-, la exposición en cuadros que decía.

Y que el relato es, en definitiva, una historia más de un soldado en la guerra. O lo elevas por el lado de la emotividad, o por el de la información, o te limitas a contar una historia y ya, pero entonces, suéltate el pelo.

(¡Voy a parecer el Risto Mejide de los tebeos! Y eso que, después de todo, no está mal; mucho mejor aprovechadas sus virtudes que en La hija del profesor o que en El capitan escarlata -lo tenía que haber dibujado el propio David B, era perfecto-.)

Un saludo.

Pepo Pérez dijo...

buah, menudo análisis! gracias, gracias.

mi opinión:

1) no creo que Guibert busque la emotividad. Precisamente, su voz, que la tiene y es francamente personal, pasa por una suerte de "neutralidad narrativa" que intenta mantenerse al margen al máximo, y dejar por tanto el mayor espacio posible al lector para que sea éste el que interprete -en todos los sentidos, también emotivamente- lo narrado.

2) su estilo de dibujo me parece que forma parte de su peculiar e intransferible voz narrativa. En ALAN aporta, con las texturas aguadas, precisamente ese aire brumoso de recuerdos lejanos (me encanta, por cierto, la escena del intento de deserción; en particular el final). En EL FOTÓGRAFO, en cambio, el acabado del dibujo es más crudo y áspero, para que haya más contraste con las fotografías. Pero siempre existe esa intención "documental" en la caligrafía de su dibujo que, a mi juicio, es la base gráfica de su voz como autor. El otro pilar es qué anécdotas selecciona para contar, el tempo con el que las cuenta y los textos exactos que elige para contarlas.

Anónimo dijo...

De la deserción, el final, también. Creo que usa muy bien, y no sólo aquí, el paisaje, el entorno. Una emotividad indirecta. Pero, por contra, cuando el amigo le grita, cuando la apelación busca ser directa -y ahí la busca: casi primer plano y mirada al espectador-, no parece creible. En el segundo volumen ya no lo intenta, y por ejemplo la escena con la mujer de la mansión ya está toda ella narrada en 'distancia'. Y funciona mucho mejor.

A ver si puedo leer El fotógrafo. Un saludo. :)