sábado, enero 20, 2007

LA POSGUERRA QUE NO SE HA CONTADO

Ahora estoy escribiendo una cosa que me encanta y a lo mejor sólo me encanta a mí. Intento hacer un retrato de lo que era yo y de lo que era la sociedad burguesa catalana de los años cuarenta y cincuenta. Empieza con la entrada de los nacionales en Barcelona y no sé si terminará cuando entré en la universidad. Me parece que se ha escrito muchísimo sobre la Guerra Civil, sobre los que la perdieron, pero no sobre los que la ganaron, y sobre lo que era la infancia de una niña bien en Barcelona se ha hablado menos. Pasaban cosas muy fuertes. Yo jamás hice cola para un pasaporte, porque siempre me lo daba la policía. Llegaron a venir a hacernos el carnet de identidad al comedor de mi casa, sin tener que bajar a la comisaría. Se podía despedir a una criada sólo porque llevara una ropa que no correspondía a su clase aunque tuviera dinero para comprársela, o porque cantaba cuando trabajaba. Eran cosas muy fuertes. Yo he visto a un médico coger un plato y tirárselo por encima a la doncella que estaba sirviendo la mesa porque había untado el tomate por los dos lados del pan tal y como le había dicho el niño. Los privilegios eran totales. No recuerdo lo que llamaban racionamiento, el pan negro... Había diferencias totales.

¿Y de dónde le viene esa conciencia social?, porque usted formaba parte de esa burguesía.

Ha sido una reacción muy rara, pero siempre lo tuve muy claro. También te pasaban cosas divertidas. Teníamos dos personas trabajando en mi casa, y como mi madre era muy franquista, no decían nada, pero iban las dos por la carretera dando saltos y diciendo, "somos comunistas", y todos los días nos daban ensaladilla rusa. Yo las oía en la cocina decir, "para que se enteren". En mi familia estaban los Tusquets y los Guillén. Los Tusquets eran encopetados, por parte de madre, parientes de los Milá y de muy buena familia. Por lado del padre éramos banqueros judíos, y el hijo Juan, el sacerdote, estaba en el complot de los militares para el alzamiento. Franco le consultaba qué había que hacer en muchas cosas. Por otro lado, la familia de mi madre era completamente diferente: su padre era masón y el hermano de mi madre era nazi, pero nazi de ir por los bares cantando himnos con una corbata del color de la bandera alemana, y tenía en su casa un museo nazi. Las dos familias eran de la burguesía catalana, pero eran muy diferentes. Las mujeres eran fortísimas, para empezar. Vivían un millón de años. A mi abuela, cuando celebró su 90 cumpleaños, le hicieron una gran fiesta, y todos dijimos: "¡Qué bien ha funcionado todo, lo tenemos que repetir todos los años!". Ella dijo: "No, todos los años no, que es muy caro, cada cinco años". Tenía 90. Así era mi abuela. En toda la guerra salió a la calle con sus medallas de oro, y durante toda la guerra se morían de hambre en Pedralbes, pero las criadas servían la mesa, y luego comían en la cocina. ¿Sabe lo que eran las entradas en el Liceo? Señoras despampanantes con joyas, y en la calle, la gente mirándonos con admiración: entrabas como en los Oscar.



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Esther Tusquets, entrevistada hoy en el suplemento Babelia. Las páginas son de Gallardo, contando en viñetas las memorias de su padre sobre la posguerra española, en el libro UN LARGO SILENCIO (Edicions de Ponent)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"Los privilegios eran totales. No recuerdo lo que llamaban racionamiento, el pan negro... Había diferencias totales."

¿Eran? ¿Había? ¿Por qué habla en pasado?
Mi familia también tuvo que tragarse un montón de injusticias y barbaridades de esta gente (al igual que cientos de familias más).
Y muchos siguen ahí, con todo lo que consiguieron amparados en el régimen franquista.
Por cierto, esa página de Gallardo es sensacional.

Pepo Pérez dijo...

Nadie tampoco es responsable de dónde nace, aunque sí de lo que luego hace con su vida y a los demás. Esther, al menos, lo cuenta con sinceridad. Ella ya se daba cuenta de pequeña de qué pasaba: "siempre lo tuve claro". Y ése no parece que sea el caso de la señora que renegó, en la página de Gallardo, del padre de éste cuando fue a que le devolvieran el favor. Por cierto, acabo de caer que para entender bien esta página hay que leer la anterior. Voy a subirla también.