lunes, agosto 15, 2005

CUESTIÓN DE LENGUAJE (IV)

Por volver a la cuestión planteada antes, sobre cómo el montaje cinematográfico (planos de duración más corta o más rápida, según convenga; planos más cercanos que cierran la pantalla) es el equivalente, pero no es lo mismo, a lo que consigue el cómic con el distinto tamaño de las viñetas dentro de una misma página, capaz de expresar más o menos tiempo (miren de nuevo la página de Tardi que colgué hace unos cuantos posts) o más o menos énfasis emocional.

¿Por qué no es lo mismo? Porque, de nuevo, el "trabajo" mental que tiene que hacer el lector para captar el efecto en el tebeo es mayor, y funciona de modo distinto, al que tiene que hacer el ojo para ver una película. En el cine todo eso viene estrictamente predeterminado, cronológicamente (recuerden: fotogramas por segundo proyectándose sobre un punto fijo) y de antemano, por el director y el montador. En el tebeo, no está ni mucho menos tan predeterminado. Es el lector quien debe completar el ritmo (recuerden: viñetas situadas por toda la página, ocupando distintos espacios de la misma) y decodificar el sentido del montaje historietístico.

Quizás por eso, entre otras posibles razones, haya gente a la que no le interesa leer un tebeo: ni entiende su lenguaje ni le interesa aprenderlo. Hay que "trabajar" más para decodificarlo.

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