EASY RIDERS, RAGING BULLS
En el libro, los Braddock y sus amigos, incluida la famora señora Robinson, eran blancos, anglosajones y protestantes. Mike Nichols, el director [de EL GRADUADO] había intentado respetar esa pauta, y le había ofrecido el papel de la señora Robinson a Doris Day, que lo rechazó diciendo: "Ofende mi sentido de los valores". Después les hizo una prueba a Robert Redford y Candice Bergen, pero el instinto le decía que les faltaba algo. "Cuando vi la prueba de Redford, le dije que no podía, en ese momento de su vida, interpretar a un perdedor como Benjamin, porque nadie se lo creería. Redford dijo: "no lo entiendo", y yo le dije: "bueno, déjame que te lo explique de otra manera: ¿Alguna vez te ha ido mal con una chica?" Y él me respondió: "¿Qué quieres decir?" Eso era precisamente lo que le quería decir."
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Bert Schneider y Bob Rafelson tenían por costumbre encontrarse a la hora de almorzar, para despotricar contra sus respectivos trabajos y contarse sus sueños. El sueño de Rafelson era tener una compañía propia. "El problema de hacer cine", le dijo Bob a Bert, "no es que no contemos con gente de talento; lo que pasa es que no tenemos la gente con el talento necesario para reconocer el talento. Mira Francia, por ejemplo, con la nouvelle vague, o Inglaterra, donde Tony Richardson tiene su propia productora, Woodfall, mira las películas neorrelistas de los italianos. Aquí también hay gente como ellos, pero falta el sistema que les permita prosperar, no hay nada que estimule a los artistas. Lo que esta industria necesita no son mejores directores, sino mejores productores, dispuestos a darles una oportunidad a los directores con ideas para que hagan las películas a su manera".
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"No veo la hora de largarme de este estudio". Los problemas de Altman con la rígida burocracia de Fox se prolongaron después de terminado el rodaje de M.A.S.H. Un día, mientras Altman estaba en la sala de montaje con Danford Greene, el montador, entró el jefe de posproducción, vio a Altman y le dijo "Aléjate de la moviola. No puedes tocar esa máquina, no eres montador". A lo que Altman replicó: "Puedo tocar la máquina que me salga de los cojones" y siguió haciendo correr película. Altman y Greene tenían en las paredes algunas fotos de chicas; al día siguiente recibieron una nota en la que les pedían que quitaran de las paredes de la sala de montaje de 20th Century Fox todas las fotos de mujeres desnudas, con efecto inmediato. Altman entró dando zancadas en el estudio de grabación, grabó la nota en una cinta y la utilizó en la película convertida en un anuncio por megafonía. "Atención, atención. Por favor, quiten todas las fotos por orden del comandante. Gracias".
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"Polly [mi mujer] me acusó de estar loco por Cybill el mismo día en que llegamos al lugar del rodaje de THE LAST PICTURE SHOW", dijo Peter Bogdanovich. "Eso me irritó muchísimo". [Poco después, Bogdanovich se lió con Cybill Shepherd durante el rodaje, y abandonó a su mujer. Más tarde, Bogdanovich dijo:] "Nunca sentí por nadie lo que sentí por Cybill, fue una de esas épocas en que la vida sencillamente te ordena lo que tienes que hacer, en que no tienes el verdadero control de la situación".
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Willis, el director de fotografía, insistió en que los actores respetaran los movimientos que les marcaba porque los niveles de luz eran tan bajos que, sin fallaban, quedaban desenfocados, invisibles incluso. Willis acusó a Coppola de no hacer caso de los minuciosos preparativos acordados, y de cambiarlo absolutamente todo por las mañanas, cuando venía al plató a ver qué le deparaba el destino ese día. (...) Scorsese se dejó caer por el plató cuando Coppola estaba filmando el funeral de Don Corleone. Recuerda: "Francis se sentó en una de las lápidas del cementario y se puso a llorar". Las cosas se pusieron relamente feas con Willis el día en que Pacino torció equivocadamente (un movimiento no ensayado) por un pasillo de la casa de los Corleone, dando tumbos en la oscuridad, por una zona del plató que no habían iluminado. Francis le preguntó por qué no, por qué sus actores no podían tener la libertad de ir a donde les diera la gana.
Willis le dijo: "Perfecto, pero entonces tengo que volver a iluminar, y tardaremos un rato". Coppola le gritó: "Quiero filmar ahora". Willis, ofendido, abandonó el plató sin decir palabra, se fue a su caravana y se negó a salir. Francis, buscando al operador de cámara Michael Chapman, gritó: "Quiero que alguien filme esta escena ahora mismo". Chapman se fue corriedno al baño y se encerró con llave. Al darse cuenta de que no podía conseguir que nadie del equipo de Willis moviera un dedo, Coppola gritó: "¿Por qué no me dejan hacer mi película?", y se fue a su despacho. Cerró de un portazo y después fue derribando a puñetazos y a patadas todo lo que encontraba a su paso. Los golpes sonaban como disparos, y Fred Gallo, el ayudante de dirección, pensó: Oh, Dios, se ha pegado un tiro.
(...) Ali MacGraw llegó desde el plató de LA HUIDA en El Paso. Mientras bailaba con Ali [durante la fiesta del estreno de EL PADRINO] en la pista de la terraza del St. Regis, Bob Evans [el productor de EL PADRINO] seguía totalmente in albis en lo tocante al lío que su esposa tenía con Steve McQueen durante el rodaje de LA HUÍDA. "Fue el mejor momento de mi vida, pero todo era un engaño", dice Evans ahora. "Mi mujer estaba acostándose con otro y yo no tenía ni la menor idea. Ali tenía tanto interés en estar conmigo como en estar con un leproso. Me miraba a mí y pensaba en la polla de Steve McQueen".
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Encontrar a alguien para el papel de Regan, la niña poseída, fue bastante más duro. Cuando le hicieron la entrevista, Linda Blair tenía sólo doce años. Friedkin, que necesitaba cerciorarse de que Blair podía manejar los aspectos más escabrosos del papel, le preguntó:
"¿Has leído EL EXORCISTA?"
"Sí."
"¿De qué trata?"
"De una niña poseída por el diablo que hace un montón de cosas feas".
"¿Qué clase de cosas feas?"
"Tira a un hombre por la ventana y se masturba con un crucifijo y...."
"¿Y eso que significa?"
"¿Masturbarse? Pues algo así como hacerse una paja, ¿no?"
"Sí. ¿Y tú sabes lo que se siente?"
"Sí claro."
"¿Lo haces?"
"Sí. ¿Tú no?"
Y Linda consiguió el papel.
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La primera copia era un desastre. Ninguna de las tomas encajaba con las otras. (...) Peor aún, el tiburón era ridículo. En palabras de Cohen: "Parecía un enorme juguete de goma, nadie iba a creérselo." Se tomó la decisión de reducir el número de escenas en las que aparecía el tiburón; en realidad, lo que decidieron fue montar la película evitándolo, posponer la primera aparición del monstruo hasta el tercer acto. Según Cohen, fue idea de Verna Fields. "Verna fue la figura clave en lo que ocurrió durante el montaje", dice Cohen, y añade que Spielberg pensó en remediar el fallo de los tiburones mecánicos interpolando secuencias de documentales sobre tiburones. Pero "Verna poco a poco se dio cuenta de que el público podría llegar a imaginar cosas más espantosas de las que veía", prosigue Cohen. "Literalmente, cortó por lo sano, cortó y tiró a la basura todo el rollo de los tiburones y sólo enseñó los resultados, las reacciones. Era mucho más escalofriante". Sin embargo, más tarde Spielberg afirmó que ya durante el rodaje había pensado que eso sería lo que había que hacer. (...) Gottlieb está de acuerdo. "Esa decisión se adoptó en grupo, con Steven a la cabeza".
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Entretanto, en el plató de TAXI DRIVER, Cybill Shepherd recibió el tratamiento de una actriz tipo Cybill Shepherd; es decir, la trataron mal, especialmente De Niro. Bogdanovich dice que De Niro le tiró los tejos, y que la actriz lo rechazó. "Bobby trataba a Jodie Foster como a una reina", dice una fuente. "Y a Cybill la trataba como a un trapo. Fue muy violento. (...) La verdad es que Bobby trataba a la gente muy mal si decidía que no la soportaba".
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Lucas se sentía listo para proyectar LA GUERRA DE LAS GALAXIAS. Los efectos especiales no estaban terminados, y George había insertado unos combates aéreos en blanco y negro de viejos filmes de la Segunda Guerra Mundial pero, aparte de eso, puede decirse que lo que tenía ya daba una idea general de lo que podía llegar a ser la película. Alan Ladd tomó un avión para ir a visitar a George en su casa de San Anselmo; era la primera vez que iba a ver algo. De Palma, Spielberg, Huyck y Katz, Cocks y Scorsese se encontraron en el aeropuerto de Burbank, Los Ángeles. Cuando finalmente despegó, Scorsese no iba a bordo. Estaba tan nervioso por LA GUERRA DE LAS GALAXIAS como Lucas por NEW YORK, NEW YORK. Además, detestaba volar, pero Huyck y Kats pensaron: Bueno, es muy competitivo, la verdad es que no quería verla, no quería saber nada de esa película. En palabras de Scorsese: "Te angustias; piensas que es mejor que la tuya, e incluso si no lo es, piensas lo contrario. Y si tus amigos te dicen que es mejor que la tuya, te lo crees. Durante años".
Cuando terminó la proyección de LA GUERRA DE LAS GALAXIAS, no se oyeron aplausos, sólo un bochornoso silencio. Sin los efectos, la película era ridícula. Marcia Lucas, disgustada, dijo: "Es AT LONG LAST LOVE en clave de ciencia ficción. ¡Es espantosa!", y se echó a llorar. (...) Varios de los presentes se marcharon, y los que se quedaron se fueron a comer a un restaurante chino. George iba en silencio en el coche, algo traumatizado.
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Algunos extractos del libro MOTEROS TRANQUILOS, TOROS SALVAJES. LA GENERACIÓN QUE CAMBIÓ HOLLYWOOD, de Peter Biskind (Anagrama). El libro no sólo abunda en anécdotas escabrosas, sino también técnicas, sobre la producción de las películas; sobre el carácter de directores, productores, guionistas y actores, sus deseos y ambiciones, la amistad competitiva que existía entre ellos, el "circo de cuernos" permanente de todos contra todos, las puñaladas y luchas de poder entre productores y directores; en fin, la vida misma.