viernes, agosto 12, 2005



AY, PECADOR

Preveo una súbita e inesperada revalorización de Frank Miller tras oír y leer algunos comentarios sobre SIN CITY, la película que adapta de manera asombrosamente fiel sus tebeos. De repente, parece que el Miller de Sin City, que antes era bajuno, barato e inferior respecto a sus grandes obras de los ochenta (supuestamente nunca superadas), ahora va a ser un autor con mayúsculas. Como si antes no lo fuese. Creo yo ver aquí el sempiterno complejo del comiquero (ay, señor, qué cruz, qué cruz: librémonos ya de ella) respecto a otras artes "mayores". Porque, eso me está pareciendo, hay gente que ve lo mismo exactamente, literalmente, llevado al cine, y de repente, Sin City (el tebeo) mola y ya no es tan cutre ni barato ni malo como antes se decía. Ahora es bueno. Es material "respetable".

No sé por qué, pero hay bastante gente que se piensa que Miller, después de hacer cómics con texturas tan naturalistas y personajes complejos, matizados y ambiguos como los que aparecen en sus obras de los años 80 (DAREDEVIL: BORN AGAIN o BATMAN: AÑO UNO), o de escribir historias de la complejidad de RONIN o BATMAN: THE DARK KNIGHT RETURNS (ésta última tan densa, tan repleta de tramas y personajes secundarios), se volvió de repente "tonto" en Sin City. Como que ya "no era capaz". "Ya no es bueno". "No sabe".

Y no, claro. Lo que quiso es cambiar el registro y hacer algo nada realista. Partió de estereotipos que existían en determinado material pulp que ya forma parte del imaginario popular (género negro, y del más tirado, lleno de frases lapidarias, clichés deliberados y personajes intencionadamente maniqueos), para jugar con ellos y hacer una obra que, sin ser nada realista y estar ambientada en un mundo absolutamente irreal y mítico, está cargada simbólicamente de un poderoso contenido humano. Tal como sucede, por otra parte, en todos los cómics de Miller, gracias a su habilidad para manejar los elementos arquetípicos que subyacen en todas las historias, esas constantes del inconsciente colectivo que también pueblan las distintas mitologías humanas. Todas ellas historias diferentes en la forma pero, en el fondo, la misma.

Los cambios del yo a lo largo de la vida, los conflictos humanos que llevan a esos cambios y a la necesidad de cambiar, el calvario y los obstáculos que hay en el camino hacia ese cambio (ese crecimiento como persona), el sacrificio (el precio a pagar por cambiar), que pasa por un dilema moral que sólo puede resuelto con sentido de la responsabilidad... y la resurrección final -sea real, sea simbólica- hacia el nuevo estado del yo y su renacimiento. Eso, que está presente en todas las historias que importan, en nuestros sueños y, desde luego, en la mitología, está presente en cualquier historia de Miller. Por supuesto, también en SIN CITY, aunque formalmente ese contenido metafórico aparezca envuelto en historias pulp de crímenes, llenas de hiperviolencia exageradísima y, según Miller, cuanto más irreal, mejor.

Volviendo a la película. A pesar de la obsesiva fidelidad con que se ha llevado a la pantalla el cómic de Miller, merece la pena destacar, en contra de lo que se suele creer, la radical diferencia de lenguajes narrativos entre el cine y el cómic. Sólo hay que ver lo poco que se parece un storyboard a una historieta. Y eso que el story no es todavía la película... porque aún no tiene movimiento ni sonido.

Pero no sólo es el movimiento, o el sonido, o la imagen real del cine frente a los dibujos de un tebeo (salvo el cine animado). Es también, siempre me lo he preguntado, qué demonios tiene que ver una secuencia de viñetas (que aparecen todas a la vista y al alcance del ojo en la misma página), con una sucesión de imágenes que se proyectan sobre un punto fijo, sea la pantalla de cine o de televisión. Ni el mecanismo mental del espectador para captar la secuencia es el mismo, ni el ritmo, ni nada. Ni siquiera el encuadre funciona del mismo modo. Hay encuadres y angulaciones de cómic que en cine quedan fatal, o al menos no se pueden combinar en pantalla, en el juego plano-contraplano, del mismo modo (compárese, a modo de ejemplo, las viñetas del tebeo SIN CITY con los planos de la película, para comprobar hasta qué punto los fotogramas son mucho menos forzados, y no digamos ya el juego del plano-contraplano, completamente distinto al del tebeo). Y es que hay composiciones de viñetas que sólo se pueden concebir en un dibujo, porque son tan forzadas que en cine quedan también fatal. El cómic y el cine se suelen comparar (el tebeo es el "cine de los pobres") sólo porque ambos medios son visuales, y porque el efecto narrativo-emocional según el tipo de plano (primer plano, plano general, plano medio, etc.) es el mismo. Pero no hay más similitudes.

¿Que se han tomado, y se siguen tomando ideas del cine para la historieta? Claro. Pero viceversa también, constantemente, y no sólo en las adaptaciones oficiales, como ésta de SIN CITY. Y los músicos pop, y los novelistas, y los ensayistas también cogen ideas del cine. Como el cine coge ideas de las novelas o de la música pop. Las ideas son sólo eso, ideas, porque luego hay que hacerlas realidad y aplicarlas al lenguaje propio de cada medio. Y si el lenguaje del cine y de la historieta son tan distintos, el mérito de aplicar esa idea sacada del cine es del historietista, no del que tuvo la idea original en el cine.

Es más, es que ninguna idea sale de la nada. Toda idea aparece en una corriente de pensamiento, procedente de una idea previa que te ha llevado a la nueva idea, y así sucesivamente. Toda persona tiene la mente llena de influencias (de ideas) ajenas. Y por eso no creo que haya que preocuparse de si tal o cual autor que nos encanta tenía influencias. Claro que las tenía. Todos las tenemos. Y no me refiero sólo al arte: también a la ciencia, la investigación o la vida cotidiana.

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FRANK MILLER: Cómics citados

RONIN (1983; Norma)
BATMAN: THE DARK KNIGHT RETURNS (1986; Norma)
SIN CITY: EL DURO ADIÓS (1992; Norma)
SIN CITY: LA GRAN MASACRE (1995; Norma)
SIN CITY: ESE COBARDE BASTARDO (1996; Norma)

Con dibujos de David Mazzucchelli:
DAREDEVIL: BORN AGAIN (1986; forum)
BATMAN: AÑO UNO (1986; Planeta DeAgostini)

(imagen: fotograma de SIN CITY; 2005, © Robert Rodríguez y Frank Miller)

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