sábado, septiembre 17, 2005


DONDE DIJE DIGO….

Bueno, no exactamente, pero quedaba bien como título del post. Lo que quería decir es que si el otro día explicaba por qué no me había convencido, pese a sus buenas ideas e intenciones, CABALLERO DE ESPADAS (2005, Planeta DeAgostini), acabo de leerme otro tebeo de Luis Durán que me ha parecido muy pero que muy bien.

EL VERDADERO NOMBRE DE LAS COSAS

En su reciente NUESTRO VERDADERO NOMBRE (2005, De Ponent), Durán vuelve de nuevo a sus obsesiones temáticas –la naturaleza mágica y simbólica de la vida-, pero, y ahí está el quid, lo ha hecho justo al contrario que en ÁLGEBRA (2004, Astiberri) y CABALLERO DE ESPADAS. Es decir, evita explicar de manera verbalizada los símbolos que aparecen en la historia, que son muchos, para centrarse en la historia misma y los personajes. El resultado, por supuesto, está mucho más conseguido a juicio de quien escribe. La historia, que por cierto prescinde de los textos de apoyo y usa únicamente diálogos, se sigue con interés, fluye con mucha más naturalidad y, sí, fascina totalmente gracias precisamente a la ausencia de explicaciones sobre los símbolos y metáforas que utiliza.

EL DIBUJO, EL DIBUJO

Cuestión aparte sigue siendo el dibujo de Durán, que parece empeñarse en dibujar hasta cierto punto de manera “realista” y “académica”. No me refiero al tipo de cabezas-melón o cuellos-palo que dibuja, nada académicas, pero sí a las perspectivas clásicas y sombras académicas, que sí se pretende seguir usando cuando es evidente que no las sabe manejar.

Esta falta de manejo de las reglas de dibujo clásico, por supuesto, no tiene por qué resultar un problema. Estamos hablando de arte contemporáneo, y hace ya más de un siglo que en el arte se admite la posibilidad de que un dibujante –o pintor- pueda serlo sin necesidad de dominar el dibujo académico, siempre que dé con un lenguaje gráfico propio que le permita expresarse y, si así lo desea, representar la realidad a su modo. Es decir, que la incapacidad de Durán para el dibujo académico no es ninguna traba pero, pienso, sí debería llevarle hacia otro tipo de grafismo alejado del que usa. Olvidarse totalmente de la anatomía académica y de los fondos tradicionales, e inventarse por completo un mundo propio. Pero veamos el dibujo de una página de Durán en NUESTRO VERDADERO NOMBRE:



La anatomía no es realista, en efecto. Sin embargo, fíjense en las sombras que pone Durán. Sí tienen pretensión de realismo académico, cosa bien patente en la última viñeta, donde el edificio proyecta sus sombras sobre el suelo. Sin embargo, el modo general que tiene de distribuir las sombras, su modo de manchar en negro, sólo contribuye a la confusión y a la "ilegilidad" gráfica de la página. Es difícil abrirse camino con el ojo en esa página, pues las manchas y rayitas -e incluso alguna perspectiva que intenta ser realista pero no lo logra- sólo contribuyen a confundirnos.

BUENOS DIBUJANTES QUE DIBUJAN "MAL" (O VICEVERSA)

Ahora comparemos el dibujo de Durán con, por poner un ejemplo, Mauro Entrialgo. Mauro prescinde de la mayoría de reglas académicas y se inventa su propio mundo gráfico con sus propias reglas, con resultados plásticos y narrativos más que notables (a mí me encanta su dibujo, lo aclaro por si acaso). Ahí va, a modo de ejemplo, una página de su serie ÁNGEL SEFIJA (Ediciones el Jueves):



Mauro ni respeta las perspectivas realistas ni intenta dar volúmenes a sus personajes ni dar color realista. Digamos que no se queda a medio camino, entre lo realista y lo irreal-expresivo, como sí hace Durán. En Mauro nada es realista, todo es plano y no tiene la más mínima pretensión de realismo. Su representación de la realidad es, por así decirlo, completamente mauriana. Sin embargo, a diferencia de Durán, los resultados de Mauro son, a mi juicio, mucho más logrados en cuanto a lenguaje gráfico. Ahí va otra página de Mauro:



Comparemos ahora el dibujo de Durán con el de Juanjo Sáez (quien, aclaro, es amigo mío, pero eso no tiene nada que ver: cuando algo suyo no me gusta, se lo digo, como él hace conmigo. Es lo que hacen los verdaderos amigos). Juanjo es otro dibujante contemporáneo que, como Mauro, se pasa por el forro las reglas académicas y se inventa su propio lenguaje gráfico para dar su propia visión del mundo. Ahí les pongo una página publicada en una extinta revista de cuyo nombre no es que no quiera acordarme, es que no me acuerdo:



Otra página de historieta dibujada por Juanjo, que quedó inédita:



Me imagino que algunos estarán pensando que "bueno, es que esto de Mauro y Juanjo es a color, y Durán suele dibujar en blanco y negro, no es comparable". Bien, veamos otra página de Mauro en blanco y negro, de su álbum LA ESCALERA (La Factoría de Ideas). Ah, no, perdón, imposible. Creía que tenía este álbum de Mauro, que es en blanco y negro seguro, porque me lo leí en su momento, pero no lo tengo; o bien lo regalé o bien me lo prestaron, no me acuerdo. Probemos entonces con el blanco y negro de la iraní residente en París Marjane Satrapi, en esta página de su famosa serie PERSÉPOLIS (Norma). Autora cuyo dibujo me gusta bastante (a pesar de que, por supuesto, no es amiga mía):



Y ahora una página de Durán, de NUESTRO VERDADERO NOMBRE. Fíjense de nuevo en que las sombras que les pone Durán a sus personajes sí tienen cierta intención de realismo/naturalismo, aun dentro de su estilo expresivo-expresionista. Pero le queda demasiado confuso porque no sigue ninguna lógica, ni realista ni expresiva:



Ahora miren cómo dibuja la anatomía humana la Satrapi:



No estoy diciendo, por supuesto, que Durán debería dibujar ni como Mauro ni como Juanjo ni como la Satrapi. De hecho, no estoy diciendo cómo debería dibujar Durán de ninguna de las maneras. Sólo estoy intentando dar mi opinión sobre por qué su dibujo no funciona cuando hay otros caminos y estilos en los que SÍ podría funcionar. Durán es un autor distinto a Mauro, a Juanjo y a Satrapi, y debe tener otro estilo, su propio estilo. Lo que estoy diciendo es que, eso me parece, Mauro, Juanjo y la Satrapi –y hay muchos otros ejemplos- sí han conseguido llegar a un lenguaje gráfico propio, efectivo y realmente plástico, aunque hayan prescindido de las reglas académicas. Durán, eso me parece, aún no lo ha logrado y se haya a medio camino, en una tierra de nadie.

Aun así, a pesar del dibujo, Durán sigue escribiendo y concibiendo tebeos fascinantes, esto no se puede negar. NUESTRO VERDADERO NOMBRE es otra muestra de ello. Si su futura evolución gráfica está a la altura de su trabajo como guionista, eso que ganará él….y todos nosotros, los que leemos sus libros.

Les dejo no sin antes comentar la cojonuda portada de NUESTRO VERDADERO NOMBRE, que les puse por ahí arriba, en una galaxia ya muy muy lejana. A pesar de que la fuente elegida para el título no es quizás la mejor, la concepción tan directa y "cruda" de esta cubierta -y sí, también el dibujo elegido- me parece fantástica.
____________________________________________________

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Madre mía, Álvaro. Sí que cambia la cosa.
Por cierto que ayer mismo andaba yo pensando dónde colar el tema de las portadas, y me la pintáis calva.
Qué elemento tan importante, ¿no?. Y, por lo menos en el tebeo comercial, me temo que hoy se banaliza de un modo alarmante. La cosa me surge de ojear la línea, así, en general, Ultimate Marvel, en la librería: todas las portadas sin excepción vienen siendo cromos fashion de los superhéroes. Ni hay sugerencias (este Durán, Dave McKean...) ni previene enfáticamente sobre el contenido (la época clásica de Marvel, con aquellos descacharrantes textos tipo "Nunca antes...¡la Cosa abandona a los 4 F!!!!!"), sólo posturitas. La mejor que he visto en tiempo, Rubia de Verano…preciosa.
Aunque supongo que hay mucho de bueno, os lo dejo por si queréis entrar en el asunto.

Sobre Durán, la composición de página, el contraste realismo-expresionismo, la confusión... supongo que en el fondo es la verdadera Gran Batalla de todo ilustrador de cómics. Creo que sí es cierto que Durán aún puede mejorar, y nosotros a disfrutarlo. Hace tanto que no leo algo de él...y me estáis metiendo el gusanillo...

Pepo Pérez dijo...

Siento decirlo, pero esa seudoportada que has hecho, aunque curiosa, a mí me mola mucho menos que la "oficial", con su banda y todo (no así la fuente).

En cualquier caso, Álvaro, como canta Kiko Veneno en su maravilloso nuevo disco.... "Qué bonito es saber que no hace falta tener razón".

"Hace tanto que no leo algo de él...y me estáis metiendo el gusanillo..."

AJÁ!!!

Beatrice Williams dijo...

El problema de la portada de Nuestro verdadero nombre no es la banda inferior, sino el tipo de letra utilizado y la disposición de los elementos en la misma. Nada más. La banda está bien ahí, le aporta a la cubierta una elegancia y una composición atractiva, algo que pierde un poco la que tú planteas, Álvaro, que visualmente, pensando en el conjunto de portadas con las que se enfrentaría en una tienda, creo que pasaría bastante desapercibida.

Y no es que esté mal tu opción, pero entre una y otra tengo claro con cuál quedarme, pese a lo que duele ese "Luis Durán" y ese "Nuestro verdadero nombre" con esa letra que no veía desde mis tiempos de Corel Draw.

Anónimo dijo...

pues eso sigo diciendo yo, erre que R.
gustos=colores, pero la importancia del invento, dentro del todo que es un cómic, está clara.
Se me ocurre pensar, seguir pensando, que la portada en la historieta tiene particularidades únicas. Muy diferentes, y de mayor peso y responsabilidad, a las de un libro o una revista pulp.
Porque aquí, para empezar, raro es que no se imbrique con el tebeo. Lo preludia y lo define, no sólo por su tema (lo que ocure en la revista pulp de los 50) sino por su estética. Vamos, lo normal es que el propio autor la dibuje, ¿no?. No es que la editorial llame a un ´diseñador para que monte unas fotos, un fondo y una tipografía. Es otra cosa.

Anónimo dijo...

Tan importante puede llegar a ser la portada de un tebeo...que en ocasiones hasta es la primera viñeta de la historia y todo, miren qué cosas. Recuerden ustedes "Watchmen", en fin, si es que se me permite volver a sacar a colación la obra de Moore y Gibbons una vez más, a riesgo de que alguno le siga cogiendo manía.

Por lo demás, no, no siempre la portada la hace el propio dibujante, que muchas veces, se comprende, los lectores saldrían espantados. En tales casos se recurre al talentoso ilustrador de turno para que se luzca y el lector se llame a engaño, quedando horrorosamente decepcionado al abrir el cómic. Sería el caso de muchos de los cómics que se ocultan tras las portadas de gente como Brian Bolland, Adam Hughes, Sean McKean, Glenn Fabry, Simon Bisley y similares. Un portadista que lo hace mejor que bien, aquí, en España, por cierto, es el señor Daniel Acuña. No me extraña que ya le hayan echado el ojo al otro lado del Atlántico.

Luego estarían los casos de las decisiones editoriales absurdas, que pueden apreciarse en ejemplos como "Monster", con aquellas fotografías a modo de portada, o las obras de Tezuka, cuyo dibujo, por lo visto, no lo consideran lo suficientemente atractivo, los señores de Planeta, como para atraer a los lectores.

Un saludo.