sábado, mayo 13, 2006

¿QUIÉN PAGA LA FACTURA?

No hace falta ser un lince para adivinarlo porque siempre son -somos- los mismos. En el caso particular de la factura de la especulación inmobiliaria, ahí van algunas cuentas. Visto en La Fragua, vía Escolar.

Mañana domingo 14 de mayo, sentada en diferentes ciudades de España por una vivienda digna.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

hace poco hubo una manifestación por algo parecido, lo cara que estaba la vida y tal, no fue casi nadie, ya veréis como fracasa, la gente no lo apoyará, si es que en el fondo nos gusta que nos inculen, será cosa de la primavera sexual que nos ha tocado vivir, de la algarabaica aceptación de todas las cosas, que no liberación,

la culpa?, podríamos decir que de la política que retuerce las palabras en su lengua bífida hasta volverlas palabrotas(pero en su boca suena suave siempre), así nos meten lo de la igualdad, luego nos arremeten con lo de derechos, y ya dilatado el entendimiento(o entumecidamente amongolaos), nos la meten hasta el fondo y bien derechita a todos por igual. Y todos tan contentos. Son cosas de la era de la globalización, todo es burbuja, todo es efecto burbuja, y visto así como burbuja todo se vuelve más amorfo, más ambiguo, más blando, y toda responsabilidad queda en el aire,

quizás esperamos a que reviente pero no reventará, nos seguirán perforando analmente previa enjabonada, lo único que va a reventar es nuestro cacas, la burbujalización está atontándonos, robándonos hasta la última gota de jadeo, ya no somos libres, pero en el fondo nos gusta, no sabríamos vivir sin esta burbujeante sensación de yakusi(o como se escriba)de metano, ya para ser tonto no hay que masticar aire o pellizcar cristales, ahora hay que subirse a las burbujas,

y luego protestaremos por la bajuni, pero esto es como lo de la chica que dice que no y que no, y sí, dice que no pero el oído educado percibe un musical sí menor, porque las chicas son así de retorcidas y hay que darle la vuelta a lo que dicen, y dos negaciones de toda la vida son una afirmación. Nosotros somos igual, nos quejamos de vicio pero en el fondo estamos contentos, no sabemos vivir sin alguien que nos de por culo, lo necesitamos, necesitamos quejarnos...

mmm... me gustaría pensar que todo esto que acabo de escribir es una soberana gilipollez y en parte lo escribo con esa intención, pretendo crear el ridículo pero... bien pensado es lo único que tiene sentido, si no... porqué no nos manifestaremos?,

el silencio otorga... a ver si hacemos algo de ruido pues,


menos burbujas y más bujas,

Saludos membrales.

Slt.

Pepo Pérez dijo...

yo diría que tienes razón. Desde luego, en que mañana va a ir mucha más gente al campo o a la playa que a esta mani.

Anónimo dijo...

Me parece que es el mismo principio que lo de los sellos: una inversión desproporcionada realizada bajo la esperanza de que el que venga detrás estará dispuesto a pagar incluso más de lo que ha pagado uno mismo por el mismo 'bien'.

Pero mejor me ahorro toda la diatriba, ya que no voy a poder ir a la sentada, e incluso me parece que es demasiado tarde para evitar lo peor.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Bueno, hay algo que, aunque no va a pasar de este círculo, no me voy a ahorrar: poner el acento en la responsabilidad de los arquitectos en la creación de esta puta mierda de casas caja fabricadas en serie que se pueden ver en cualquier periferia de una gran ciudad, que violan cualquier principio estético y de respeto por la dignidad humana y que, además, estarán ahí por muuuuchos años.

Hale, ahora sí: un saludo.

Anónimo dijo...

por muuuuchos años no, se caerán a pedazos antes,

lo mejor vivir de alquiler así las inmobiliarias perderán todo el poder y el sector se irá a la mierda arrastrando en ella a los pequeños y grandes propietarios, y yo, inquilino de alquiler surfearé libre sobre este tsunami excremental,

bueno, lo que realmente mola es ser un trotamundos a lo tenma en monster(por decir algo comiquero),

Saludos membrales.

Slt.

Anónimo dijo...

No, la desgracia es que tardarán en caerse a pedazos y lo enorme de la extensión - en km cuadrados- de su destrozo estético, que impiden cualquier posibilidad de regeneración fácil, practicable y voluntariosa. Cuando se caigan, vidas enteras ya se habrán desarrollado completamente en esas cajas que gritan a los 4 vientos su funcionalidad, su pura y dura, exclusiva y excluyente, funcionalidad. El alquiler no cambiará eso, ni el abaratamiento del coste de la vivienda.

Un saludo.