jueves, febrero 15, 2007

LA VIDA ES SUEÑO


No tiene que ver y a la vez sí tiene que ver. El fotograma de LA CIENCIA DEL SUEÑO (una majarada abrumadora y a ratos muy graciosa dirigida por Michel Gondry; bastante poética también, más profunda y metafórica de lo que parece en una primera lectura) me ha hecho acordarme de esta página de Juanjo Sáez publicada en VIVIENDO DEL CUENTO (2004, Mondadori):


Me parece a mí que no puede ser casualidad esta tendencia de los últimos años de recurrir nuevamente al mundo onírico y al absurdo, de querer mezclar la realidad exterior con el mundo interior de nuestra mente y nuestros sueños. LA CIENCIA DEL SUEÑO va precisamente de esto, y también de algo que se trató aquí el otro día, del conflicto entre nuestra capacidad para tomar decisiones racionales y la incapacidad para controlar nuestros deseos inconscientes. La realidad exterior y la realidad subjetiva que está en nuestra cabeza juntas en un continuum, el mundo "tal y como es" y el mundo tal y como lo vemos y soñamos/deseamos. No, claro, esto no es algo nuevo, ahí estaba mucho antes el surrealismo, Buñuel y 8 1/2. Sin embargo, en un "eterno retorno", la tendencia parece haber vuelto, actualizada al gusto de nuestros tiempos.

No se trata sólo de Jodorowsky, autor nuevamente de moda, ni de las películas de Michel Gondry, con o sin Charlie Kaufman en el guión (LA CIENCIA DEL SUEÑO no la escribe éste último, sino el propio Gondry). Está también David B., que cuenta sus sueños a lo largo de numerosos pasajes de LA ASCENSIÓN DEL GRAN MAL (1997-2003; editada aquí por Sins Entido) y que incluso tiene un álbum entero (2005; Ponent Mon, 2006) dedicado a ellos. Está el VITESSE MODERNE (2002) de Blutch, de próxima publicación en España (Ponent Mon),


y está por supuesto uno de los precursores de este neorrollo, David Lynch y su trilogía CARRETERA PERDIDA (1997)-MULHOLLAND DRIVE (2001)-INLAND EMPIRE (ésta última, Imperio del interior, a punto de estrenarse en España; nos pusieron el trailer ayer justo antes de LA CIENCIA DEL SUEÑO). Y luego tenemos tebeos españoles muy recientes, como LA CASA DEL MUERTO (2006, De Ponent) de Keko,


BARDÍN EL SUPERREALISTA (2006, La Cúpula) de Max,


o la aún inédita SÚPER PUTA de Manel Fontdevila.


Mucha casualidad me parece a mí esto. ¿La vuelta del surrealismo?

En palabras de Max:

"El surrealismo fue la última vanguardia realmente total, porque no sólo cuestionaba el arte sino también la vida en todos sus aspectos, y en este sentido sigue siendo plenamente válido y no ha dejado de impregnar el arte hasta hoy. De hecho, el surrealismo no fue sino la manifestación súbita de una corriente subterránea que recorría el arte desde el principio de los tiempos. La que buceaba en el subconsciente en busca de una auténtica correspondencia entre lo real interior y lo real exterior. El realismo sólo puede reflejar la parte perceptible por los sentidos de la realidad. En ese sentido me parece una visión parcial, o "chata". Yo siempre he practicado técnicas narrativas de extrañamiento. Sacar de contexto situaciones reales, llevarlas a terrenos en principio inverosímiles, puede ser una manera de arrojar una nueva luz sobre ellas. Todo orden siempre es artificioso, y el caos en sí mismo carece por completo de interés: es la tensión entre ambos lo que constituye materia artística. Lo metafísico y lo subconsciente, por otro lado, se expresan mejor mediante símbolos gráficos que mediante palabras. En este terreno las imágenes ganan".

3 comentarios:

Miguel Porto dijo...

Casi totalmente de acuerdo, ademas me parece que tambien enlaza con otro tema que se trató por aquí no hace mucho; el simulacro.

Vivimos en una sociedad alienada por el símbolo, toda nuestra relación con la “experiencia de lo real” está mediada por la reproducción, el simulacro, es normal que el arte entonces trate de transmitir esa sensación atávica, presimbólica, ese contacto directo con lo real... es un poco paradójico porque se trata de romper con la alienación que produce el símbolo con otros símbolos, llegar a la verdad con una acumulación de mentiras, pero supongo que es una de las pocas vías todavía valida para llegar a casi experimentar esa “experiencia de lo real” (yo creo que quizás otra sea el humor) ya que cuestionar la sociedad del simulacro desde sus raices nos llevaría mucho y muy lejos ( en su cuestionamiento más extremo a anular la cultura simbólica, el arte, el lenguaje), y seguramente sería un aburrimiento.

Ejercicios surrealistas o dadaistas como la asociación inusual de conceptos, o el relato de los sueños , o la escritura automática, son capaces de sacarnos de esa alienación a través del extrañamiento, con una carga simbólica subjetivísima en la mayoría de los casos, que rompe la convención, el vicio semiótico de nuestra sociedad. Al romperlo experimentamos lo real, se nos saca de nuestro caparazón cultural.

Yo creo que el surrealismo no es que haya vuelto, es que nunca se fue del todo (como dice max "una corriente subterranea en las artes").

(vaya rollo que he soltado).

Anónimo dijo...

Pues sí, de eso también va la película y probablemente funcione muy bien (al igual que las demás obras mencionadas) porque refleja algo que el espectador/lector vive.
Como dijo un viejo profesor mío, todo esto conecta con el "alargamiento de los comportamientos juvenilistas" i el fracaso del proyecto ilustrado.
Y perdón por lanzar la piedra y esconder la mano pero ahora no tengo tiempo para explicaciones.
Salut!

Anónimo dijo...

Pues de rollo nada, Stereotopffer, me parece una explicación luminosa, para meditarla.

(En otro orden de cosas: Pepooo!!! Vuelve al diseño antiguo, que este es un líoooo!)

Un saludo!

Javi (hasta las narices de las contraseñas y las señas de identidad del Blogger y la madre que lo trujo)