viernes, febrero 23, 2007

EL INCONSCIENTE DOBLEGA A LA NARRATIVA TRADICIONAL

Pero Inland empire es inconfundiblemente lynchiana y orgullosamente autorreferencial: Carretera perdida (1997) y Mulholland drive (2001) no eran sino el camino hacia la experiencia extrema que ahora propone el cineasta, que ocupa la mayor parte de sus tres horas de metraje con las derivas oníricas reservadas, en esos títulos, a los momentos climáticos del relato. El elemento más desconcertante del conjunto es la integración de algunas escenas de Rabbits (2002), serie creada originalmente por Lynch para su página web personal y que bien podría ser el modelo de telecomedia que Samuel Beckett podría estar escribiendo desde el más allá.

Lynch cumple, finalmente, el sueño de los surrealistas: lograr que el inconsciente doblegue de una vez por todas a la narrativa convencional. Aquí está la primera obra maestra del poscine.

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Se estrena INLAND EMPIRE y Jordi Costa escribe sobre ella en El País.



Javier Cortijo, a favor:


Hace tiempo que Lynch ya no se dedica al cine sino a la hipnosis colectiva. Concretamente, treinta añazos, cuando «Cabeza borradora» ya flirteaba con la desastrosa línea que separa la genialidad con el onanismo mental, funambulismo que ha producido obras maestras («Terciopelo azul») y bodrietes tomateros («Carretera perdida»). Aquí, el de Missoula ha echado literalmente el resto y, al igual que Auster en «Viajes por el Scriptorium», se ha autohomenajeado a conciencia y demencia, incluyendo en el caldero mágico claves seminales de su obra, tanto estéticas como musicales o, sobre todo, desestructurales. Porque hablar de argumento en «Inland Empire» es casi una ordinariez.

E. Rodríguez Marchante, en contra:

David Lynch es un gran cineasta, capaz de imantar a sus imágenes profundos sentimientos y emociones. Su cine es corpulento, nervudo, exigente, temible. A veces. Cuando Lynch acierta, todos los rayos y centellas se aglomeran en el centro de la pantalla y consigue meter en sus fastuosas e impecables carcasas cinematográficas la inquietud, el desasosiego, la turbación, lo sustancial, la sordidez y el espanto de «su» mundo. Lo ha hecho en «Mullholland Drive», en «El hombre elefante», en «Terciopelo Azul», en «Una historia verdadera», en un par de capítulos de «Twin Peaks»... Las otras veces, cuando no acierta, la magistral carcasa se queda vacía: es sólo carcasa.

David Lynch himself:

En cierto modo sí, ya que la idea central de las dos películas era ir encajando piezas. Esto funciona para mí de la siguiente forma: alguien está en otra habitación con un puzzle completo y va arrojándome piezas desde allí. Así que yo cojo esas piezas, que en realidad son ideas, las siento, las veo, las oigo y luego las escribo. A medida que van llegando más piezas la totalidad de la idea se revela en sí misma. Este proceso estaba seguro en la base de «Eraserhead» e «Inland empire», pero también en «Terciopelo azul» y «Mulholland drive». Todas fueron construidas siguiendo el mismo proceso, donde consigues fragmentos de historias y dejas que guíen el barco.

(...) Obviamente sería algo muy bonito que a todo el mundo le gustara todo, pero uno aprende rápidamente que no todas las películas son para todo el mundo. Los críticos son seres humanos que experimentan ciertas sensaciones y luego escriben sobre ellas. Todos los seres humanos son un poco diferentes los unos de los otros en la superficie, pero como acostumbro a decir, cuando nos ponemos en el terreno de lo abstracto las diferencias se vuelven mucho más aparentes y las interpretaciones de lo visto son una gran parte de esto. Las experiencias son tan diferentes para cada uno de ellos que lo único que te queda cuando haces una película es pensar que has hecho el trabajo tan bien como has podido y que has disfrutado el proceso tanto como has podido, y después de eso aceptar lo que venga. También es cierto que a veces cuando vemos algo que acaba de salir hay una reacción concreta, pero al cabo de un tiempo lo revisamos y pensamos: «Espera un minuto. ¿Cómo me pudo gustar eso?». Son cosas que pasan.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

"Hace tiempo que Lynch ya no se dedica al cine sino a la hipnosis colectiva"

Eso es porque Lynch entiende lo que es verdaderamente el cine: hipnosis colectiva.

santibilbo dijo...

A mi , el problema es que no me hipnotiza casi nunca,o si lo hace ,la fascinación se quiebra en la siguiente secuencia.Y a la narrativa tradicional no hay dios que pueda con ella,es una constante cósmica

Anónimo dijo...

Mira que me gusta Lynch, pero no puedo estar mas de acuerdo con Santi: narrativa tradicional, canon, esas cosas...

¡Pero ojo a las obras anticanónicas! De esas Lynch tiene un buen dorotres de las maestras (Terciopelo, Mullholand...)
Ah, y que carretera perdida es un bodrio tomatero? ...Yo no pasaba tanto miedo en el cine desde que era un pelele!

Pepo Pérez dijo...

ja, ja, a mí me pasó también. No es de sus mejores, creo, pero yo lo pasé 'fatal' viéndola, o sea, de puta madre.

"narrativa tradicional, canon, esas cosas..."

está muriendo y no podréis hacer nada para evitarlo. No es que yo tenga especial interés en evitarlo o en no evitarlo, es sólo el río de la vida que veo, el del mundo, la corriente que nos lleva. Internés, además, lo está acelerando.

santibilbo dijo...

Tu mira como cuentas, en general ,las cosas.La vanguardia narrativa es de principios de siglo, y se aburrió.Y el hipertexto no es universal,que la mayoría no pincha en los links.El zapping sólo se utiliza para matar el aburrimiento:al final todos caen en la celada del narrador,trasunto del ciclo vital:nacemos,morimos y en el medio contamos cosas entretenidas