domingo, noviembre 27, 2005

LO TUYO ES PURO TEATRO

El Pesi ha escrito este comentario brutal acerca de la necesidad de "realidad" en la ficción contemporánea, y la barrera que en este sentido presenta el lenguaje de la historieta -texto más DIBUJOS- para ese tipo de público.
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"Y sobre la mala imagen de la historieta, pienso que es parte de un fenómeno más amplio: el descrédito de la ficción pura, que no miente sobre su carácter. Pero quizá éste sea un tema para otro momento. A ver si soy capaz de explicarme medio bien...

Pienso que las formas de ficción pura, donde es evidente un autor creador subjetivo, han sido y son relegadas al ámbito de lo infantil, cuentos de niños. Y triunfa, sobre todo entre los adultos, otra forma de ficción, insidiosa, que oculta su carácter de ficción, que pretende ser presentación, no representación.

El cine, la fotografía, la televisión, al trabajar con imágenes `reales´ cuentan con un plus de legitimidad: lo que presentan existe. Y como existe, se tiñe de objetividad. Testimonian. Esto es discutible, pero la percepción general es que una imagen de ese tipo "no miente".

Por otra parte cuando más fríamente expositivo sea un texto, más periodístico, tanto más objetivo parece. Pero no se hace cuenta suficiente de que esto también puede ser usado como recurso literario, para escribir ficción.

En paralelo, el periodismo, al adoptar en ocasiones recursos de la ficción, como insiste Arcadi Espada, parece querer convertirse en la principal forma de ficción contemporánea...

Eso es lo que el público asistido por algunos autores y medios parece querer: hechos, relatos `reales´.

En lo que a los autores compete, noten a modo de ejemplo la cantidad de películas que se estrenan al año que se acogen a la (presunta) legitimación del `basado en hechos reales´. Parecen algunos sentir vergüenza de su oficio; más aún, con esta añagaza, indirectamente, se pretende arrinconar a la ficción pura. Lo que les decía de "cuentos de niños".

Llevándolo a terreno de los tebeos: un tipo como Harvey Pekar puede creerse mejor que los hermanos Hernandez porque él... "no inventa". Y MAUS tendrá más crédito entre el público generalista que PRÍNCIPE VALIENTE por lo mismo.

Hay que defender la ficción, la subjetividad creadora que nos habla de su visión del mundo y sus cosas, frente a tanto falso documental y falsa crónica objetiva, estribos de una nueva credulidad contemporánea (consulten la obra de Joan Fontcuberta al respecto)."



"BASADO EN HECHOS REALES"

Antes de nada, quiero empezar por rebatirte algo que presupones, Pesi, y es eso de que Pekar se crea mejor que los Hernandez Bros., cosa que, salvo que yo desconozca alguna declaración de Pekar que tú conoces, no podemos dar por supuesto. Distinto es que el lector pueda dar mayor importancia artística a Pekar frente a los Hernandez sólo porque lo que cuenta el primero es "real".

Lo que sí podemos es pensar, y yo ahí sí coincido contigo, es que hay una tendencia contemporánea a dar mayor credibilidad y "seriedad" artística entre el público adulto a aquello que se presenta como "real", frente a aquello que se presenta como ficción "pura" o no real. Y no sólo en el cine o la literatura (p.ej., la ciencia-ficción es un género habitualmente menospreciado, vs. el exagerado éxito de MAR ADENTRO, esa película tan "real"). No hay más que ver el éxito de lo autobiográfico en el cómic de los últimos 15 años, y que, aparte de darnos unas cuantas obras maestras, ha producido en mucha más cantidad tebeos irrelevantes y autocomplacientes.

En efecto, el cómic, con sus dibujos y viñetas, presenta de entrada una "barrera" respecto a quienes buscan "ficciones reales" (como si eso existiera), cuando toda ficción, incluso la "basada en hechos reales", se transforma en ficción, es decir, se "falsea" por el simple acto de ser narrada y dramatizada. El dibujo del cómic, y por tanto su lenguaje intrínseco, recuerda constantemente al lector su condición de ficción. Y, por ello quizás, como tú das a entender, se tienda a identificar con "cuento infantil".

LA NECESIDAD DE IDENTIFICACIÓN

Intentando buscar una explicación a la teoría de El Pesi de por qué cierto público adulto contemporáneo muestra esa querencia por la ficción que parezca "real" (tampoco hay que generalizar, claro: sólo basta ver el éxito, también entre adultos, de tantas películas fantásticas como LOS INCREÍBLES o la mayoría de Tim Burton), yo diría que tiene algo, digo algo, que ver con ese modo un tanto infantil o adolescente de consumir ficción que en tantas ocasiones se prolonga en la edad adulta.

Me refiero más concretamente a esa necesidad a toda costa de identificación con los protagonistas de la ficción, algo que es propio del chaval pero que, bajo mi punto de vista, no debería ser propio del adulto que ha crecido realmente. David, un amigo mío profesor de filosofía, me contaba su personal esquema que divide en tres los modos de entender y consumir ficción, que no son excluyentes entre sí:

a) un modo propio de la infancia de entender la obra de ficción, donde lo que importa es la identificación con los héroes de la historia más que ninguna otra cosa. Si no puedes identificarte con ellos, no conectas con la obra ni te interesa. Todo pasa por tu ego, no hay más consideraciones. Aquí entrarían toda esa ficción claramente destinada al público infantil y juvenil llena de héroes claros y mensajes moralizantes, didácticos y positivos (y que yo, líbreme Dios, ni denigro ni pienso que sea algo que deba desaparecer, justo al contrario).

b) Un segundo estadio en el modo de disfrutar la ficción más propio del adolescente o post-adolescente, en el cual la atención del espectador ya se centra más en la historia y en la coherencia del argumento. Son ese tipo de obras cuya interpretación y disfrute pasa en exclusiva por comprender el argumento de la historia en sí misma, en la coherencia interna de la trama, y los mensajes más o menos unívocos que ésta pueda contener. Esto puede ir acompañado también de la identificación con los protagonistas, una cosa no excluye la otra.
En este estadio, cuanto más "compleja" sea dicha trama, mayor disfrute o placer estético. Caso de EL SEÑOR DE LOS ANILLOS, o la saga entera de LA GUERRA DE LAS GALAXIAS. La ficción un poco como juego de rol, en el que dominar toda la trama y controlar a todos los personajes del tablero. Un adulto puede disfrutar también de este modo de consumir ficción, claro, pero lo que no suele suceder es que un chaval sea capaz de disfrutar del siguiente y tercer estadio.

c) Un tercer estadio en la hermeneútica de una obra de ficción, que para David -y para mí- es el propio del adulto, donde desaparece la necesidad de identificación con los personajes: lo interesante es comprender a los personajes de la historia, no identificarte necesariamente con ellos. Lo cual permite, por cierto, disfrutar estéticamente con historias protagonizadas por antihéroes amorales, asesinos y demás protagonistas de la ficción moderna desde Dostoievski en adelante.
Pero no sólo desaparece esa necesidad de identificación con los personajes. Incluso la trama y el desenlace de la historia pasa a un plano muy secundario, porque lo que nos interesa de verdad son las múltiples lecturas que dicha historia nos sugiere, las sensaciones que nos produce y el debate mental interno que nos provoca. El autor de la obra y su supuesto mensaje quedarían así relegados en favor de la interpretación que cada lector le da a la historia y a las acciones de los personajes, un contenido que completaría el espectador y que, precisamente, ese tipo de obra permitiría al estar concebida por su autor de un modo más ambiguo y abierto a mútiples lecturas. Una concepción de la obra de ficción que, por cierto, está en consonancia con lo que se ha hecho en gran parte del arte moderno y contemporáneo.

Todo esto viene a cuento de esa necesidad de "realidad" que cierto público parece tener, creo que los tiros pueden ir por ahí. Puede que las causas de ese fenómeno de "quiero realidad" que tú analizabas, Pesi, vayan por la necesidad (infantil y adolescente) de identificarse con los personajes y con su historia.
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(esto podría justificar otro tipo de fenómeno, y es el éxito de todas esas obras de ficción que se basan en rememorar las "eternas e inolvidables" sensaciones de la infancia o adolescencia, y mejor si incluyen referencias generacionales concretas que alimenten nuestra nostalgia: esto es "real" porque "habla de mí" y de mi pasado, ergo es una obra "importante" y "de calidad". Todos los años se estrenan o publican un buen montón de películas, libros y tebeos de ese palo. En cómic, precisamente, últimamente está más de moda que nunca)
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Desde este punto de vista, retomo el discurso, está claro que los personajes deliberadamente irreales de los hermanos Hernandez, o los héroes míticos y simbólicos, deliberadamente irreales, de Frank Miller, o de gran parte de la tradición del cómic francobelga -que juega precisamente con la idea consciente y deliberada de "representación fantástica e idealizada de la realidad"- no encajen con esta necesidad actual de que la ficción parezca muy "real". Vaya contradicción de términos, por cierto.


A todo esto, soy de los que piensan que el cómic, que no puede competir con las nuevas tecnologías del cine y de realidad virtual en ese camino de conseguir ficción "real" que es presentada como "real", debe seguir el suyo propio. Que pasa, a lo largo de la mayor parte de su historia, justo por lo contrario.

Porque, es una teoría, creo que el cómic tiene a su disposición mejores herramientas que otros medios para conseguir hablar de nuestra realidad desde la ficción pura, metafórica y simbólica, que no disfraza su condición de fantasía ni, eso mismo, de ficción.
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Imágenes: viñeta de LA ESPINACA DE YUKIKO, de Fredéric Boilet (Ponent Mon)
Portada de PENNY CENTURY, Jaime Hernandez (La Cúpula)
Página de la serie YOYO ( LES SIRÈNES DE WALL STREET), dibujos de Frank Le Gall y guión de Yann (Glénat Francia).
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12 comentarios:

Anónimo dijo...

leido el pesi comento: lo bordas, macho.
Sólo puntualizo que a mí no me parece necesario poner en la balanza, bastaría con hacer entender al universo que toda opción es válida, del realismo documental a la santasía desbordada.
Pero hay prejuicios.

Anónimo dijo...

leído jcp: pues esa división de los "estados" de la narrativa me parece buenísima. Y me gustaría apuntar más ejemplos:
- Ficción para la infancia: Me viene Goku, la verdad, y creo que no meto la pata.
- Adolescente: Sandman en un alto grado, y pese a plantear de fondo cuestiones adultas, es en primer término un juego de tablero perfectamente orquestado. El Watchmen que nos flipó a los 18 entra en esta fase, en su primera lectura, la del "relojero".
-Lectura adulta, Isaac el Pirata, pues violenta los otros dos estadíos, con un dibujo y un tono en principio naive, y desde el género histórico (tan del 2º grupo, por cierto), cruza las barreras para convertirse en una reflexión sobre abstractos morales. Diría.

Que arrase Mar adentro, con su tono panfletario (algo propio de lo infantil), con sus personajes tan "de carne y hueso" (adolescente), un producto transparente, sin reflexión real, todo pompa... me habla de cómo está el patio hoy, en una sociedad que mama teleseries de abogados y médicos de urgencias real fashion con acento madrileño (para cuando una serie sobre bomberos Zaragozanos, con ese poderío que tienen los maños al decir) pero vacías de fondo, de reflexión, regidas por la urgente necesidad mercantilista de Enganchar a la primera con tramas y tipos facilones, inmediatos.

Ufff...me desquité :)

Anónimo dijo...

Y a mí que puestos a jerarquizar (que tampoco hay por qué) siempre me ha parecido más meritorio lo que puedan hacer los Hernández (por ejemplo, que aun no les he leído nada) que lo que pueda hacer Pekar (por ejemplo, que tampoco le he leído nada, y ni tan siquiera he visto "American Splendor")...

Mi comentario en el post titulado "El Arte de Frío" ya no lo ha leído ni Dios, ¿verdad? Qué malo es esto de llegar tarde a todos lados...

Un saludo.

Pepo Pérez dijo...

¿cuál mensaje de FM? Ya lo hemos hablado mil veces, Álvaro. Es que su mensaje no está tan claro. De hecho, a veces, está bastante oscuro, y lo está precisamente por el tono y los personajes que elige para contarlo.

Ya que vuelves a sacar el tema, dime tú, por favor, cuál es ese mensaje milleriano que rechazas.

"En el fondo, creo que siempre intentamos identificarnos de una forma u otra con la obra y es precisamente ese punto el que nos produce ese aprecio inexplicable por la razón por una u otra obra."

No estoy en absoluto de acuerdo. Comprender a los personajes de una historia, y emocionarse con ellos en esa comprensión de lo humano, no significa necesariamente identificarse con ellos.

Yo no me identifico en absoluto con los protagonistas de APOCALYPSE NOW o EL PADRINO, y sin embargo, me parecen dos de las mejores películas de todos los tiempos. Arte, pues sí.

Alfred, yo sí te he leído, hombre, ja, ja. Mírate en el espejo del nuevo post.

Punch, coincido totalmente con los tres ejemplos que pones de tebeos infantiles, juveniles y adultos. Pero totalmente. Me alegra ver que, al menos tú, has entendido lo que yo intentaba expresar.

Esa distinción de tres estadíos en la comprensión de la ficción, que conste, no es mía, sino de mi amigo David, un supercoco. Yo me he limitado a transcribirla y desarrollarla en el post poniendo de paso algún ejemplo.

Por lo demás, claro, volviendo a El Pesi, yo tampoco desprecio lo "documental". Pekar, de hecho, me gusta mucho. Pero Jaime Hernandez también, que es todo menos "documental".

Pepo Pérez dijo...

sí, te he entendido, Álvaro. Mensaje, ideología de la obra. Si a eso me refería. Por eso lo del mensaje milleriano. Obra=autor.

Pepo Pérez dijo...

Es decir, te vuelvo a releer y te vuelo a enteder, creo, correctamente: hablas de la ideología que transmite una obra (no de los personajes). Vale.

¿y cuál es esa ideología en ese caso?
Lo hemos hablado al menos cinco veces ya, y resulta que la ideología que según tú transmite esa obra (FM) no es la misma que, según yo, transmite.

Y eso, desde luego, no es casualidad. Es porque, precisamente, la obra lo permite, al no estar cerrada sino ser ambigua (por el tono y los personajes).

Anónimo dijo...

Ufff... cuanto honor. No sé si es para tanto, en serio. Ya me gustaría saber exponer con orden y claridad y atar todos los cabos posibles...

Está bien esa clasificación de su amigo, matizable, sí, y conduce a otras preguntas (una, lo que dice Álvaro: uno nunca es totalmente neutro), pero eso está bien: viva la duda.

Lo de Pekar venía a cuento por algo que había leído -más bien entreleído- hace la tira de años (13, más o menos), en algún Comics Journal prestado; según recuerdo (y quizá incurro en ficción, je, je) Pekar cuestionó algún aspecto la obra de los Hernández por inverosímil o algo así. Si alguien guarda memoria de esto, o recuerda donde están - si existen- los papeles de la polémica y tiene a bien consultarlos, agradezco que me rectifiquen si así debe ser.

Estoy de acuerdo con Alfred, sobre todo con lo de los Power Rangers: si a alguien algo le aprovecha, estupendo. Cada cuál se traza su camino y cumple sus años y quién sabe dónde uno se va encontrando sus pistas buenas.

Y también estoy de acuerdo con lo de la `barrera´ de los dibujos. Bendita barrera.

Mar adentro es un error de principio a fin, como bien decís, penosamente ensalzado, y por esto mismo un perfecto ejemplo de lo que digo, sí.

Y sobre lo que comentas, JCP, de que el `quiero realidad´ venga de una necesidad infantil-adolescente de identificación... de reforzarla, sí (ya no creo en Superman ahora creo en Ronaldo viene a ser la cosa); pero también parte, en mi opinión, de una gran pereza intelectual: el pretender que una ficción ilustre sobre aspectos que sólo un buen tocho de manuales y ensayos y años puede hacer y que uno es incapaz de tragarse (y de paso, que los haga innecesarios).

Bueno, ya no me enrollo más, que el curro me aguijonea. Un saludo.

Pepo Pérez dijo...

Lo de identificarse no lo veo malo de por sí, aclaro. Yo me sigo identificando con ciertos personajes en ciertas obras de ficción, yo y todo el mundo.

La cuestión que yo planteaba es la necesidad a toda costa de identificarte con ellos para poder disfrutar y valorar una obra.

Porque si pensamos así, eso deja fuera automáticamente a un montón de buena ficción para adultos que no está concebida precisamente para que uno se identifique con ella y sus personajes, sino para otras cosas. Para, por ejemplo, provocar la reflexión (pero de verdad, no como en MAR ADENTRO, Pesi, sí), cuestionarnos cosas que damos por incuestionables, tratar temas oscuros, complejos o ambiguos de la condición humana, etc.

Y también hay tebeos que van por esa onda. He insistido mucho en los Hernandez porque tú los citabas, y es que me parecen muy buen ejemplo de todo esto de lo que hablamos. Ni su ficción es "realista" ni sus personajes pretenden serlo, ni están concebidos para que nos identificamos con ellos. Los Hernandez, aun dentro de sus diferencias de estilo, son precursores de este tipo de tebeo para adultos, abierto, no cerrado, sin pretensión de realismo. Pero que, curiosamente, sí hablan oblicuamente de la realidad, bajo el estilo de "realismo mágico" a lo Beto, o de "realismo mágico-pop" a lo Jaime.

FM es otro que desde hace 15 años abandonó deliberadametne toda pretensión de textura naturalista -dicho por él, aunque es obvio en su obra desde SIN CITY- para adentrarse en terrenos más abstractos, irreales y simbólicos.

Y con otros autores menos discutidos que él, tipo Chris Ware, Burns o Blutch, tres cuartos de lo mismo. Todos van por ese camino de lo irreal, lo simbólico... sí, lo "abstracto", en el sentido en que hablé hace una semana, cuando el post sobre el "realismo vs. abstracción" en los tebeos. Da igual que el grafismo sea o no naturalista, ésa no es la cuestión. La cuestión es más sutil y amplia, más del conjunto de la obra, de su concepción y plantemiento.

Jaime Hernandez es bastante naturalista en su dibujo, pero sus tebeos NO son naturalistas: siempre hay toques extraños, irreales, etc. El conjunto siempre transmite una extrañeza, una irrealidad pop y cierta "frialdad" que, para mí, son muy expresivas, francamente.

santibilbo dijo...

El Pesi tiene razón en esa deriva hacia el reality de los consumidores, en vez de satisfacer sus ansias de completud en la ficción. Por pereza intelectual y por la mediocridad autosatisfecha que sacraliza la vulgaridad cotidiana y no el vuelo imaginativo. No obstante hay múltiples ficciones fantásticas en los ultimos años(, Star Wars,códigos da Vincis y demás) que todavía muestran el hambre de ficción de las masas.Yo no veo dificultad en el acceso al comic.Como en todo medio habrá recursos más complejos y autores más oscuros, pero no olvidemos que hasta anteayer ha sido un medio popular, con grandes tiradas y con presencia en periódicos,y cuya narrativa clásica se absorbe casi por osmósis.Díficil es el expresionismo abstracto.Estas causas no explican el escaso número de obras maestras del cómic en relación a las otras artes.Normalmente alguien con talento visual se dedica a la pintura o al cine, y alguien con habilidades linguísticas a la literatura o al pensamiento. NO HAY TANTOS TALENTOS que elijan el comic como su vía de expresión, porque está peor considerado o se paga poco.A veces surge un talento cuyo lenguaje propio es el comic, llega a multitudes y además se forra(Schultz y sus Peanuts).De hecho creo que salvo algunas excepciones por todos conocidas, la tira de humor ha conseguido las obras más influyentes en la alta cultura y en el imaginario popular.
Lo de ponerse a discutir sobre la adultez de una obra me suele dar miedo.Hay narraciones que se basan en su trama y en la identificación con sus personajes que se remontan a los albores de la fición y que han conmovido profundamente a ganeraciones de lectores.De hecho la identificación es la clave de la emoción artística, pues si lo que se nos expone no nos conmueve, nos importa una higa todo lo demás.Un asesino, una viuda del xvII,un huérfano o un ministro nos interesan por empatía y por ende , identificación, por lo que tienen de humano y que nosotros podemos aprehender.Si no el artista fracasa. También creo que reducís la complejidad del Señor de los anillos e incluso de Wachtmen, que no son solo tramas o puzzles para listos, sino que presentan muchas lecturas en terminos abstractos y universales y utilizan complejidades estilísticas nada baladíes
Para acabar el rollo, estoy un poco harto del supuesto mérito de la obra abierta frente a la cerrada. Si una obra tiene múltiples lecturas y emociona a gentes de diversos siglos y mentalidaes no es porque espere que los receptores la completen, (olé el lector artista!)sino porque la mayor parte de las cuestiones que nos conmueven no se han cerrado nunca. Pero anda que no hay obras magistrales que tenían muy claro lo que querían decir y con una forma muy concreta (de hecho daban las pautas de lectura al receptor).Pobre Mar Adentro, oye, algo panfletaria, a veces algo superficial, pero más ambigua y menos maniquea de lo que parece

Pepo Pérez dijo...

"Lo de ponerse a discutir sobre la adultez de una obra me suele dar miedo. Hay narraciones que se basan en su trama y en la identificación con sus personajes que se remontan a los albores de la fición y que han conmovido profundamente a ganeraciones de lectores. De hecho la identificación es la clave de la emoción artística, pues si lo que se nos expone no nos conmueve, nos importa una higa todo lo demás"

Santi, yo sólo he dicho, y pienso, que lo de la ausencia de necesidad de identificarse es propio -normalmente- de un espectador adulto... no de la obra en sí misma.En otras palabras, que la clasificación intentaba ordenar más bien la actitud -y aptitud- del espectador que las obras en sí mismas. Sobre todo porque, ya lo has dicho tú, luego una obra no tiene por qué encajar del todo en una de las 3 posibilidades; puede encajar en dos de ellas o incluso en las tres.

En cualquier caso, creo que en tu discurso llamas identificarse a algo que no lo es; o al menos no es a lo que yo me refiero con "identificarse".

Emocionarse o conmoverse porque empatizas con un personaje o le comprendes no siempre pasa por "identificarse" con él, y a eso iba yo.

Haz la prueba con, ya que la mencionas, WATCHMEN que, en efecto, no encaja del todo en el 2º estadio de la clasificación (como toda clasificación, no sirve para encajar exactamente la realidad, sólo intenta ayudar a aprehenderlo mentalmente; y vuelvo a insistir en que es algo pensado más para la actitud del espectador que pra la obra en sí). ¿Cuál es el personaje que más empatía despierta de WATCHMEN, emocionalmente hablando?

Vale. Ahora, te pregunto: ¿Te identificas con él?
¿No, verdad?

Lo cual, de paso, demuestra que es cierto lo que dices, y que reducir WATCHMEN a sólo el segunda escalón de la clasificación es demasiado reduccionista; vaya, que tienes razón. WATCHMEN ni siquiera tiene final cerrado, ni algunos mensajes son del todo claros, o sea, que sí, que no sólo es un puzzule para listos (aunque también), contiene más cosas.

Y ya que estamos, haz la prueba con esas obras universales a las que te refieres, a ver dónde pueden encajar más a menos en la clasificación. Yo te diría que, posiblemente, en las tres.
Lo que varía luego es la ac/p/titud del espectador hacia esas obras.
es decir, yo te diría que las obras más universales contienen pasajes e incluso lecturas completas que permiten la identificación; pero contienen también una trama coherente que permite disfrutar de dicha coherencia y, finalmente, incluyen pasajes o lecturas en conjunto abiertas a múltiples interpretaciones.

"Para acabar el rollo, estoy un poco harto del supuesto mérito de la obra abierta frente a la cerrada. Si una obra tiene múltiples lecturas y emociona a gentes de diversos siglos y mentalidaes no es porque espere que los receptores la completen, (olé el lector artista!)"

Pues yo no me tomo tan a risa lo del del "lector artista", o "espectador artista". Ya que hablamos de desacralizar el arte, empecemos por ahí: en muchos casos, el papel que juega el espectador no es ninguna tontería, e incluso el artista juega a incluirlo en su obra.
De hecho, mucho arte moderno, desde Duchamp -uno de los primeros en plantear esto-, juega muchísimo a involucrar al espectador como sujeto activo a la hora de cerrar e interpretar la obra.

"..sino porque la mayor parte de las cuestiones que nos conmueven no se han cerrado nunca."

pues creo que tienes mucha razón.

" "Para acabar el rollo, estoy un poco harto del supuesto mérito de la obra abierta frente a la cerrada. ... anda que no hay obras magistrales que tenían muy claro lo que querían decir y con una forma muy concreta (de hecho daban las pautas de lectura al receptor)."

Ya, pero yo es que no hablaba tanto de las obras, Santi, como, repito, de la actitud a la hora de interpretarlas. Hablaba, en mi clasificación, del espectador. De cómo el espectador puede percibir e interpretar una obra con arreglo a su edad (real o mental). Yo no he dado más mérito a una obra pensada sólo para adultos que a una obra dirigida sólo al público infantil. De hecho, ya lo dije en otra ocasión, lo más difícil a veces es aunar las dos cosas. Las obras de "doble lectura", que pueden ir a ver el papá y el hijo juntos, y cada uno la ve de distinto modo, y ambos pueden disfrutarla, cada uno a su modo.

santibilbo dijo...

Pepo, en general estoy de acuerdo con tus matizaciones, aunque me reafirmo en que la empatía, es no sólo la capacidad de meterte en la piel de otro, sino de ver en otros una parte de ti.Es este uno de los objetivos del arte, completarnos, vivir todas las vidas, explorar la condición humana. y sólo nos conmueve un personaje o una ideología (por enlazar con Alvaro) si vemos en ellos un fragmento de nosotros mismos. De hecho solemos decir que el personaje es frío si no sentimos esa llama de la emoción por mucha precisión psicológica aparente. Por supuesto que la mera identificación con un personaje viviendo la trama es propia de un niño o adolescente, y comparto tu admiración por las obras destinadas a varias generaciones.Por cierto a mi los personajes de Watchmen me parecen algo fríos, ajenos ,tarados e hijos de puta. A mi solo me conmueven de verdad el quiosquero, el lector y las dos lesbianas. Los héroes apuntan rasgos interesantes(sobre todo Roschard)pero a mi entender es una obra que funciona más en terminos intelectuales y abstractos que emocionales (grandes temas, ambiguedades, metaficción y final abierto).
En cuanto a la actitud de los receptores me parece muy bien que sean inquietos y que reflexionen sobre la obra, o que la completen cuando sea ambigua, o que desarrollen las sugerencias esbozadas, aunque no creo que se necesitara al bueno de Umberto para descubrir Mediterráneos. Lo del lector artista iba por que me parece una forma de halagar su vanidad. El arte como juego me parece simpático, ingenioso, algo banal. El mus es más excitante, porque se juega en igualdad de condiciones, cosa que no se produce en la obra más abierta del mundo. Aún así la acepto, sólo digo que no es mejor que la supuesta obra cerrada. En cualquier caso ,da gusto conversar contigo

Pepo Pérez dijo...

"Pepo, en general estoy de acuerdo con tus matizaciones, aunque me reafirmo en que la empatía, es no sólo la capacidad de meterte en la piel de otro, sino de ver en otros una parte de ti."

En esto tienes razón.

"Lo del lector artista iba por que me parece una forma de halagar su vanidad. El arte como juego me parece simpático, ingenioso, algo banal."

ja, ja, ya veo por dónde vas y desde luego es como para pensárselo (yo en este caso) dos veces.

Ah, y el gusto es mío.