domingo, marzo 25, 2007

¿CUÁL ES EL MENSAJE DE '300', EL TEBEO?

No guardo 300 en mis estanterías porque lo devolví a la librería. Había algo en él que me molestó sobremanera.
Recuerdo que en algún momento se remarcaba la idea que los espartanos eran el último bastión, la última línea de defensa de la democracia.
De esta manera, ellos defendían un sistema en el que no creían.
Aquellas frases me llevaron a pensar en la película Algunos Hombres Buenos, la película de Nicholson y Cruise. También ellos eran la última línea de defensa de su país, Estados Unidos, adalid de la democracia occidental. Y, por sus modos y los procedimientos militares, quedaba claro que ese sistema democrático les era poco aplicable a ellos mismos.
Con todo eso en mente 300 me pareció patriotera y algo facha... entonces.

Hoy me doy cuenta de que Miller maneja unos registros épicos, extremos, que hacen difícil catalogar políticamente sus trabajos. La suya es una oda a la heroicidad. La de unos arquetipos dispuestos a sacrificarse por su comunidad a veces, otras por simple honor y deber.

De todas maneras, cuando vi recientemente El Laberinto del Fauno, no pude evitar pensar que si esa película la hubiera rodado Miller el héroe habría sido Sergi López.

(Toni Boix, Zona Negativa)

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En el tebeo y en la película (la vi ayer) creo que el mensaje es el mismo: la lucha del hombre libre y, por ello, sujeto genuina y fervientemente -no por imposición- a ciertos valores (respeto, honor, ley, deber), decisiones y convicciones frente a un poder totalitario y absoluto, frente a una entidad colmena. Ver cómo, en el universo Miller, un hombre con capacidad de decisión propia, con libre albedrío, siempre se inclinará por una defensa de su modo de vida, un concepto que no sólo se refiere a status (Jerjes ofrece a Leónidas a cambio de su vasallaje no sólo mantener las cosas como están en Esparta, le ofrece ser "caudillo de toda Grecia") sino a un "algo" interior, a unos principios espirituales, unos ideales que, para Miller, son "larger than life". Creo que es un principio que se repite bastante en la obra de Miller y que la historia de 300, con todos sus añadidos y licencias, se prestaba perfectamente al tipo de mensaje por el que siente debilidad el norteamericano. Evidentemente, la exaltación de la perfección física, la disciplina salvaje y la manera de retratar a unos espartanos implacables, auténticas máquinas de matar, puede hacer pensar que el autor está realizando una oda al militarismo y a un cierto tipo de perfección, así como una decidida apuesta por el enfrentamiento armado, la agresividad, como único modo de solucionar conflictos, símbolos evidentes de un cierto tipo de ideología. Para mí esto sería quedarse sólo con el artificio (que lo hay), con el envoltorio de la obra. Por último, pensar en una traslación espartanos-yanquis, persas-mundo árabe me parecería de una simpleza sonrojante y un flaco favor hacia un autor que, con sus defectos, siempre ha dado para mucho más.

(Alex Serrano, Culpable y Perdedor)

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Leí "300" cuando salió y no lo he vuelto a hacer, así que mis recuerdos son algo confusos al respecto. De todas formas, creo tener claro que Miller bien sabía que la espartana era una polis donde reinaba una oligarquía guerrera, así que los valores democráticos que hoy tanto balbuceamos brillaban por su ausencia (de hecho, eran rechazados y despreciados, por venir de los débiles atenienses). En resumen, podría decir que con "300" Miller siguió construyendo héroes que sólo se entienden dentro de su contexto y no en un mundo blanco y dicotómico como el Universo DC o el Universo Marvel tradicionales. Algunos verán en este cómic una oda al fascismo bélico, pero qué leches, ¿a que seguro que más de uno se siente cautivado por la fiereza ancestral de este pueblo? Yo de pequeño sí, me chiflaban estas cosas. Ahora soy un amargado que ha dejado tanto el idealismo como el romanticismo atrás. Y ahora veo "300" como una rapsodia que ensalza el extremo sentido del honor de unas gentes educadas únicamente para la guerra. No leo más allá, o no quiero.

(Sergio Morales, Tirafrutas)



(no dejéis de ver los YouTubes que enlaza Entrecómics)

9 comentarios:

Pepo Pérez dijo...

Los demás que leáis esto, animaos y decid aquí también vuestra opinión sobre la pregunta (¿CUÁL ES EL MENSAJE DE '300', EL TEBEO?), si es que os apetece.

Anónimo dijo...

jue jue jue maravillosa esta seguidilla de info, si señor.
No he visto la pelicula todavia pero la voy a disfrutar como un poseso, con lo que me gustan las piñas, los mandobles y la fotografia sofisticada. Aguante Miller, Snyder, Leonidas carajo.

Me hace gracia el empeño de despegarse de las interpretaciones mas jodidas. Cual es el problema? Miller ya lo dijo clarito: le impresionaba como las democracia confiaban en una estructura totalitaria para su defensa.
Miller ahora tiene que escribir sobre el otro totalitarismo del que se sirven las democracias: El Cristianismo Catolico Apostolico y las grandes religiones en gral.


Hay algo que no entiendo como lo explican: Algunos dicen que como "300" es anterior a las Torres Gemelas, Bush, etc no tiene relacion.
Entonces, por que Verhoeven, un holandes transplantado, un par de años ANTES incluso que Miller, ya percibio esa corriente telurica subterranea de supurante fascismo que estaba a punto de reventar en USA, cuando se mando la maravillosa Starship...

Miller tambien percibio lo que se venia. Por eso "300".


Pepo, mira esta maravillosa version de las Termopilas, a cargo de Robin Wood, el otro GRAN guionista argento-paraguayo de estos lares

http://articulos-interesantes.blogspot.com/2007/03/las-termpilas-segn-wood-olivera.html

Anónimo dijo...

me olvidaba: si ya la antigua "El leon de Esparta" tenia clarisimas lecturas politicas, occidente contra oriente durante la guerra fria, por que esta no?

Anónimo dijo...

" Bin Laden se conmovería por el espíritu de resistencia y martirio que inspiró a 300 soldados espartanos a enfrentarse durante tres días con una fuerza enemiga vastamente superior y tecnológicamente más avanzada, en nombre de algo más importante que sus propias vidas.

Según el historiador griego Heródoto (484-425 antes de Cristo) y "300", la nueva versión fílmica de estos hechos, eso es precisamente lo que un aguerrido batallón espartano hizo en la batalla de las Termófilas en el año 480 antes de Cristo contra las hordas invasoras del Imperio Persa.

La gesta se parece a la resistencia de Al Qaeda y el movimiento islamista Talibán en 2001, ante los enjambres de soldados afganos, británicos y estadounidenses en las escarpadas montañas de Tora Bora.

Entonces, ¿por qué neoconservadores y otros halcones estadounidenses aplauden con tanto entusiasmo la película, basada sobre una popular novela gráfica de 1998 del historietista y guionista cinematográfico Frank Miller?

¿Es solamente porque los espartanos son máquinas de pelear, blancas, hermosamente esculpidas, ansiosas de morir por el rey y la patria contra el Otro, de piel oscura, del ejército persa?

¿O tal vez porque sucesivos historiadores desde Heródoto retrataron a las Termófilas como el momento en que la balanza se inclinó en favor de la civilización occidental y en contra de la tiranía oriental?

"Los griegos contemporáneos vieron a las Termófilas como una lección crítica de moral y cultura", escribió el historiador militar Victor Davis Hanson, impulsor de la guerra de Iraq y frecuente invitado a cenar del vicepresidente Dick Cheney, en el texto de introducción a la película divulgado por sus realizadores.

"En términos universales, un pequeño pueblo libre, por su propia voluntad, le había ganado a enormes cantidades de sujetos imperiales que avanzaron bajo el látigo", agregó.

El propio Hanson aseguró que la película "no tiene nada que ver con Iraq o con acontecimientos contemporáneos".

Pero el cineasta Zack Snyder incluyó en la película una escena que no figura en la novela gráfica de Miller y que parece una apelación a los actuales neoconservadores, preocupados de que Washington esté perdiendo su impulso belicista en Iraq y más allá.

Cuando la reina espartana Gorgo pide refuerzos urgentes para la fuerza de 300 hombres liderada en las Termófilas por su esposo, el rey Leonidas, Theron, un político calculador y profundamente cínico, rechaza el reclamo, y observa: "Leonidas es un idealista".

"Nuestro rey ha llevado a 300 de nuestros mejores hombres al matadero. Ha infringido nuestras leyes y partido sin el consentimiento del consejo. Soy simplemente realista", añadió.

Theron procede a traicionar a la reina, quien luego lo apuñala. Mientras muere, de la túnica del político caen monedas persas. Queda así demostrado que los "realistas" son peores que los cínicos, que confraternizan con el propio mal.

¿Y qué hay del resto de Grecia? Los atenienses participan en la lucha, pero como no los anima el espíritu guerrero, sino el intelecto, el arte y el afán comercial, se ubican en el margen de la batalla.

Mostrar a los políticos realistas como desleales y a los artistas y filósofos como flojos delinea los valores que enaltece "300" como retrato cinematográfico de la sociedad.

Según esta película, lo que necesitan los hombres libres es un líder idealista cuya misión declarada en la vida sea morir por la patria en los campos de batalla. Todo lo demás, como la política y la supervivencia, son detalles menores, destructivos para los valientes espartanos.

Los neoconservadores se han arrogado como propios los ideales espartanos desde el estreno de la película, con una sorprendente cantidad de críticas laudatorias en periódicos tales como The Weekly Standard --que publicó dos reseñas en 10 días-- y una en The National Review.

David Kahane, en The National Review, destacó el obvio atractivo que presenta la película para una audiencia masiva.

"Cuando, al comienzo, un desdeñoso emisario persa insulta a la sensual esposa del rey Leonidas, amenaza al reino y se enfurece con la 'blasfemia', el rey lo arroja a un pozo sin fondo. Y en Esparta nadie pregunta: '¿Por qué nos odian?' ni busca un terreno común con los persas", anotó Kahane.

Kahane continúa aplaudiendo a "300" por considerar que se remite a los tiempos en que un hombre era un hombre, una mujer era una mujer y los malos eran desmesuradamente malos. En otras palabras, los propios cimientos sobre los que se construyó Hollywood.

Bill Walsh, quien reseñó la película en The Weekly Standard, ve la historia narrada en "300" como un momento de definición en la supervivencia de la civilización occidental.

"Una victoria persa pudo haber eliminado el ideal griego de libertad regida por la ley, e impuesto el sistema monárquico y teocrático altamente centralizado conocido por las generaciones pasadas como 'despotismo oriental'", anotó Walsh.

"En este relato, los espartanos no sólo dan lo mejor de sí como hombres libres que luchan por su libertad, sino que su sacrificio ayuda a preservar los conceptos e instituciones que florecieron en la civilización gloriosa que, finalmente, se construyó sobre los cimientos griegos", agregó.

Walsh concluye que, a pesar de las numerosas licencias históricas del filme tanto en su retrato de espartanos y persas, la obra es una ocasión "para considerar el significado de valores como sacrificio, libertad, honor y valor".

Otros críticos advierten que el tratamiento deshumanizante dedicado a los persas se suma peligrosamente al discurso público que tensiona las relaciones entre Estados Unidos e Irán.

A pesar de los paralelos entre espartanos y estadounidenses y entre persas e iraníes, la historia de las Termófilas es una narración clásica, y las "hordas bárbaras" desempeñan un rol atemorizante, de acuerdo con la tradición del melodrama.

Pero el paralelo más chocante tal vez sea el retrato de guerreros idealistas y deshonestos políticos realistas, en tiempos en que los neoconservadores postulan el refuerzo de las topas en Iraq.

La película "300" también muestra conceptos caros a los halcones estadounidenses como el idealismo desenfrenado, el suicidio como estrategia bélica y el aniquilamiento del enemigo sin toma de prisioneros.

El filme va un paso más allá. En una reminiscencia a "El triunfo de la voluntad", el documental de la cinesta nazi alemana Leni Riefenstahl, los espartanos, contrapuestos a los persas de piel oscura, son exhibidos como ejemplos de perfección física masculina.

La narración cinematográfica de Snyder esquiva cualquier referencia a la homosexualidad, muy común en la Esparta antigua, pero sus imágenes bordearían la pornografía si se retiraran algunas pequeñas piezas de vestimenta estratégicamente ubicadas.

La sociedad espartana también era el modelo de la utopía nazi. El militarismo fascista, tanto en la apariencia como en la práctica, se despliega en toda la película como la herramienta a través de la cual los hombres libres conservan su libertad y separan el bien del mal.

Aunque los 300 espartanos retratados en el filme no prevalecieron en su intento de repeler las hordas persas, tocaron una cuerda sensible de los halcones estadounidenses. Para los neconservadores, "300" representa un triunfo de la voluntad. "

Anónimo dijo...

Venga, venga, que sí, que Miller no hace apologías fascitoides, que no, que sólo ensalza la estética del hombre duro y guerrero en acciones épicas de corte militar.


¡Anda, sí Marinetti hacía lo mismo!

Recordemos que el fascimo italiano fue también una elección estética, además de ideológica.

Quizá sea aún más despreciable el que ensalza el fascismo precisamente por cuestiones estéticas, qué quieres que te diga.

Si hasta me va a caer mejor Millar y sus Ultimates (divertido ver a esos malos malísimos tirando la Estatua de la Libertad igual que los buenos buenísmos tiraron la de Saddam...)

Pepo Pérez dijo...

"Venga, venga, que sí, que Miller no hace apologías fascitoides, que no, que sólo ensalza la estética del hombre duro y guerrero en acciones épicas de corte militar."

Para ser "apologías", sus tebeos dan lugar a muy diversas interpretaciones, ¿no? Espera y verás, que hay más.

Anónimo dijo...

Algunos ¿historiadores?, en lo que no deja de ser, a todas luces, una exageradísima interpretación, defienden que la batalla de las Termópilas fue decisiva para el devenir no sólo de Grecia sino de la cultura occidental y que gracias a el sacrificio de estos guerreros ahora mismo no estamos inmersos en una cultura heredada de los persas (como si éstos hubieran sido un pueblo de salvajes, sin arte ni cultura ni valores) Evidentemente, la acción militar de los espartanos no fue tan decisiva en el devenir final de la guerra y su sacrificio adquiere más protagonismo en el terreno simbólico de la épica. Temístocles hubiera derrotado posteriormente a los persas sin esa ayuda espartana.
Me parece que, sin llegar a esa interpretación extrema, los tiros de Miller apuntan bastante en esa dirección. El mensaje de 300 es más obvio aquí que en otras obras suyas (y mejores) donde juega con la ambiguedad. El sacrificio del héroe en defensa de su pueblo y de un modo de vida. Un sacrificio total, en cuerpo y alma. Vamos, el concepto cristiano del sacrificio.
Un poco más de perspectiva histórica hubiera aportado más matices sobre los espartanos. Cómo éstos lucharon para no ser dominados por los persas, si, pero a su vez, como los propios espartanos no tuvieron reparo alguno en conquistar Mesenia y convertir a sus habitantes en esclavos.
Otra cosa que no deja de resultar curiosa es la celebración universal de la grandeza de Alejandro Magno como líder militar y estratega al conquistar Persia, que no hizo otra cosa que completar (a la inversa, claro) lo que no pudo hacer Jerjes I con Grecia un siglo y medio antes. Y eso que no hay etnocentrismo occidental en nuestra historia, que si lo hubiera....

Julio Lleonart i Crespo dijo...

Miller adapta en gran medida, la historia que Herodoto contó en sus "Nueve libros de la historia" los Espartanos eran una oligaquia monárquica, detestaban la Democracia ateniense por el hecho de que los vían débiles, Leónidas no cesaba de repetir que ni Jerjes ni el resto de Griegos tenían tantos guerreros en el campo de batalla como él. Era un déspota, un esclavista (porque no olvidemos que en Esparta había un sistema de castas, donde la esclavitud estaba al orden del día) pero... Pese a ello, al tratarse de unos valores tan dúramente inculcados, tan arraigados en su sociedad y en sus mentes, cualquier atisbo de imposición externa, de ver lo que uno es reflejado en el enemigo que pretende hacer contigo lo que tu haces con los demás... Ya no gusta. Y por tanto se erige contra los Persas... ¿Por la libertad? Claro que si, por la suya y la de los suyos, los únicos válidos, recoerdemos a Goro: Las mujeres espartanas son las únicas que traen verdaderos hombres al mundo. Recordemos a Dienekes, soldado espartano, quien creía que los arcos eran una forma vil y cobarde de luchar cuando contestó “Tanto mejor; lucharemos a la sombra”. Volvamos a recordar a Goro: Espartano buelve con tu ecudo o sobre él... Etc etc etc, son palabras, frases arrancadas de la historia de un pueblo duro, brutal... ¿Miller? Tan solo hizo un cómic en el cual la vistosidas, su grafismo, impacta tanto como su visión sesgada de la historia... Y pese a ello es un gran tebeo. Y como experimento visual, la película no deja de estar al nivel del propio tebeo.

Pepo Pérez dijo...

sí, parece claro que en el tebeo, de Historia, poco, y de mito, todo. En particular, lo de convertir a los espartanos en adalides de los hombres libres y de la "libertad", cuando ellos mismos tenían esclavos, es el ejemplo más evidenete de cómo se convierte un hecho histórico en pura ficción.

Gracias, Julio, Aryentino, John, anónimo. Que el ritmo no pare, adelante, más opiniones.