domingo, marzo 18, 2007

HERGÉ, PERIODISTA

El centenario del nacimiento de Georges Rémi, conocido como Hergé, creador del reportero de cómic Tintín, recorre el planeta. Si a mediados del pasado febrero cerró la exposición sobre el dibujante en el Centro Pompidou de París, en los próximos meses seguirán emisiones de sellos, bautizos de calles y plazas, colocación de la primera piedra de un museo dedicado al autor y su obra en Louvain-la-Neuve (junto a Bruselas), una película para 2009 que dirigirá Steven Spielberg y, naturalmente, muchas exposiciones para conmemorar su venturosa llegada al mundo, el 22 de mayo de 1907, en el seno de una modesta familia de Etterbeek, un barrio de la capital belga.
--------
Artículo de Agustí Fancelli. Sigue en El País. Y así, a lo tonto a lo tonto, se ha convertido en una costumbre las noticias prácticamente diarias sobre tebeos en las páginas de Cultura de los periódicos nacionales.
Por lo demás, EXCELENTE artículo que demuestra que es posible conciliar el análisis y el rigor con la divulgación para un público no especializado. Ejemplos:


¿Por qué la obra de Hergé continúa despertando tantas pasiones? ¿Por qué cada año se siguen vendiendo 10 millones de sus álbumes? Sin duda porque sintoniza bien con la contemporaneidad, marcada por la cultura de masas y el periodismo. Hergé fue ante todo un periodista. Si su álter ego nunca envía crónicas de sus aventuras (salvo En el país de los sóviets y en Tintín en América, donde se halla una fugaz referencia del reportero a que ya tiene vendidas sus exclusivas), él fue una verdadera rata de redacción. Desde las revistas católicas de boy-scouts, en las que apareció el prototintín Totor, hasta la revista Le Journal Tintín, lanzada después de la guerra, pasando por las redacciones de los diarios Le Vingtième Siècle y Le Soir, Hergé hizo de todo: maquetar, redactar textos, poner pies de fotos, cuidarse de la impresión... No es sólo que ejerciera el métier, sino que éste se convirtió en parte substantiva de su creación.

Antes que como álbumes, las aventuras de Tintín aparecieron por entregas en diarios y revistas. Esta capacidad de fragmentar el discurso es común a todo el género del cómic, pero Hergé la ejerció de forma magistral, ritmando las tensiones intermedias del relato hacia el desenlace final, invariablemente feliz. Por lo demás, esta técnica de atención al fragmento dentro de la complejidad de la trama configura uno de los lenguajes de la posmodernidad y coincide con la forma de lectura del niño, capaz de pasarse horas fabulando con una viñeta para reengancharse a su antojo a la narración propuesta por el autor.

Hergé estuvo atento a los movimientos artísticos de su tiempo. Fue admirador de Andy Warhol -que le retrató- y Roy Lichtenstein.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Oh, una exposición de objetos coleccionados por Jordi Tardà relacionados con Tintín. Eso asegura fetichismo y superficialidad a raudales.