jueves, marzo 15, 2007

LA IMPORTANCIA DE TENER VOZ


Yo he derivado en que no pongo en duda que Houellebecq es flor de un día y que su obra pasará a la historia en cuanto la historia en sí salga por peteneras, pero que me gusta igualmente,

Eso lo escribe Id, en Imbécil y desnudo. A mí también me gusta, a pesar de todo. Por la voz. Houellebecq TIENE CARENCIAS ARGUMENTALES, porque es arbitrario, un cara y un viva la virgen para según qué cosas. Si le apetece meter sexo o algo, lo mete, aunque no venga al caso argumentalmente hablando y pegue el cante; lo mismo con las epatantes escenas de infinita (y gratuita) crueldad o, muy especialmente, digresiones sobre física cuántica y proyecciones de futuro con bases más (o menos) científicas. Me da igual, porque Houellebecq la tiene. LA VOZ. Es muy jodido alcanzar una voz narrativa propia, de verdadera personalidad, y la de Houellebecq la reconoces en cualquier página suya. No sólo eso: por encima de todos sus caprichos y debilidades, esa voz emite verdad. Su verdad, claro, pero ESO es lo que importa en cualquier artista. Que la voz sea verdadera, no impostada, porque de lo contrario, se nota (LO TUYO ES TODO TEATRO). No creo que sea el caso.


Me gustan muchos otros autores exactamente por la misma razón, porque tienen voz propia y es verdadera. Y si tienen debilidades, imperfecciones, qué importa eso, para algo son humanos (WELL, NOBODY'S PERFECT). Pero la voz. Esto es básico, y sin eso, malo. La voz además, cuando es verdadera, tiende a expresar la esencia de la época en la que vives, y eso es casi más importante aún. Quien lo consigue habrá traspasado el velo, porque, en el fondo, una época es igual a cualquier otra. Tampoco puedes expresar otra cosa que no sea el espíritu de tu época, por otra parte. Lo que sí pasa a menudo es que hay muchos que no son capaces no ya de expresarlo, sino ni tan siquiera de ver ese espíritu. Los que sí tienen ojos en la cara para verlo y VOZ para explicarlo, ésos, ésos son los que cuentan.


Me bañaba durante mucho tiempo, al sol y a la luz de las estrellas, y no notaba nada más que una leve sensación oscura y nutritiva. La felicidad no era un horizonte posible. El mundo nos había traicionado. Mi cuerpo me pertenecía por un breve lapso de tiempo; yo jamás alcanzaría el horizonte asignado. El futuro estaba vacío; era la montaña. Mis sueños estaban poblados de presencias emotivas. Yo era, ya no era. La vida era real.

Houellebecq, LA POSIBILIDAD DE UNA ISLA, el espíritu de SU época. Una como tantas otras:

8 comentarios:

Octavio B. (señor punch) dijo...

¿qué añadir? Sólo que Imbecil y Desnudo se muestra muy inteligente y bien vestido de razones. Bravo. Esa ausencia de voz es preocupante en autores "de género". Escritores y autores de cómic más preocupados en lo contado, que en el cómo. Esto en la historieta era lo más común, salvo casos aislados.
Por último diría que, además, no basta con encontrar LA Voz, sino dominarla y que ella no te domiine, pues el riesgo es caer en la hoquedad esteticista, a lo Almodovar (en algunas películas al menos)

Miguel Porto dijo...

Pues en un caso de alienación cósmica hoy voy a estar de acuerdo con vosotros :-D

A mi me encanta Houllebecq igualmente, disfruto de su mala baba a diestra y siniestra. Me parece como una especie de Voltaire contemporáneo.

Y sobre LA VOZ coincido plenamente.

Anónimo dijo...

"Escritores y autores de cómic más preocupados en lo contado, que en el cómo."

Me temo que los escritores y autores que se fijan más en el cómo tampoco son muy apreciados por el público. Al menos, eso es lo que he visto en ciertos foros de literatura.

P.D.: A mí, con Houellebecq me pasa lo mismo que con Bukowski: tiene más fama que talento.

Pepo Pérez dijo...

no, si ya te digo, John, soy consciente de hasta dónde llega H. No me importa.

Anónimo dijo...

Aunque no he leído todos los libros de Houllebecq, creo que "Ampliación del campo de batalla" y "Plataforma" dan en el clavo de la sociedad que hoy en día nos toca vivir. Están escritos desde la rabia (como los young angry men), algo que se está perdiendo en esta alienante y clónica sociedad globalizadora.
Aunque en "La posibilidad de una isla" hay algunas ideas interesantes, la novela es demasiado pretenciosa, intenta abarcar muchos frentes sin terminar de cerrar ninguno.
Desde luego no es tan redonda como "Plataforma".

Otra autora que considero que también tiene voz propia y eso tan difícil de conseguir que es un estilo único y característico, es la belga Amelie Nothomb.

Pepo Pérez dijo...

Bukowski nunca me ha interesado, ni de joven, que es cuando te impacta, aunque voz narrativa tenía para rato, desde luego.

Nothomb, asignatura pendiente.

La mejor novela de H. es "Las partículas elementales", a mi juicio. H. me recuerda en cierta manera a Camus, aunque éste fuera mejor literariamente hablando. H. se me antoja un Camus posmoderno, muy de nuestros tiempos, por supuesto. Y Camus es uno de mis favoritos, supongo que por ahí me viene la cosa.

Pepo Pérez dijo...

"Están escritos desde la rabia (como los young angry men)"

es esa desesperación que irradia H. lo que me más me conmueve en sus libros. Sobre todo porque parece absolutamente verdadera.

Little Nemo's Kat dijo...

No vi este post en su día, vaya, pero no me resisto, y es que me uno al club de los epatados por la mala baba "Houllebecquiana" y su lucidez a la hora de radigrafiar fracasos generacionales. Como usted, don Pepo, me quedo sin ninguna duda con Las partículas elementales; que leí con desagrado hasta más de la mitad de sus páginas y terminé deslumbrado (por gustarme, me ha gustado hasta su adaptación cinematográfica).