sábado, marzo 17, 2007

EL HONOR Y LA GLORIA

Fue mi amigo Teo Marcos quien me regaló, en torno a 1970, el número 3 de la revista argentina LD (Literatura Dibujada), donde descubrí a Mort Cinder, el inmortal -y nunca mejor dicho- personaje creado por el argentino Héctor Germán Oesterheld y por el uruguayo Alberto Breccia allá por los primeros años sesenta del siglo pasado. Todas las aventuras de Mort Cinder se inician con un objeto que aparece en la tienda de Ezra, el anticuario. En la aventura inserta en la tercera entrega de LD era un vaso griego, probablemente falso, que ceñía el argumento de sus imágenes a la batalla de las Termópilas. Mort Cinder, como era de esperar, también estuvo allí, cuando el mundo era joven -entonces se llamaba Dieneces-, junto a la flor y nata de los espartanos, defendiendo Occidente y sus libertades de la garra hegemónica oriental, representada en aquel instante por Jerjes, el caudillo iranio.
Cuando leí la prodigiosa aventura de Mort Cinder en las guerras médicas no podía imaginar que, alrededor de treinta años después, el gran Frank Miller, indiscutible número uno del cómic estadounidense actual, se fuese a sacar de su inagotable chistera el álbum 300, que ahora acaba de ser trasladado a la gran pantalla con gran mimo y complicidad por Zack Snyder, que ha contado con Gerard Butler para dar vida (y muerte, añadiríamos) a un muy convincente Leónidas.
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Más madera: Luis Alberto de Cuenca, hoy en el suplemento ABCD (gracias, vm).

Y E. Rodríguez Marchante escribe la crítica de la película
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Tanto visual como argumental e ideológicamente, la película es clara y directa: «Vuelve con tu escudo o sobre tu escudo», ésa es la leyenda, la divisa que encabeza el espíritu de aquella gesta. Es fácilmente visible la contradicción que todo esto acarrea con la masilla pegajosa y grasienta del presente, donde lo oportuno, incluso habrá quien piense que hasta lo noble, es correr no hacia los persas sino en sentido contrario.
Aunque ésta es, sin duda, la parte más controvertida del interior de 300, tras las primeras proyecciones en el reciente Festival de Berlín los primeros y más ácidos reproches se dirigían a la estética elegida por Zack Snyder para representar a persas y espartanos. Aparentemente, pura imaginería propia de los peplum: cuerpos brillantes, magníficos, musculados, tanto masculinos como femeninos.


Creo que, en su última frase, Marchante refleja la razón de por qué tantas de nuestras ficciones de hoy son tan violentas: porque la realidad de nuestra sociedad no lo es:

Ya sabemos que nuestra época es la de la sacarina y la flacidez. Pero para eso, entre otras cosas, está el cine, para mostrarnos otros tiempos, otros modos y otras tensiones.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

"...por qué tantas de nuestras ficciones de hoy son tan violentas: porque la realidad de nuestra sociedad no lo es"

No estoy de acuerdo, nuestra sociedad es muy, muy violenta. Y es una violencia que opera a muy diferentes niveles.

Pepo Pérez dijo...

¿muy violenta? ¿comparada con qué? ¿con Esparta, 480 a. C.? ¿con la colonización española de Sudamérica, o la inglesa de norteamérica? ¿con las guerras de religión europeas? ¿con la guerra civil española? ¿con la II Guerra Mundial?

¿ comparada con la sociedad feudal del medievo? ¿con las sociedades de clases del Antiguo Régimen en Europa? ¿con la explotación salvaje del capitalismo inicial del XIX? ¿con las sociedades esclavistas de muy diversas épocas de la humanidad?

Pepo Pérez dijo...

y, por si había alguna duda, me refería a nuestras sociedades, he dicho, "nuestras", es decir, a las del primer mundo. No al tercero. Podemos hablar qué grado de responsabilidad directa tiene el primer mundo sobre el tercero, pero básicamente me refería al interior de nuestras sociedades, y tampoco lo decía por si son "lo suficientemente pacíficas" ni nada de eso. Sólo quería decir que estas ficciones tan violentas vienen a suplir con fantasía una realidad de violencia que EN EL SENO de nuestra sociedad hace mucho que -afortunadamente- no existe. Por eso mismo, mejor en la ficción que en la realidad. El hombre siempre tiene curiosidad por lo que no conoce, por lo que no tiene.
En sentido contrario: en plena II Guerra Mundial, por ejemplo, no creo que la gente tuviese muchas ganas de ver películas de guerra en lugar de comedias.

Anónimo dijo...

A un amigo mío le pusieron una navaja en el cuello hace poco para atracarle. En mi barrio apuñalaron hace un par de años al padre de un amigo de mi hermano mayor. Y hace unas semanas los camellos que venden droga y tienen el piso franco aquí al lado mandaron al hospital a un chaval. Una docena (una docena!!!!) de crios acorralaron a otro en un locutorio y lo apuñalaron (esto al menos si salió en los periódicos). Este chaval ya podrá contarlo. Podría seguir.
A esa violencia me refiero. Es una violencia diaria. La veo todos los días. Los vecinos han de callar. La policia no hace nada. Pero la verdad es que no es un problema sólo policial. Es una violencia aterradora porque esta sutilmente insertada en esa sociedad donde dices que se ha superado. Es una violencia indiscriminada y miserable donde 10 ó 12 adolescentes son capaces de esperar a uno sólo (12 contra uno, ya ves) para matarlo.
No me digas que no hay violencia porque yo la veo cada día.
Y respecto al artículo de Marchante, yo soy de los que saldría corriendo en dirección opuesta a los persas sin ningún reparo moral.
Y no necesito comparar mi violencia diaria con ninguna otra. No me van a bombardear con napalm como en Vietnam, un francotirador no me va a disparar desde una azotea como en Sarajevo o unos fanáticos no me van a degollar como en Indonesia ¿Y qué? Los vecinos de mi barrio ya tenemos nuestra propia violencia.
Y eso por lo que se refiere a la violencia física. Que hay violencias todavía más sutiles. Pero estoy haciendo el comment demasiado largo.

Pepo Pérez dijo...

Tú escribe lo que quieras, que estás en tu casa.

"No me digas que no hay violencia porque yo la veo cada día."

Eh, que no he dicho eso. ¿Cómo no va a haber violencia, tratándose de seres humanos? Lo que he dicho es que esa violencia a la que tú te refieres es un fenómeno que antes era GENERALIZADO.