domingo, diciembre 03, 2006

"EL CABALLERO, LA MUERTE Y EL DIABLO"

EL CABALLERO (TODOS LO SABEMOS) VUELVE DE UNA GUERRA, LA DE LOS SIETE AÑOS, LA DE LOS TREINTA AÑOS, LA DE LAS DOS ROSAS, LA DE LOS TRES ENRIQUES, una guerra dinástica o religiosa, o quizá galana, en el Palatinado, en los Países Bajos, en Bohemia, no importa dónde, tampoco importa cuándo, todas las guerras son fragmentos de una única guerra, todas las guerras forman la guerra sin nombre, la guerra a secas, la Guerra, de modo que el caballero vuelve de un viaje a través de uno de los fragmentos de la guerra, pero es como si hubiese recorrido todas las guerras y toda la guerra porque todas, aunque de cerca parezcan diferentes, vistas a la distancia repiten las mismas infamias y los mismos estruendos, así que no tengamos escrúpulos de fechas ni de nombres, no hay que preocuparse si de los Plantagenet y de los Hohenstaufen hacemos una sola familia díscola, si mezclamos lansquenetes con granaderos, ballesteros con arcabuceros, o si alborotamos la geografía y juntamos ciudades con ciudades, castillos con castillos, torres con torres, y volviendo ahora el caballero, decía que regresa de una guerra, regresa de una cuenta en el collar de la guerra, él cree que es la última cuenta y no sabe que el collar es infinito o finito pero circular y que el Tiempo lo desgrana como si fuese infinito, partió joven y gallardo y la guerra lo devuelve viejo, calvo y flaco, esto no es ninguna novedad, la guerra carece de imaginación y repite sus trucos, de manera que el caballero, como todos los caballeros que han atravesado una guerra sin caer en la celada de la Muerte, tiene la barba crecida, está sucio de polvo, huele a sudor, a sangre y a mugre, sus sobacos alojan piojos, entre los muslos le escuece la pie un sarpullido como de una quemadura, a cada rato escupe una saliva verdosa estriada de filamentos cárdenos, habla con la voz enronquecida por los bríos, los fuegos, las borracheras, los juramentos, los gritos de terror y de coraje, no puede pronunciar dos palabras sin que una sea una blasfemia, ya olvidó el lenguaje florido que usaba cuando era niño y servía como paje en la corte de algún Margrave o de un Arzobispo, olvidó los hermosos gestos y las graciosas reverencias con que trataba a las damas, ahora a las mujeres ya no les pide amor, les pide vino, comida, un lecho, y mientras los soldados violan a las muchachas él bebe solitario y taciturno, hasta que los soldados reaparecen bostezando y entonces él de pronto da un manotazo sobre la mesa y maldice a los reyezuelos que huyen, pálidos y con la ropa hecha jirones, en un corcel sudoroso, para en seguida que terminó la batalla volver a surgir vestidos de oro, bajo palio de oro, (...) la torre altísima, cuadrada, de ladrillos, y más lejos una fila de cipreses, y el chorro de pez ardiente que cayó desde las almenas de la torre, que cayó sobre los caballeros vestidos con túnicas blancas y una cruz roja en el pecho, sobre los caballeros que eran todos finos y hermosos y un rato antes habían oído misa, la misa que ofició para ellos un arzobispo cuajado de pedrerías, y el cráter negro que abrió la pez hirviente, el agujero que humeaba y crepitaba como una sartén al fuego, él, el caballero, percibió un perfume dulzón, un aroma de fritura y de trapo quemado, sintió sobre la mano un escozor y vio que sobre la mano se le había posado un trocito de carne, un trocito de la carne de uno de aquellos caballeros que un rato antes oían misa y se encomendaban a Dios, porque esto había sido para él la guerra, aunque quizá para los reyezuelos sería otra cosa, y otra cosa para los Papas y los Embajadores, un juego de ajedrez que jugarían a distancia, cada uno encerrado en su ciudad, en una fortaleza, en un palacio, hasta que, terminada la partida, saldrían el uno al encuentro del otro y se estrecharían las manos como buenos contricantes y repartirían las comarcas donde los frutos ya habían sido segados y cosechados, (...)



Extractos del relato de Marco Denevi escrito en 1966 UN PERRO EN EL GRABADO DE DURERO TITULADO "EL CABALLERO, LA MUERTE Y EL DIABLO", con ilustraciones de Max (Ediciones Media Vaca, 2006).

4 comentarios:

Yorkshire dijo...

Ha sido amor a primera lectura... ¡Vaya prosa!, pero, ¡inmensas ilustraciones de Max! Este libro está pa mí.

Muchas gracias por el apunte, caballero

santibilbo dijo...

Al principio creí que era Laputa lavirgen.Impresionante la prosa y estremecedoras las ilustraciones,una mezcla de expresionismo y nabis,de Ensor y Rousseau.

Anónimo dijo...

Breve pero intenso (me quedo con ganas de mas) .Prosa fina y pizpireta aliñada con la vision tragica de Max respecto a las guerras , con vistosos y contundentes dibujos que como poco invitan a la reflexion , tras una exhaustiva contemplacion.

Anónimo dijo...

Ya que estoy por aquí: agradecer los adjetivos desmesurados que se me dedican, insistir en que el texto es escalofriante y que está a años luz por delante de mis dibujos, y solo añadir que las pasé putas este verano haciendo este trabajo; que ya finalizado (pero no impreso aún) me hundió en una de mis peores depresiones profesionales -me rompí tres costillas en ese periodo, ja ja!-, y que ahora, solo ahora, empieza a parecerme casi de lo mejorcito que he hecho. Y que le debo mucho al editor, Vicente Ferrer, y a la caña que me dio.
Como suele decir Juan José Millás: Qué raro es todo, ¿no?