EL CORO DE LOS ENANOS
Pues subí a casa corriendo y le cogí a mamá del monedero tres euros. Con el que me sobró me compré un petazetas y un par de picapicas para no meterme en la cueva sin nada que comer. Le pagué al viejo. Que me dió un papelico roto por la mitad y me dijo que lo guardara hasta la salida. No sé muy bien lo que quiso decir con eso pero me puso los pelicos como las gallinas y la piel como escarpias.
sigue en El niño gilipollas.
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