viernes, enero 09, 2009

SUPERHÉROES (1938-1986)


(...) nuestro presente todavía no ha reflexionado suficientemente sobre cuáles fueron y siguen siendo el alcance histórico de la aparición de los superhéroes y las razones de su inmediato asentamiento en la América contemporánea, y tampoco sobre cómo este género pudo hallar tan buen acomodo, como una invención más del Modo de vida americano, en la "cultura popular" de algunos de los países occidentales que se han aventajado en la construcción del mundo histórico que se configuró tras el final de la II Guerra Mundial. (...) ¿Sabían Jerry Siegel y Joe Shuster, los padres del Superman de 1938, cuán largo sería y hasta dónde podría conducir el hilo ficticio que habían entresacado de la trama de su propio mundo? ¿Acaso podían saber que en esas primeras viñetas de Superman estaba ya reclamando su lugar una figura de ficción antes desconocida y que, en definitiva, en eso que sería la obertura del género superheroico se alumbraba un nuevo modo de decir las cosas, de dirigirse al hombre medio de nuestro tiempo y de abundar en las decisiones y las indecisiones propias del American Way?


(...) Por supuesto, el género de ficción de los superhéroes no puede dejar de pertenecer a su tiempo, por más que quiera negarse desde la "crítica" de éste su "valor cultural", rechazándolo por quedar necesariamente unido a las industrias del entretenimiento del cómic, el cine y las series televisadas -podría incluso pensarse que sus contenidos ficticios están esencialmente determinados por la escala de mercado en que deben moverse esos formatos para resultar rentables, como determinados están los contenidos musicales de la música popular desde la llegada de los receptores de radio y los reproductores de discos a los hogares de las nuevas clases medias. En este trabajo partiremos de la hipótesis de que la ausencia de los superhéroes en museos o en galerías de arte contemporáneo aporta ya suficientes razones para su estudio.

(...) Nosotros estamos intentando, al defender una determinada lectura de la novela gráfica Watchmen, revelar algo sobre los vínculos entre el género de superhéroes y determinados rasgos de nuestro mundo contemporáneo, (...) Cuando un género de ficción aparece, y también cuando se agrieta y comienza a quedar en el olvido, sigue siendo parte de acontecimientos y procesos cuya significación queda manifestada en sus ficciones, a la vista de los propios autores y los lectores inmediatos, a la vez que sustraída. El género de superhéroes, inaugurado a finales de los años 30 del pasado siglo y todavía popular -aunque quizás ya "roto", sometido a "fugas de sentido" por obras como la que estamos intentando analizar- puede resultar expresivo de nuestros tiempos en la misma medida en que aparenta ante nosotros ser "trivial", "vulgar", "subcultural". En su desarrollo y puesta en marcha como género, la ficción superheroica no tuvo por qué pretender constituir un fenómeno en que se estuviese revelando un aspecto de su época, y hasta llegó a prescindir de toda "autoconciencia crítica" que pudiese resultar atractiva para los "críticos culturales" y los "estudiosos de la cultura contemporánea". (...) El género de superhéroes no cuenta con ningún pretencioso "manifiesto autoconsciente", y sin embargo ha tenido su papel como fenómeno propio de nuestros tiempos. Sólo mediante obras que, como Watchmen, abran en él una fisura que permita ver más allá de su sentido opaco, podríamos alcanzar a posteriori algún tipo de conciencia de su significación histórica y de las fuentes de su atractivo. Aunque por efecto del desplazamiento histórico estemos impedidos para situarnos de nuevo en la posición de sorpresa y admiración de los norteamericanos que tuvieron ante sus ojos la primera historieta impresa de Superman en 1938, contamos de nuevo, gracias a la aparición de Watchmen y el paso de los años, con la posibilidad de dejarnos reclamar por el género de superhéroes, aunque sólo sea para darnos cuenta de que pone en juego más de lo que, como "entretenimiento para jóvenes bizarros", se diría que contiene.


(...) si, como veremos, de hecho la trama de Watchmen no presenta ningún superhéroe, tendremos que empezar a aducir algunas razones por las que quizás dicha trama no pueda ya alojar ninguna figura superheroica, (...) Del mismo modo que el Superman de 1938 pudo ser presentado como una línea más de la "cultura" del American Way y marcar un hito en el tiempo, Watchmen está recogiendo todo un proceso de desgaste y cambio de significados que no queda encerrado en ninguna "conciencia genial" o "voluntad creativa" de los autores. Quizás unos años antes de su publicación, su trama hubiese sido no sólo incomunicable al público, como tendría que serlo un pensamiento plenamente "genial", sino llanamente inconcebible.

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Joaquín A. F., en su blog Lecturas de Watchmen

2 comentarios:

Joaquín A. F. dijo...

Pepo,
Es un honor comprobar que alguien haya leído esa entrada del seudoblog "WATCHMEN: Alan Moore y los superhéroes" y que la lectura le haya interesado tanto como para tomarse la molestia de hacer un resumen y compartirlo. Muchas gracias por la cita: me ha proporcionado más de la mitad de las visitas que la página ha recibido este mes. Pese al corto éxito de mi sitio, escribir esas páginas me ha requerido muchas horas de trabajo. ¡Es difícil llegar hasta el público a través de ese formato!
Adelante con ello.

Pepo Pérez dijo...

De nada, gracias a ti. Me ha dejado con ganas de más. A ver si puedo ir leyendo poco a poco los demás posts.