LOS HÉROES PERDIDOS DE LA TV
Los héroes regresan al refugio grupal, no por la fortaleza de la familia, el vecindario, la empresa o el país, sino por la imposibilidad de prescindir del soporte colectivo. Así, la televisión se eleva como termómetro de las incertidumbres del poscapitalismo, del fracaso del individualismo en un universo social líquido, citando a Zygmund Bauman, porque, citando a Cué, si el cine quiere retratar al hombre, la serie habla de la sociedad.
Cué es Martín Cué, periodista y experto en Teoría de la Comunicación, y es citado en un reportaje de Pedro Vallín publicado en La Vanguardia el pasado domingo. El reportaje recoge también declaraciones de Fernando Tarancón, ex guionista de TV y editor de Astiberri, del profesor de Comunicación Audiovisual Xavier Pérez (para el cual el apogeo de las actuales series de TV hunde sus raíces en el cine de los setenta, "cuando la crisis del relato cerrado se resolvió por la vía de la saga: desde EL PADRINO o LA GUERRA DE LAS GALAXIAS se viene afianzando esa serialidad"), del escritor Sergi Pàmies y de David Remartínez, periodista y profesor de Comunicación Social. Más:
"Puente entre el policiaco finisecular y las ambiciones narrativas hoy al uso fue EXPEDIENTE X, de Chris Carter, que convirtió la conspiración, aportación norteamericana a la narrativa, en asunto principal", según Xavier Pérez. Por eso este último "la considera obra fundacional que, catalizada por el 11-S, provocará la eclosión paranoica en ALIAS, de J.J. Abrams, o 24, deRober Cochran y Joel Surnow, y cuya mecánica influirá en los nuevos policiacos, en particular los de Jerry Bruckheimer: CSI, SIN RASTRO, CASO ABIERTO..." (...) Pero el 11-S sólo actúo como acelerador de una reacción en la que ya bullían la conspiración -hija de la guerra fría y la muerte de Kennedy- y el moderno escepticismo hacia la familia, la religión, el poder y la patria".
Varios entrevistados para el reportaje coinciden en que en algunos de los éxitos televisivos recientes se cuelan influencias del cómic de superhéroes -entre otros ejemplos, Fernando Tarancón subraya la relevancia de BUFFY, CAZAVAMPIROS, "que bebe del cómic de superhéroes y reavivó el fenómeno fan con gran éxito"-, y entre los autores de PERDIDOS figuran guionistas que también lo son de tebeos, como Javier Grillo-Marxuach o Paul Dini. Lo mismo sucede con HÉROES. Hablando de Javier Grillo-Marxuach, guionista de URGENCIAS, PERDIDOS, MEDIUM y LEY Y ORDEN, es entrevistado en pieza aparte y responde cosas como ésta:
PERDIDOS ha revolucionado las series de televisión.
Quisimos crear un marco para los cuentos que pretendíamos contar, sin mirar nunca su trascendencia. Cambiar la historia de la televisión no entraba en nuestros planes.
Y les salió Cortázar.
Buf, es de agradecer que vea referencias de alta cultura, pero le aseguro que sólo tratábamos de sacar lo que cada uno tenía dentro y acabar los guiones a tiempo. Debatíamos sobre la cultura pop de los 80 y 90, como WATCHMEN [cómic de Moore y Gibbons]...
WATCHMEN es alta cultura...
...Y cosas así. Todo lo que forma parte de la cultura juvenil de los que tenemos entre 30 y 45 años.
Reportaje íntegro; pincha, que se amplía:
15 comentarios:
Ya no sigo Perdidos, pero, durante la primera temporada, tenía la sospecha persistente de que se resolvería por una salida como que ideó Moore en Miracleman para explicar toda la historia pasada del personaje: la combinación de avance de trama y flashbacks me cantaba bastante a como se presentaban los personajes en Watchmen y para toda la movida paranormal sólo se me ocurría una solución de ese tipo, como una especie de toma de conciencia larvaria y progresiva de la falsedad de lo que recuerdan y están viviendo.
Veremos. Echaré un ojo a la última temporada -que llegará cuando se les acabe el carrete de la audiencia, nunca antes-.
Aparte de los que mencionas, creo haber leído también en los créditos a un Jeph Loeb, que no se sí es el mismo que el guionista que conocemos.
Un saludo!
Me parece que se está sobrevalorando de forma preocupante esta serie.
Claro que yo la abandoné en la segunda temporada, cuando el chicle estaba dando visos de ir a rebentar. Raro que debo ser.
a mí me gusta. Bastante (con sus fallos, no es redonda de diez).
Quizá está infravalorada, más bien, pues tiene virtudes que exceden cuestiones de guión o mera planificación argumental y que son de lenguaje cinematográfico en los que no se suele entrar.
"Veremos. Echaré un ojo a la última temporada -que llegará cuando se les acabe el carrete de la audiencia, nunca antes-."
La cadena ha llegado a un acuerdo con los creadores de la series para fijar el final y ya lo han anunciado.
"Claro que yo la abandoné en la segunda temporada, cuando el chicle estaba dando visos de ir a rebentar. Raro que debo ser".
Yo también pero se han dado cuenta de la deriva y en la tercera temporada dan un acertado golpe de timón.
>>Quizá está infravalorada, más bien, pues tiene virtudes que exceden cuestiones de guión o mera planificación argumental y que son de lenguaje cinematográfico en los que no se suele entrar.
Cuestiones de lenguaje cinematográfico... ¿puedes concretar? Si no es molestia.
No es que considere que sea una serie mal dirigida, que conste, es sólo que dicho así, en general, me resulta difícil saber a qué te refieres.
Si es que no ha habido nada como Verano Azul... ay, qué pena.
no puedo explayarme, pero vas encaminado: dirección, significado del plano general vs. plano detalle más allá de lo funcional (esto es, la imagen cinematográfica es expresiva, no meramente ilustrativa), empleo del sonido diegético, así como de la banda sonora, con eficaz dramatismo, cuidado en el gestualismo (creo que aunque divos y divísimos, los actores caracterizan con un determinado "gestus" a cada personaje, éste es nervioso y enérgico, aquel de movimientos calmos...), la fotografía es excepcional, el "decorado", sea la propia isla, los bunkers o las aldeas Robinsonianas, tienen un peso enorme más allá del que le otorgan la mayor parte de teleseries. TAmbién creo que aporta a una larga tradición de relatos "isleños" una óptica muy siglo XXI... no sé muchos detalles que, hombre, no esconden puntos flacos (derivativo en el guión, que se estira más de lo conveniente), pero no hay que dejar de reconocerlos. En mi blog he hablado alguna vez, y hace unos días insistí, si quieres lo visitas y encantado te leo lo que quieras comentar (pero casi en otro momento, ahora escapo ;))
Un saludo
Adolfo Rodríguez, si es así me como lo dicho en lo que a Perdidos se refiere sin ningún problema.
Lo que no obsta para que ese que digo sea el esquema habitual de funcionamiento de los seriales. Que no se mata la gallina de los huevos de oro, vaya: se la agota hasta que no quedan ni las plumas.
Un saludo!
"cuando la crisis del relato cerrado se resolvió por la vía de la saga: desde EL PADRINO o LA GUERRA DE LAS GALAXIAS se viene afianzando esa serialidad"
No creo que la serialidad responda a un problema de "crisis del relato cerrado". Me parece más bien, salvando notables excepciones, que responde a intereses puramente comerciales
pero a ver, que leemos cómics: ¿de verdad la serialidad es, en sí misma, un problema? Yo creo que si está convenientemente estructurada (y eso es lo que no suele ocurrir, y ese es el problema) algo seriado tiene enormes encantos, que nunca podrá tener un libro cerrado y bien encuadernado
Como Pepo decía hace tiempo, los formatos taçmbién hacen al medio. Un serial es un arma más y a la vez un elemento que crea lenguaje, si se entiende bien lo de serializar algo, y no como una rentable franquicia.
y sobre todo:¿existe la palabra "serialidad"? Me voy al diccio ya :))
Pues te acepto la invitación con gusto y me voy a pasear por tu blog, señor punch.
Sobre la "serialidad" (palabra ciertamente inexistente), creo que es un factor más que determina un tipo de lenguaje ligeramente distinto. Quiero decir que yo no puedo ver igual una serie y una película: desde mi punto de vista, lo relevante en las series sería muchas veces intrascendente en una película. Me refiero a ese conjunto de tramas o situaciones cotidianas que, vistas semanalmente (o la periodicidad que sea), crean un vínculo inexplicable. Esto permite que, por poner un ejemplo, cuando al final de un capítulo de Los Soprano (creo que de la segunda temporada) encontremos a Tony y los suyos observando pasmados un accidente de coche y se le sumen a la plétora los agentes del FBI encuentres una complicidad y humor muy sutiles, imposibles de existir si no hubiéramos visto horas de relación en pantalla. En el cine se necesita otro tipo de lenguaje, uno donde a veces se recurre más a la espectacularidad o, por la vía más "artística", el simbolismo, pero ciertamente no son comparables. Y lo mismo con libros/sagas y cómics.
Ojo, también hay trampa: las historias sin visos de desarrollo, con sólo principio y quién sabe si algún día final. Esas, a mi parecer, son otro tema. Que donde existe complicidad con el guiño de Tony y el FBI existe hastío con la última y definitiva batalla entre Spiderman y el Duende Verde.
Yo tampoco he entendido bien la comparación de Xavier Pérez (que ha escrito libros estupendos, por cierto) entre la "serialidad" de las series de TV actuales, una obviedad porque son series, con la "serialidad" de ciertas sagas del cine de los 70. Las series de TV son series no porque el relato cerrado esté en crisis desde el cine de los 70, sino porque son eso mismo, series, con todo lo que eso implica, y con todo lo que condiciona ese formato, para mal y para bien: desarrollo largo de personajes, de tramas y subtramas, sagas sucesivas, formación de un "universo" propio de la serie, etc.
El cine de los 70 puede haber dejado huella en los guionistas y creadores de estas series actuales, algo lógico por la media de edad que gastan, pero lo que me parece mucho más obvio es la influencia de las SERIES del cómic en ellos. Vamos a ver. Resulta que Superman lleva publicándose ininterrumpidamente la friolera de setenta años (el año que viene los cumple), Batman casi igual, Spiderman más de cuarenta años, los modernos X-Men desde los setenta, treinta y pico años... y todos ellos en series, publicándose mes tras mes, con todo lo que eso implica de desarrollo de personajes y de complicidad con el espectador que apunta Wade. Es más: ese fenómeno de series tan largas e ininterrumpidas (siete décadas en el caso de Superman, que se dice pronto) NO existe en ningún otro medio, ni novela ni tele ni radio ni nada, es un fenómeno sin parangón.
Es más, resulta que gran parte de esos guionistas y creadores de teleseries actuales han leído muchos de esos tebeos también por razones generacionales: Javier Grillo-Marxuach, un guionista de PERDIDOS, lo admite abiertamente y de hecho ha escrito algún tebeo propio. El caso de las influencias principales de Joss Whedon en BUFFY es mucho más evidente, influencias que provenían de dos SERIES de tebeos básciamente: X-Men y Spiderman.
De hecho, resulta curioso que ahora sean autores de estos medios televisivos los que vengan a "salvar" (interprétenlo como quieran) las series mensuales, como JMS o el mismo Whedon.
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