jueves, noviembre 15, 2007

CUENTOS VIVOS


Dibujante, caricaturista, poeta, prosista, ilustrador, comediógrafo, músico, coleccionista múltiple, excursionista, floricultor... Apeles Mestres fue una figura polifacética, de saber múltiple, que ofrece una imagen completa de lo mejor de su tiempo. Por más que siempre fuera un hombre enraizado en la tradición cultural de su tierra, hasta el punto de que su obra, pese a ser universal, no puede ser valorada justamente si no es por referencia a la sociedad y a la cultura catalanas del último tercio del siglo XIX.

Además, hemos de considerarlo aquí como uno de los principales creadores y padres de la historieta, un autor cuya obra fue decisiva para asentar el nuevo medio sobre los tímidos y no seguidos intentos que se habían hecho anteriormente, en las primerísimas y aún titubeantes historietas de autores españoles realizadas desde los años sesenta del siglo XIX. Hasta donde llegan nuestros conocimientos actuales, los primeros pasos en la creación y formulación del medio los había dado el militar vasco Patricio Landaluze en Cuba, con caricaturas gráficas secuenciadas y unas primeras historietas, publicadas en la revista La Charanga, 1857 y 1858, editada por Juan Martínez Villergas en La Habana; más las historietas de Landaluze que publicó en la revista El Moro Muza, 1862, también editada por Villergas en La Habana. Queda en el aire la discusión sobre la españolidad de la obra de Landaluze, que se afincó en Cuba en 1850 hasta su muerte en la misma isla en 1889, y son muchos los cubanos que lo declaran autor propio. Más tarde encontramos los dibujos seriados de autores como Tomás Padró y, especialmente, de José Luis Pellicer, Francisco Cubas y otros que, en 1873 y en la revista Mundo Cómico de Madrid, publicaron auténticas historietasen las que ya existía una perfecta interrelación entre el texto y la imagen y una secuencia narrativa definida. Y hay que creer muy posible la existencia de otros autores y otras historietas primitivas entre la obra de Landaluze y la de Pellicer que hoy aún desconocemos (1).

UN ARTISTA MULTIDISCIPLINAR

Apeles Mestres estudió en la Escola de Belles Arts de la Llotja de Barcelona y comenzó a dibujar muy joven apuntes personales, en los que recogía tipos de la calle, de los mercados, de las playas, paisajes, retratos de amigos y conocidos, escorzos y movimiento y breves apuntes humorísticos. Siguiendo esta dinámica de trabajo libre, en 1874 comenzó un álbum de dibujos que llamó el Llibre Vert, por el color de sus tapas, primero de una serie de muchos “libros verdes”, en el que dibujaba desde el natural cuanto veía y le llamaba la atención, para su propio placer y aprendizaje. Joven aún, viajó por Andalucía, Castilla, Valencia y Mallorca y más tarde, fuera de España, por Francia, Suiza y Alemania, donde descubrió la poesía de Heinrich Heine, que influyó en su obra y la cual tradujo al catalán. La lógica permite creer que en sus viajes por Suiza, que realizó todos los veranos entre 1877 y 1885 en compañía de su amigo Pompeyo Gener, Apeles Mestres pudo descubrir las obras de Rodolphe Töpffer en las que se origina o bebe la historieta europea del siglo XIX en Francia y Alemania, y en menor medida en Italia, Portugal y España.

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Antonio Martín, en el prólogo de CUENTOS VIVOS, de Apeles Mestres, que edita este mes Glénat dentro de su colección Patrimonio de la historieta.

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