viernes, noviembre 23, 2007

EL CASO CALLAHAN

La historia tiene como protagonista a John Callahan, un humorista sindicado en varios periódicos norteamericanos. Su humor es de difícil definición, así que, echando mano del reverso de su libro "La noche, dicen, se hizo para el amor" -en cuya portada aparecen dos ciegos cortejándose-, robaré las palabras del también humorista P.J. O'Rourke: "Cuando la gente se ríe sin parar y después dicen 'eso no tiene gracia', puedes estar seguro de que están hablando de John Callahan".

Callahan no tiene reparos en sacar el humor de las situaciones más violentas: en sus viñetas es habitual encontrar mendigos, cadáveres, asesinos en serie, iconos religiosos y muy particularmente impedidos físicos: invidentes, mutilados y personas en sillas de ruedas son colocados sin compasión en gags que superan la supuesta barrera de lo reprobable pero que cumplen la función básica del humorista: hacer reír.

Los sucesos arrancan en el defecto que tienen los periódicos norteamericanos de publicarse en Estados Unidos, un lugar donde las personas con exceso de tiempo libre no dudan en crear organizaciones para protestar sobre prácticamente cualquier cosa y de paso aumentar la cuenta corriente de abogados sin escrúpulos, valga la redundancia.
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Raúl Minchinela, sigue leyendo (gracias, raul)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero eso mismo ¿No es practicamente una costumbre instaurada en este país nuestro de humor negro?
Recuerdo que al día siguiente de la muerte de Diana de Gales o de los atentados de Nueva York ya corrían por ahí chistes, que nos contaban y contábamos, algunos de ellos desternillantes, sin reparar en nada.

Javier dijo...

Hostias anónimo, lee el articulo entero coño.

Raul Sensato dijo...

Este texto sobre Callahan apareció en la revista Mondo Brutto, número 22 (2000).