EL ODIO VIAJA EN NUESTRA GENÉTICA
Como el fiscal acosando al acusado y el carcelero al reo, Marjane Satrapi (Rasht, Irán, 1969) acosa al periodista desde unos ojos negros que tienden al infinito. La vocación escrutadora se extiende a su voz cuando arranca a hablar. Se diría que, pese a llevar 13 años viviendo entre la efervescencia de la frívola París, se le agolpan todavía muchas deudas pendientes de las épocas oscuras, de cuando era adolescente en el Teherán de los ayatolás, allá por los ochenta.
Dicho de otro modo: la chica se las trae y es lo que suele llamarse todo un carácter.
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Satrapi en El País, texto de Borja Hermoso
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