sábado, mayo 26, 2007

LOS BUSCADORES


Se cumplen 100 años del nacimiento del Duke

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El reconocimiento al talento interpretativo de John Wayne ha tardado y aún hoy en día se hace con reticencias, sin excluir los prejuicios paleopolíticos.

Wayne no es sólo un actor físico sino simplemente un gran actor porque sólo los grandes son capaces de dominar el plano con su mera presencia o dotarle de la fuerza interior del personaje como en inolvidables planos, silencioso y mental, de 'Centauros del desierto' o de 'El Hombre que mató a Liberty Valance', capaz de cambiar de registro sobre personajes similares como lo hace con sus militares de la trilogía fordiana de la Caballería, o en el interior de una película, 'Río Bravo', es descubrir a una actor lleno de registros y talento.


Eduardo Torres-Dulce
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Allá arriba, uno de los planos más famosos de la historia del cine, el que cerraba CENTAUROS DEL DESIERTO (THE SEARCHERS) en 1956. La mejor película de la historia, según Spielberg. Yo no sé si es la mejor, pero sí es una de las que más veces he visto en mi vida, y a cada nueva revisión se revela más inagotable. Enigmas sin resolver, secretos sugeridos, escenas y planos concretos con una capacidad de abstracción y poesía no superada luego por John Ford y, por encima de todo, personajes memorables que escapan a una comprensión fácil debido a su complejidad y contradicciones. Es decir, a su humanidad. Hay veces en que ante determinadas obras artísticas uno tiene la sensación de que todo lo que de verdad importa está contenido en ella, de que el creador ha logrado resumir el mundo en su creación. Para mí THE SEARCHERS (LOS BUSCADORES, menudo título original, qué más se puede decir con tan poco) es uno de esos casos. Del famoso plano final se ha afirmado que cierra toda una etapa del cine, el clásico, e inaugura todo el cine moderno. Para mí es uno de los máximos momentos del séptimo arte, o cómo las imágenes pueden ser capaces de expresar tanto. La puerta del hogar -y de la sociedad- se cierra definitivamente para Ethan, después de que éste haya hecho lo que mejor sabe hacer, lo que la mayoría no es capaz de hacer. El trabajo sucio pero inevitable. Ethan, condenado para siempre a vagar sin hogar, era por supuesto John Wayne, y sin ese actor, sin su mirada, sus andares y su planta, sin su gesto final, ese brazo que sujeta al otro en una única pero definitiva muestra de fragilidad y soledad -el dolor primordial, el crónico, el que no tiene remedio-, Ford no hubiera podido encarnar todo el mundo contenido en esta película. Mi favorita de ambos Johns.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Absoluta y rotunda obra maestra.

Los 10 primeros minutos, cuando vuelve, son un prodigio de la narración: Las miradas, los secretos, el pasado velado...

Anónimo dijo...

Si, esos gestos y miradas de Ethan y Martha. Una película para descubrir nuevos matices cada vez que la ves.
Aunque no falta quien -vete tu a saber por que- la tacha de fascista y racista...

santibilbo dijo...

Santos Zunzunegui hizo un analisis magistral de la primera secuencia donde casi estaba contada toda la peli con la planificación,el encuadre y la situación de los actores dentro del plano.Lo abstracto y lo concreto unido,como debe ser.