jueves, abril 26, 2007

LOS VENENOS DE LA CRÍTICA

1. ¿Qué es lo que da credibilidad a un crítico?

La independencia –frente a editoriales y autores– y la sinceridad. También una competencia profesional sin la cual lo demás no serviría en absoluto, porque nadie apreciaría la independencia de un botarate. Lo que el lector espera del crítico son orientaciones razonadas, no elogios vacíos ni rechazos injustificados. El lector necesita saber si vale la pena leer esa obra y por qué, y eso hay que dejarlo claro.

(Ricardo Senabre)

En un pasaje que suelo citar en ocasiones como ésta, Robert Musil, preguntándose en qué consiste el gran talento para la crítica, se responde a sí mismo: “¡La capacidad de tener razón!”. No es fácil dar una respuesta mucho más satisfactoria a la cuestión, sin duda peliaguda. Esa “capacidad de tener razón” obedece a una mezcla variable de talentos, algunos innatos y otros adquiridos, entre los cuales cabe mencionar el buen gusto, la posesión de un criterio articulado, la confianza en ese criterio, la voluntad de compartirlo y la capacidad de persuasión.

(Ignacio Echevarría)

2. ¿Cualquiera puede ser crítico? ¿Qué mínimos deben exigirse?

No cualquiera puede ser crítico, desde luego, ni falta que hace. La ausencia de alguno de esos talentos que acabo de mencionar basta para inhabilitar incluso al más voluntarioso y bienintencionado aspirante al oficio. El crítico genuino es un tipo muy particular de lector que al placer natural de la lectura añade el de indagar en los mecanismos que intervienen en ella. De esa especie de perversión deriva el crítico una función social: la de orientar a los otros lectores en la tarea de responderse responsablemente a la pregunta que justifica la existencia misma de la moderna crítica periodística: ¿qué leer? Importa mucho insistir en esto último, dado que la mayor parte de los suplementos literarios parecen haberse desentendido de esa pregunta, conformándose con incentivar la lectura. Por eso no existe apenas crítica en la actualidad: porque la consigna de leer (y de leer siempre los mismos libros, de la misma manera) ha desplazado a la pregunta de qué leer, que comporta siempre, para ser respondida cabalmente, un cierto compromiso ético y político, no sólo estético, y que presupone además, sin la obsesión de fomentarla, la afición a la lectura. En cuanto a los mínimos exigibles para un crítico, obedecen antes a cuestiones de temperamento que a grados de cultura. El crítico hace siempre un uso estratégico de su cultura. En su caso, mucho más que los conocimientos acumulados, a menudo inservibles, importa el punto de vista que los ordena. Lo que caracteriza al crítico (y me estoy refiriendo exclusivamente al crítico reseñista) es una determinada escala de preferencias y una decidida voluntad de intervención. De otro modo, estaríamos hablando de simples comentaristas, o directamente de publicistas, que es lo que más abunda. En cuanto al estilo, es la única herramienta de que dispone el crítico para persuadir. Si resulta mediocre o incompetente en este aspecto, su eficacia será nula.

(Ignacio Echevarría)
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LOS VENENOS DE LA CRÍTICA, un reportaje hoy en El Cultural de El Mundo (gracias, Fernando) donde han formulado las mismas preguntas a cinco críticos literarios. El reportaje completo, en el enlace.

2 comentarios:

Little Nemo's Kat dijo...

Totalmente de acuerdo con don Ricardo, que además fue quien me aprobó la tesis... ¿vale como ejercicio de independencia y argumentación justificada? ;)

Pepo Pérez dijo...

vaya casualidad.