EL MUNDILLO SE ACABA
Tú de alguna manera, siempre te has posicionado en contra del victimismo en el cómic español.
A mí es una cosa que me cansa mucho, y eso que ahora no pasa tanto. Pero los salones del cómic de los 90 había auténticos coros de plañideras por los pasillos. No sé, a mí me extrañaba, porque a mí me encantan los tebeos, me parecen un medio cojonudo y me hacen feliz, yo cuando estoy leyendo un buen tebeo me pongo muy contento, y además tengo la suerte de poder hacerlos y vivir de ello. Pero para mí el cómic nunca ha sido una fuente de agobio o infelicidad. Quizá quienes más se quejaban era cierta generación, los que tenemos de treintaytantos para abajo nunca hemos vivido un buen momento en la historieta, por lo que tampoco nos extraña. Pero quizá la anterior, que vivió el boom efímero de los 80, porque duró del 82 al 90 apurándolo, sí que tiene la sensación de haber perdido algo, porque de repente aquello fue prestigio social, respeto, muchos revistas, se puso de moda, vinculado con el mundo del diseño y la modernidad… Pero aquello se acabó muy pronto y puede que les quedase cierta sensación de que les habían estafado y viven todo eso con una cierta amargura. Nosotros, como empezamos de cero, con el Mondo [Lirondo] y tal, nunca pensamos que pudiésemos vivir de ello, por eso todo lo vemos con más alegría. También hay que tener en cuenta y asumir que el cómic nunca volverá a ser un medio de masas como era en los años 30, y que acabará convirtiéndose en un medio de referencia, en un tipo de literatura distinta… Un poco como la poesía, que está muy bien y muy respetada, pero no es masiva. No creo que el cómic vuelva a ser masivo, o a lo mejor sí, y me equivoco, porque la revista Witch, vende 100.000 ejemplares cada mes, o el último Mortadelo ha vendido 50.000, que son tebeos que nosotros como iniciados en el mundillo no valoramos, pero que no dejan de ser tebeos, están ahí y venden un montón. Eso significa que el medio de la historieta sí que sirve para llegar a la gente, lo que pasa es que muchas veces lo despreciamos, pero nos guste o no nos guste todos entran dentro del cómputo de lo que vale.
Ahora mismo hay cierta sensación de bonanza dentro del mundillo.
Sí, pero yo creo que es una sensación falsa. Se publica mucho, pero qué ventas hay: 600, 700, 1.000 ejemplares. Que es lo mismo que se vendía hace 10 años, pero la gente ya lo ha asumido, se edita muy bien y muy caro porque se va a vender poco. Los editores tampoco viven de ello, el señor De Ponent tiene su fuente de ingresos en otro sitio, el de Sins Entido también, son editores amateur. No es lo mismo tener que vivir de tu editorial que tenerla como un pequeño lujo que te permites. En todo caso, como lector es un momento cojonudo, llegas a la librería y tienes un montón donde elegir, todo llega a España, todo se edita, y con una calidad como no habíamos visto antes. Y a nivel de mercado, creo que estamos igual. Lo que pasa es que se ha creado un tipo de espejismo.
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Albert Monteys, entrevistado en una larga y jugosa conversación con Pedro Toro. Busca las ¡11 partes! de la entrevista en el blog de Pedro .
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