EL AMOR A LOS VEINTE AÑOS
Para mi sorpresa (tenía malos presentimientos, digo prejuicios), el FRESA Y CHOCOLATE (Ponent Mon) de Aurélia Aurita me ha gustado. Primero porque el nivel de guarrez es importante: ¿esto es de amor, esto es erótico, esto es sensual? Personalmente me ha parecido que lo que hay aquí, más que amor, es el enamoramiento inicial de una pareja, con todo el sexo que eso suele conllevar (mucho, normalmente). Una mujer enamorada, de veintipocos años además, demostrando por todo lo que cuenta que es el primer amor pasional de su vida (tiene la edad correcta para ello; también para descubrir que la misma enfermedad, la del amor pasional, es vacuna y que nunca más le va a pasar, al menos de esta manera -fin de la opinión personal). De dibujo también me ha gustado. Aurélia ha aprendido algunas cosas de Reiser y de Sfar, y sabe aplicarlas con un estilo propio que tiene gracia y, digamos el tópico, frescura.
La segunda razón de que la cosa me gustara es puramente subjetiva y tiene que ver con la falta de costumbre, con lo poco habitual del fenómeno: quien nos cuenta todo esto, quien nos habla de enamoramiento y sexo, y con un nivel importante de detalle además -los pelos y señales son a veces realmente asombrosos por su falta de pudor-, es esta vez una mujer, no un hombre. Y en el cómic no estamos acostumbrados a ver el punto de vista femenino, así en general, y menos sobre estos asuntos de la carne. De modo que bravo por la música. Por el sexo, la vida y el amor (o algo que se le parece mucho). Y enhorabuena a Aurélia (y al jeta de Boilet) por la parte que le toca. Esas semanas de pasión a los veintitantos siempre son especiales e irrepetibles.
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