domingo, agosto 28, 2005

TE LO JURO POR SNOOPY


50 años. Medio siglo, que se dice pronto. Eso fue lo que el estadounidense Charles M. Schulz (1922-2000) empleó en realizar la obra de su vida, nunca mejor dicho, a tira diaria sin faltar a una sola entrega. Una obra que sólo concluyó cuando un cáncer de colon le obligó a ello: pocos meses después, Schulz moría. Pero esa obra, como suele decirse, le ha sobrevivido.

Me refiero, claro está, a PEANUTS, o SNOOPY Y CARLITOS (1950-2000), tal como conocemos a la tira en castellano. Quizás la mejor tira humorística de la historia (hasta el momento, claro) y, desde luego, una de las más vigentes y modernas a día de hoy, tanto por su forma como por su contenido. La tira de humor infantil más adulto que se haya hecho, la del niño Charlie Brown (Carlitos), Sally, Linus, Lucy, Schroeder, el perrito Snoopy... y unos cuantos personajes más que giran en torno a ellos. Todos niños, en un mundo donde nunca se muestran adultos. Pero niños que hablan y muestran en su comportamiento las cosas de los adultos.

Observen esa tira que les he puesto ahí arriba, que es del primer año de vida de PEANUTS, 1950. Parece mentira que eso esté hecho hace... cincuenta y cinco años. Es algo tan moderno que todavía hoy, como digo, no ha perdido su actualidad y vigencia, tanto en lenguaje formal como en el contenido que expresa. Empezando por el fascinante trazo, tan depurado y sencillo, que prescinde de fondos y prácticamente de todo menos lo esencial para transmitir lo que desea transmitir en el lenguaje propio del cómic. Un trazo que funciona como una caligrafía gráfica, como si el dibujante estuviera "escribiendo" en lugar de dibujar. Un lenguaje casi como el de las rayas y palotes con el que todos aprendemos a escribir de pequeños. Que expresa lo máximo con lo mínimo. Dos puntos para los ojos, una elipse abierta para la nariz, otra para la boca (o una rayita), un óvalo para la cabeza, varias pequeñas "salchichas" para manos y pies. Y poco más. Eso está dibujado con plumilla, por cierto, el instrumento que usó siempre Schulz para entintar. La plumilla, que hay que mojar de vez en cuando en el bote de tinta para cargarla, permite que el trazo no sea uniforme, modificando su grosor conforme la aprietas más o menos sobre el papel. Permite, por tanto, que el trazo tenga más vida que el de los rotuladores (que nunca gustaron a Schulz), mucho más uniforme y plano.

Por supuesto, y por si hiciera falta aclararlo, para dibujar así hace falta saber dibujar muy bien. Mirando la tira, parece muy fácil y sencilla de hacer, ¿verdad? El trazo y la forma es tan depurada, ágil y "facilona" que parece que cualquiera de nosotros pudiera dibujar así. Además, no hay fondos, eso tan difícil. Bien, prueben a dibujar una tira así, a ver qué les sale.

Porque Schulz es uno de los mejores ejemplos de cómo la célebre consigna artística "menos es más" suele ser cierta, y también de cómo lo más sencillo a veces es lo más difícil de conseguir. En el grafismo, Schulz retomó el testigo de autores como E. C. Segar (1894-1938), el creador de Popeye en su serie THIMBLE THEATRE, o Roy Crane (1901-1977), el padre de la serie WASH TUBBS-CAPTAIN EASY, autores a los que Schulz leyó siendo un chaval y que fueron dos de sus principales influencias. Schulz depuró y actualizó el trazo de línea clara americana de esos maestros, reduciéndolo a lo esencial y caricaturizando varios puntos más: los personajes mostrados a menudo de tres cuartos o de perfil, definidos con una línea sencilla, sin apenas manchas de negro, sólo las necesarias para rellenar el pelo o los pantalones de sus personajes. Y a menudo sin fondos: para qué, cuando no son necesarios. Por supuesto, Schulz sabía dibujar fondos, basta ver si no las páginas dominicales de PEANUTS.

Ahora fíjense en el efecto que tiene la repetición de la misma viñeta a lo largo de las tres primeras viñetas, que sólo cambia ligeramente en la viñeta final... la repetición de la misma viñeta dentro de una secuencia es un recurso clásico del cómic, todavía muy explotado hoy día y a veces yo diría que incluso sobreexplotado (miren si no cómo abusa de ello el francés Manu Larcenet). La repetición de la misma viñeta permite crear la sensación de transcurso de tiempo, pero también prepara el espectador para algo nuevo en la acción, enfatizando lo que va a suceder una vez que cambie algo en la viñeta, cuando se introduzca la variante respecto a las viñetas repetidas previamente. En este caso, esa variante es el chiste final contenido en el diálogo, si es que a eso podemos llamarle chiste... Pero ya volveremos en su momento sobre ese tema, el contenido de PEANUTS y su innovador humor abstracto. Volviendo a la tira, si se fijan, es el conjunto de la misma viñeta repetida cuatro veces lo que consigue el efecto final, y lo que le da sentido, junto a la expresión corporal de los personajes, a la frase "¡Sí! En fin... las cosas son así" ("Yup! Well... That´s the way it goes!", en el original).

Ya lo digo: una caligrafía gráfica que funciona como tal. Como si el historietista estuviese "escribiendo" en vez de dibujando la tira. El dibujo como "frase", como escritura pura. Directo y minimalista, pero, ojo, a la vez sofisticado y lleno de una expresividad que sorprende para estar conseguida con tan pocos mimbres. Basta fijarse qué era capaz de expresar Schulz con la forma de una boca o de unas cejas, o, como en la tira de ahí arriba, con la postura de los personajes, con sus cabezas gachas, con cómo colocan sus manitas. Toda esta sencillez no pasó desapercibida en su momento e incluso provocó rechazo en ciertos sectores. Es bien sabido que algunos autores de tiras de prensa de la época en que Schulz comenzó su tira, más veteranos que él, se sintieron molestos por la exagerada sencillez de su dibujo: porque les parecía que Schulz -y algunos de sus coetáneos que practicaron un estilo parecido-, estaban trabajando menos y ganando más que ellos. Lo de trabajar menos lo discuto, porque, como ya he dicho en otras ocasiones en este blog, el dibujo final no siempre es lo que lleva más tiempo: es el trabajo previo, el de pensar qué vas a dibujar y cómo lo vas a hacer, lo que puede costar más tiempo y esfuerzo que el dibujo final.

Ahora bien, de ese reproche que le hacían algunos compañeros de profesión a Schulz, lo que sí me parece indiscutible es que ganaba más que ellos. Y tanto. Pero que mucho más. Schulz se convirtió pronto, y el primer sorprendido fue él, en un multimillonario gracias al éxito exponencial de su tira. Como explica David Michaelis en el magnífico ensayo que aparece en el primer tomo de la nueva edición completa de PEANUTS (Fantagraphics/Planeta DeAgostini), Schulz llegó a figurar, en los años ochenta y noventa, en la lista de la revista FORBES de los artistas mejor pagados de EEUU, junto a Bill Cosby, Michael Jordan y Michael Jackson (se calculó que se embolsaba entre 30 y 40 millones de dólares al año, aunque, conviene decirlo, donaba parte de su dinero a obras de caridad). Ya ven que el cómic no da dinero, que sus autores nunca pueden ganarse la vida con ello y que sus obras no pueden tener ventas masivas. No digo que eso sea la razón para dedicarse al cómic, ni fue desde luego la de Schulz, quien, como repitió en varias ocasionies, lo único que siempre quiso ser fue dibujante de tiras.

Porque PEANUTS ha sido hasta el momento la tira más popular y divulgada de la historia. En el mundo entero. Y es que, ya se sabe, "la gente es tonta" y "sólo le gusta la basura". Ya ven que sí hay excepciones -y yo creo que más bien son muchas las excepciones- a esa regla no escrita de que lo comercial nunca es sinónimo de calidad. PEANUTS llegó a publicarse en 2000 periódicos (sí, no hay errata: dos mil) en todo el mundo, fue traducida a un montón de lenguas (incluso al latín, malayo, galés y tinguit, el idioma esquimal), generó un amplio merchandising, varios especiales de televisión y películas de animación, obras musicales, dio apodo al módulo de mando ("Charlie Brown") y al vehículo de alunizaje ("Snoopy") del Apolo 10, y sus libros recopilatorios siguen vendiendo millones de ejemplares. Y, por supuesto, generó "descendencia" en multitud de tiras posteriores claramente influidas por la obra de Schulz.

Pero, si dejamos la forma y vamos al contenido de PEANUTS, es ahí donde encontramos la principal innovación de esta tira. Es bastante sabido que el semiológo y famoso novelista Umberto Eco es un fan de la serie, a la que siempre ha defendido en público por la doble lectura que alberga su humor abstracto. En palabras de Eco, que figuran en la contraportada de la nueva edición completa de PEANUTS, "el mundo de Carlitos es un microcosmos, una pequeña comedia humana válida tanto para el lector inocente como para el sofisticado". Y, se lo juro por Snoopy, esa afirmación es completamente cierta.

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(imagen: tira de 1950 de SNOOPY Y CARLITOS, 1950-2000, guión y dibujos de Charles M. Schulz; Planeta De Agostini)
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PEANUTS (SNOOPY Y CARLITOS) está siendo recopilada íntegra y cronológicamente por la editorial estadounidense Fantagraphics desde 2004. Dicha edición completa abarcará 25 tomos y es la que está siguiendo en España Planeta DeAgostini actualmente (un tomo hasta el momento, 2005). Hay no obstante bastantes ediciones anteriores en castellano publicadas por otras editoriales, pero de manera más dispersa e incompleta.

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5 comentarios:

Anónimo dijo...

Em, como veo que nadie dice nada de éste post sobre Carlitos me veo con muchas ganas de hablar: Está muy bién, pero que muy bien. Comparto la emoción por la tira de Shulz, que... osea... Pepo, que ya tardas en continuarlo! :) !!!!

Pepo Pérez dijo...

Sí, sí, en cuanto pueda. Lo prometido es deuda.
PEANUTS es la hostia. Y no tiene nada que ver con la imagen preconcebida que mucha gente se ha hecho de esa tira. Todo por el merchandising y la frase pija, vaya. Pero esto ni es ñoño ni superficial. Todo lo contrario. Y qué dibujo, madre mía. Qué dibujo.

Anónimo dijo...

Pues hablando de dibujo...me parece bastante más atractiva la estética de estas primeras tiras que ahora ha publicado Planeta que aquella hacia la que luego derivó la obra y con cuyas imágenes se hicieron famosos los personajes tal y como los conocemos hoy en día.

Por lo ojeado de su obra, creo que a Ware también.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Estoy contigo Alfred

Anónimo dijo...

Hola, soy Salva War.
Yo con “Carlitos” tengo mi pequeño avenate nostálgico. Recuerdo con especial añoranza que de pequeño cuando me ponía “malito”, como era de pueblo (os recuerdo que soy de Marbella) pues mis papis me llevaban al médico a la capital (a Mágala, como yo la llamaba), porque claro los especialistas que había en el pueblo no eran buenos (sic).
Mi alegría era que siempre que íbamos al médico, por eso de que estaba malito, siempre acababan comprándome un tebeo en una de las muchas tiendas de revistas que había (y siguen habiendo) distribuidas por los portales de la “cápitol” (desde aquí quiero hacer una defensa a ultranza de esos lugares alternativos de distribución que tienen los cómics: los kioscos tipo portal, y las tiendas de segunda hand).
Todo este rollo para comentar que tengo en casa de mis padres (un día pasaré a recoger los miles cómics que todavía tengo en su casa) un tomo de una edición super-antigua del “Carlitos” de Schulz que creo que editaba “Montena” o la editorial “Juventud” y que venía complementada con una historieta de los Kazerjammer Kids. ¡Un tesoro que algún día buscaré en esa isla perdida que es el altillo de mi dormitorio en la casa de mis padres!
¡¡Snif!! (lagrimita nostálgica habemus).