NO ES LO MISMO
Pero no se piensen que esa condescendencia de la crítica de tebeos de nuestro país es un fenómeno universal. Observen si no la crítica de tebeos que se hace en Francia, o en Estados Unidos: es una crítica nada condescendiente, rigurosa, que habla sin reparos de los pros y contras de una obra. Ahora mismo me estoy acordando de la muy tibia crítica que sobre el BLANKETS de Craig Thompson publicó la revista THE COMICS JOURNAL. En ella, el crítico exponía las virtudes, pero también los defectos, que veía en esa obra. Y lo hizo precisamente por respeto al medio, al público y, también, sí, al autor. Thompson tomó buena nota de ello, como puede verse en alguna página de su posterior CARNET DE VOYAGES.
Claro, porque criticar no es rajar. No es caer en personalismos, ni hablar mal del trabajo de alguien por razones ajenas a dicho trabajo, por secretos odios y envidias o bien por ocultas venganzas. Por la misma razón, criticar tampoco es caer en amiguismos ni en nepotismos. Se trata de ser imparcial, y por tanto, no caer en la alabanza fácil al trabajo de alguien sólo porque es amiguete. El principal activo de un crítico es su credibilidad: sin ella, está perdido.
Luego está la cuestión de la autocrítica. Uno debe ser tan crítico con uno mismo que con los demás, es decir, autoaplicarse el mismo rasero de exigencia que aplica a los demás. En otras palabras, que el crítico debe tomarse su trabajo con la misma seriedad que exige al autor cuya obra critica.
Y luego está la cuestión, vital, de los conocimientos técnicos que debe poseer el crítico. Un buen crítico de pintura o de cine, evidentemente, debe tener amplios conocimientos de cómo se pinta o se hace una película, cómo funciona el lenguaje del medio, cuáles sus recursos, cuáles son sus herramientas. Para poder criticar, y me refiero a una crítica seria, es imprescindible conocer con un mínimo de profundidad el lenguaje y las técnicas del medio.
Si alguien afirma que, pongamos algunos ejemplos más o menos basados en la realidad, el DK2 de Miller es “muy pobre formalmente”, o fulanito dice que “la composición de página de Blain es bastante lineal, parecida a la de Hugo Pratt”, o zutanito afirma que “el dibujo de Blain es malo porque dibuja orejones y narizones”, lo único que está dejando ver con esas afirmaciones es el conocimiento que posee sobre el lenguaje del arte que tanto ama. Porque para saber de tebeos no basta con haberse leído más tebeos que nadie. Hay que estudiar cómo están hechos esos tebeos, cómo se escribe un guión, cómo se dibuja, cómo se planifica, qué significado tienen los recursos y el lenguaje narrativo del medio. Aunque el crítico no sepa dibujar o escribir un guión, cosa que por supuesto no es necesario para poder criticar, SÍ tiene la obligación de saber cómo se escribe o se dibuja un tebeo. Sí tiene la obligación de estudiar constantemente cómo están hechos los tebeos, y más si se trata de tebeos innovadores que hacen las cosas de un modo nuevo y distinto a resto. El crítico debe ser capaz de detectar lo nuevo, lo vanguardista, lo que no se ha hecho antes. Y lo detecta, precisamente, porque entiende y tiene asimilado todo lo que se ha hecho con anterioridad a esa novedad.
Esto conecta con otra cuestión final, probablemente la más importante: la de los gustos. Que algo te guste o no te guste no significa necesariamente que esté, respectivamente, bien o mal, artísticamente hablando. Esto también debe tenerlo presente el crítico. No creo en la subjetividad absoluta, lo mismo que tampoco creo en el relativismo de los valores. El criterio de excelencia existe en todas las artes.... menos, eso afirman algunos, en el cómic. Si, por ejemplo, en pintura hay artistas que han pasado a la posteridad y figuran en los libros de arte, mientras que otros muchos han sido olvidados, eso suele deberse a la existencia de una calidad objetiva en su trabajo: a un canon.
Y, por otra parte, una cosa es que algo no te “guste”, porque no es de tu interés, o porque no conectas con ella (a mí no me emociona especialmente Picasso, pero sus cuadros y el lenguaje que inventó me parecen asombrosos, objetivamente geniales), y otra cosa bien distinta es que eso esté “mal” por el simple hecho de que no te gusta. No, un momento, vamos a ver: la obra estará bien o mal dependiendo de cómo esté hecha, cuáles eran las intenciones y planteamientos del autor, cuáles son los recursos aplicados, cuáles los resultados. Que te guste o no es algo secundario. Hay tebeos que a uno personalmente no le “gustarán” porque no son de su interés, pero hay que saber ver si esa obra es válida artísticamente hablando, y por tanto, defendible y recomendable. Y ahí entra la labor de argumentación del crítico. Si se afirma que algo está “mal”, deberá explicar y razonar por qué. No vale aquello de “es que no me gusta”. Viceversa funciona tambien: si se afirma que algo "está bien", hay que argumentar por qué está bien. Porque criticar no es lo mismo que hablar de los gustos de uno. Criticar es otra cosa.
Aunque con este blog no se trata de hablarles de mi vida (aunque, aclaro, me parecen bien los blogs que así lo hacen), les contaré a modo de ejemplo que en muchísimas ocasiones he reseñado positivamente tebeos que no me interesaban una mierda. ¿Qué por qué? Pues porque eran tebeos artísticamente válidos, y por tanto recomendables. Porque, aunque a mí no me interesaran, eran obras dignas, buenas o muy buenas y que, por tanto, se merecían ser recomendadas al público, esperando que llegase a tenerlo. Auque yo no formase parte de ese público.
Entonces, volviendo a uno de los ejemplos anteriores: un crítico puede pensar con total libertad que el DK2 de Miller “no me gusta”, algo que le sucede a muchos por otra parte y, además, están en su perfecto derecho. Pero eso es muy distinto a pensar, y afirmar, que DK2 es muy “pobre formalmente”. Esto último es una afirmación, creo, desatinada y desvela el conocimiento que ese crítico posee sobre la forma y el lenguaje del cómic, y sobre la evolución de dicho lenguaje a lo largo de su historia.
Ya ven que mi lista de tareas para el crítico no es precisamente corta ni fácil de cumplir. Me temo que yo también tengo a veces muy serios problemas para cumplirla: no seré yo quien tire la primera piedra pues, porque no estoy libre de pecado. Pero, al menos, intentémoslo: poniendo el listón alto, aunque no se llegue a la matrícula de honor, es como se obtiene el sobresaliente.
(imagen: página de DK2, © guión y dibujos de Frank Miller, color de Lynn Varley, 2001-2002; Norma)
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CÓMICS CITADOS
BLANKETS (Craig Thompson, 2003; Astiberri Ediciones)
CARNET DE VOYAGES (Craig Thompson, 2005; de próxima publicación en castellano por Astiberri Ediciones)
DK2: BATMAN: EL SEÑOR DE LA NOCHE CONTRAATACA (guión y dibujos de Frank Miller, color de Lynn Varley, 2001-2002; Norma)
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