EL NEGOCIO DE DIBUJAR CÓMIC$
"Este campo usa gran parte del mismo tipo de talento empleado por los syndicates, pero en su mayoría como free-lance en lugar de con un sueldo base.
Es quizás el área peor pagada de todo el negocio artístico (no es raro 25 dólares por una página entera, de entre cuatro y seis dibujos a línea) y sólo vale la pena considerarlo como refugio para desesperados. Un joven principiante puede sacar una cierta experiencia valiosa de este trabajo; de otro modo solamente un dibujante de velocidad fenomenal o una persona que trabaja con royalties puede esperar ganar algo más que el mínimo para subsistir."
El extracto es de un artículo de Fred C. Rodewald de 1954, publicado en American Artist, donde describía los diversos campos en los que podían trabajar los dibujantes americanos de la época. Publicidad, revistas, libros, syndicates... Todos ofrecían diversos grados de oportunidades y empleo, excepto uno del que Rodewald avisaba seriamente: la industria del comic book. Todo esto lo he leído en el blog Today's Inspiration, en un largo post sin desperdicio donde el blogger, Leif Peng, explica a continuación que en la revista Alter Ego Jim Amash entrevistó a más de cien profesionales del comic book de los primeros tiempos de la industria, y "casi todos decía que querían salirse del negocio... si pudieran. Alguno, como Jerry Robinson, lo intentó enseñando sus muestras a editores en campos más lucrativos como la edición de libros y revistas. Pero había un estigma unido a la industria del cómic, y en cuanto los editores veían que las muestras eran páginas de cómics, les daba igual lo buenas que fueran, no querían saber nada de ti."
Leif Peng sigue contando que Jack Kamen (1920-2008) dejó la industria del cómic a mediados de los cincuenta por la misma razón. Descubrió que trabajando en publicidad podía ganar 40 o 50 dólares por dibujo. En una entrevista en The Comics Journal (número 240), Kamen contaba que podía ir a una agencia de Nueva York, y salir con trabajo por valor de 1500 dólares. "Decía '¿qué tenéis para mí?', 'Bien, tenemos por aquí 30 o 40 dibujos a 40-50 dólares la pieza'. 'Me lo llevo'." Diez años después, las tarifas por página en la industria del cómic sólo habían subido entre 10 y 15 dólares, e incluso entonces, el negocio era tan inestable que a veces cobraban solamente 20 dólares la página. John Romita Sr. explicaba en 2001 que el negocio del cómic de finales de los cincuenta y principios de los sesenta era "una montaña rusa".
"Recuerdo haber pasado de 20 dólares la página, dibujo y tinta, a 40 dólares, lápiz y tinta. Y luego, en los dos años siguientes, cada vez que conseguía un trabajo, había un corte y terminaba cobrando de nuevo 20 dólares la página. Volábamos sin paracaídas. Solía tener miedo de meterme en una hipoteca".
Página de un joven John Romita (21 años tenía cuando la dibujó) para la editorial Atlas. La historieta, de cuatro páginas, se publicó en STRANGE TALES #4, diciembre de 1951. Abajo, otra página dibujada por Romita con tintas de Mike Esposito. Eran ya mejores tiempos (AMAZING SPIDER-MAN #51, 1967).
A pesar de las duras condiciones, sigue relatando Leif Peng, la industria del cómic fue capaz de atraer talentos destacables en los sesenta. Por ejemplo, John Buscema (1927-2002) contaba en Alter Ego #15 que "la publicidad era una vida brutal, créeme. Por ejemplo, podía trabajar una semana entera y estar a punto de irme a casa un viernes por la noche, y recibía una llamada -el propietario del estudio podía recibir una llamada de una agencia, para una campaña que tenía que estar para el lunes. Sabes, cuando hablas de campaña, hablas de una docena de dibujantes trabajando en un solo producto. Podían ser coches, cigarrillos, cualquier cosa, y tenías que quedarte en la ciudad. Tenía que llamar a mi mujer y decirle que no podía ir a casa el fin de semana".
"Así que cuando me llamaron de Marvel, Stan Lee dijo 'no sé si querrás trabajar, te vamos a hacer feliz, económicamente, y tenemos un montón de trabajo'. No me lo pensé dos veces y regresé a los cómics".
A mediados de los sesenta las tarifas habían subido, al menos para los mejores talentos, alrededor de los 60 dólares por página según Jim Amash, que citaba esa cifra de uno de los gigantes de la industria, Jack Kirby. Hace poco leía yo en el libro de Blake Bell sobre Steve Ditko que cuando éste presionó a su jefe Martin Goodman para que le pagara los royalties prometidos por las ventas de Spiderman, todo lo que consiguió, o mejor dicho, estuvo a punto de conseguir, fue un aumento de 5 dólares por página sobre la tarifa que ya cobraba. Así lo recuerda Roy Thomas. En realidad no llegó a cobrarlo nunca porque justo el día que había sido aprobado el aumento, Ditko pasó por última vez por las oficinas de Marvel para decir que se marchaba. Era 1966.
Volviendo a John Buscema, famoso por su velocidad para dibujar (arriba, lápices suyos junto a las tintas de Kevin Nowlan), durante una charla le soltó a un grupo de jóvenes profesionales lo siguiente: "¿Estáis familiarizados con 'una sola línea'? Lo hacéis en tres líneas, yo en una. Yo lo hago en la mitad, en la tercera parte, la cuarta parte del tiempo... Lo aprendimos en publicidad. Es una manera muy simplificada... Se supone que es muy, muy abocetado. Pero nos lo trajimos a los cómics. Queréis luchar con las páginas, queréis rellenar un fondo negro... ¿Qué sentido tiene rellenar todo un área de negro cuando simplemente puedes garabatearla? Vuestro problema es contar la historia del mejor modo posible, del modo más rápido posible... Haced vuestro trabajo. Si te ganas el sueldo, ya está. ¡Estáis en esto por el dinero! "
Leif Peng le ha preguntado también a varios profesionales del cómic por las tarifas actuales que se pagan en el cómic mainstream, al menos las habituales. Un dibujante que había estado un tiempo fuera del negocio le contó que había recibido recientemente un encargo a 300 dólares la página, dibujo y tinta. Le dijo también que "eso es más o menos la tarifa que había en 1980". Otros dibujantes le han confirmado ese precio, aunque haciendo notar que algunos trabajan por menos. Un profesional con más de una década de experiencia le dijo que "en la medida en que seas constante y tengas las cosas hechas a tiempo (o la mayoría), es más que posible vivir de los cómics. También hay ingresos adicionales de los royalties (si estás en un título que se vende suficientemente bien), de los tomos recopilatorios y las ventas de originales. También hago 'commissions' a través de mi agente. No soy rico, en absoluto, pero consigo pagar mis facturas a tiempo y no he tenido que saltarme ninguna comida todavía. No es tan lucrativo como el trabajo de la ilustración comercial, ¡pero es muchísimo más divertido!"
4 comentarios:
interesantísimo. Toda entrevista que recupere condiciones laborales de la industria del cómic es un regalo para "el otro lado", el del comprador y el estudioso. Cuantísima información en estos párrafos, desde aspectos económicos y salariales a causas indirectas (muy indirectas,pero con su peso específico) de cuestiones de estilo...
Por cierto, recuerdo con placer una entrevista del U donde Ibáñez recordaba los tiempos Bruguera, otra joya enormemente ilustrativa.
Pues sí, muy interesante. Quizá, por mi propia experiencia, personal e intransferible, diría que cierto tipo de ilustración comercial, cuentos y ciertos libros de texto, cae, hoy por hoy, al lado de lo chungo de los tebeos -freelance, y mal pagado, y ni pensar en royalties, porque incluso cuando los pudieras tener no vale la pena-. La publicitaria es menos de lo que era -precios o estancados o a la baja-, y aun así está mucho mejor pagada que lo otro, de largo. Pero todo lo que Buscema dice sobre esta última, de stress, de sinvivir, es completamente cierto, lo aviso.
Un saludo!
Muy interesante este artículo.
Impacientes Saludos.
Que asquito, esto te quita las ganas de ni siquiera pensar en vivir alguna vez en la vida de este no-negocio...
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