LAS EDADES DEL CÓMIC
Me traigo aquí arriba un comentario de un cuadradito de abajo porque me ha parecido interesantísimo y el tema que plantea tiene su miga.
"El usuario anónimo dijo...
Hola, apunto un hecho que creo que se está tocando en los comentarios sólo marginalmente, y me viene a la cabeza a tenor de la historia del cine tal y cómo ha sido estructurada (por Noel Burch... y un etcétera de estudiosos que si me vienen a la memoria prometo mencionar... ya veis que tampoco estoy demasiado puesto).
El caso es que un problema fundamental es el de haber llegado hasta nuestros caóticos y mixtificados días (en todas las artes) sin un cuerpo histórico para los cómics con sustancia, como en caso contrario, sí ha pasado con el cine. Sería una fabulosa labor (que sólo en "La Historia de los cómics" de Toutain, que yo recuerde, se empezó a apuntar) el que quedaran claramente definidos los PERIODOS de la historia del cómic antes que los ISMOS o las tendencias. La terminología comprendería así a muchas más obras y facilitaría, con base en una estructura fuerte, el desglose ya por estilos, nacionalidades, etc.
En la historia del cine se definen unos periodos PRIMITIVO (hasta la aparición del sonoro, aprox.), CLÁSICO (del sonoro a las rupturas de los años sesenta) y POSTCLÁSICO (de allí en adelante). El cómic no tiene, que yo sepa, ninguna obra fuerte teórica como las de los estudiosos del cine a los que me refiero, que plantee una división tal, y la crítica de cómics la necesita como el agua."
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Pues empecemos nosotros, Anónimo. Modestamente, pero empecemos. Al menos a pensar y debatir al respecto.
Personalmente, lo único que se me ocurre apuntar por ahora es que en cómic, curiosamente, esas rupturas también comienzan a partir de los años sesenta. No es casualidad, claro, fue la década prodigiosa donde cultura popular y vanguardia artística fueron de la mano, y la contracultura de su segunda mitad hizo mucho "daño" en todos los frentes. En música pop también pasó lo mismo. Bob Dylan aparece en los sesenta, y hay un antes y un después de él en la música popular, concretamente a partir de l966. Asimismo, los Beatles de la segunda mitad de década poco tienen que ver con los del comienzo, y también protagonizaron sus propias rupturas. Lo mismo que, en otro estilo más radical incluso pero coetáneamente, The Velvet Underground, los progenitores del rock indie cuyas huellas aún se perciben.
Pero volvamos hacia nuestro terreno, el del Planeta Cómic. Si miramos al otro lado del charco, Robert Crumb y los cómics underground aparecen en los sesenta. Crumb estaba fuertemente influido por los autores (Bill Elder, Jack Davis, Basil Wolverton) de la hoy famosa revista de humor MAD, revista que arrancó en 1952 dirigida por Harvey Kurtzman y publicada por la editorial EC: como en otros campos, la década de los cincuenta constituye el humus del que surgirán luego las rupturas de los sesenta. Esto mismo sucedió con determinado cine de los cincuenta o, en literatura, con los escritores beatniks, padres más o menos directos de los hippies de la década posterior.
Y Crumb constituye ya en los sesenta, como todos sabemos, el principal creador de una tendencia o "escuela" que hoy día es amplísima y tiene muchas y muy variadas ramificaciones, extendiéndose desde Harvey Pekar y Art Spiegelman hasta Gallardo, el primer Max, Daniel Clowes, Peter Bagge o Joe Matt, pasando por una buena parte de los tebeos autobiográficos que tanto se han puesto de moda desde la segunda mitad de los noventa. El propio Eisner miró hacia Crumb o Gilbert Shelton cuando decidió volver al cómic a finales de la década prodigiosa y se paró a pensar qué iba a hacer entonces. Ya en los setenta, Eisner iniciaría sus "novelas gráficas" que también abrieron nuevos caminos a otros autores. Richard Corben empezó publicando en fanzines y revistas undergrounds de finales de los sesenta, incluida alguna que publicaba la editorial de Shelton. De ahí saltaría a las revistas de la Warren, editorial que también tuvo un papel importante en la historieta norteamericana de entonces y cuya influencia se extendería durante todos los setenta.
También fue en los sesenta, primera mitad, cuando las viñetas de cómic entraron en los museos... de la mano de los cuadros de Lichtenstein y alguno de Warhol. Se quiera ver o no, eso contribuyó a que el público del Mundo Real mirase de otra manera a los tebeos. Y, probablemente, también a que los tebeos se mirasen a sí mismos de otro modo.
En Francia hubo también movimientos sísmicos en los sesenta, cuando aparece la generación de la revista PILOTE. Moebius también firma como tal por primera vez en esa década (1963, en la revista HARA-KIRI), recogiendo el impacto que tuvo en él (y en otros autores como Jean-Claude Mézières), fíjense qué casualidad, la revista MAD. Y ya sabemos las ondas que generó Moebius luego, ya en los setenta, en el cómic europeo... y mundial. Hablando de Mézières , VALÉRIAN AGENTE ESPACIO-TEMPORAL, serie escrita por Pierre Christin y dibujada por el citado Mézières, comienza precisamente a publicarse en PILOTE en 1967 (en España ha sido publicada por Grijalbo), y menciono a esta serie de ciencia-ficción porque pronto se convertiría en un tebeo de género con subtexto, reflejando los cambios sociales y preocupaciones políticas de su época.
Y ya que estamos con la revista PILOTE, esta mañana me he topado por casualidad con esta corta pero interesante entrevista a Thierry Groensteen, famoso crítico francés de tebeos y director del Museo de la BD de Angulema. A la pregunta de ¿En qué momento se sitúa la gran época del cómic francés?, Groensteen responde:
"Sin duda alguna, a partir de los años 60, cuando aparece la generación Pilote. Con un punto culminante entre 1968 y 1972. Durante esos cinco años, Pilote fue la mejor revista de cómic que nunca tuvo Francia. Cada semana se podían descubrir en ella cosas asombrosas. Se notaba que las fronteras se estaban moviendo en el plano de la creación. Todo el cómic moderno salió de ahí."
El resto de la entrevista merece la pena. Groensteen comenta alguno de los problemas de los que ya hemos hablado aquí (en las universidades francesas tampoco se estudia el cómic, y es necesario como el comer) y apunta a la reciente renovación de la BD por la generación de autores de los años noventa surgidos en torno a pequeñas editoriales. Eso que, curiosamente, se ha venido en llamar nouvelle vague de la BD: David B., J.C. Menu, Joann Sfar, Christophe Blain, Blutch, etc.
En España las rupturas llegaron con más retraso debido a lo que todos sabemos, pero sí es cierto que se empezaron a gestar a finales de los sesenta. Explotarían ya en los primeros setenta, con Carlos Giménez al frente del batallón. Y, conforme la dictadura tocaba a su fin, la cosa fue a más.
Bueno. A ver qué tienen ustedes qué decir. ¿Tenemos un período "primitivo" en el cómic? ¿hasta dónde llegaría? ¿cuál es el período "clásico"? ¿existe un período moderno tal como existe en artes plásticas, contrapuesto al posmoderno? ¿o hemos pasado directamente de lo clásico a lo "post-clásico", como catalogan en el cine? ¿Nos valen esas etiquetas del cine o debemos inventarnos otras más ajustadas a la historia del cómic? ¿se parece más de lo que creemos la historia del cómic a la del cine, sí o no?
La respuesta está en el viento...
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(imagen: Robert Crumb)
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sábado, septiembre 03, 2005
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23 comentarios:
Sí, Enric Sió, tienes razón. Bueno, lo que pasa con muchos experimentos es lo que pasa. Que aunque sean fallidos o poco relevantes, abren caminos mentales para otros autores que, a lo mejor, saben aprovechar mejor esas nuevas formas. Con Sió sucedió eso, probablemente.
LAS CRÓNICAS DEL SIN NOMBRE (1973), de Víctor Mora y Luis García, que hace poco recordabas tú en lacarcel (y que también apareció pubicada en PILOTE, por cierto), es un ejemplo de esto que digo. A mí particularmente me parece ya una cosa bastante antigua, con unos contenidos poco relevantes, sobre todo si comparamos pretensiones y resultados logrados. Pero.... estoy seguro que estimuló a más de uno, y de dos, para intentar otros experimentos más logrados e interesantes. Véase El Cubri, por ejemplo. Es decir: nada ocurre en vano, y muchas cosas "fallidas" o que no "nos gustan" cumplen una función a la larga.
Jean-Claude Forest me encanta, por cierto, no como Druillet, que me interesa menos. Y es verdad que Forest hace historieta en los cincuenta, pero sus obras más influyentes son de los sesenta. Véase BARBARELLA (1962) e HYPOCRITE, que es ya de los setenta, publicada en parte, por cierto, en PILOTE. Y hay mucho de Forest en Mèziéres, por ejemplo. Es verdad que es un autor clave en Francia.
No, si está claro que las cosas no salen de la nada. El humus para las rupturas de los 60 está claramente en los 50, que también fue una década clave en todo esto, supongo que en por el auge de la cultura después de la guerra mundial (la gente al fin podía pensar en otras cosas que no fuesen sobrevivir). El grueso del neorrealismo italiano se sitúa en esa década. Y a finales de la misma aparece la nouvelle vague francesa, con los primeras largos de Truffaut y Godard (1959). Mirando a USA, la primera película de Casavettes, SHADOWS, es también de 1959.
Es un período fascinante desde el punto de vista cultural. No sólo por la barbaridad de cosas que se crearon entonces, sino porque prácticamente todo lo que ahora tenemos sigue viniendo de ahí. A estas alturas.
A LOVE SUPREME de Coltrane, el disco que marca un punto de inflexión en la historia del jazz moderno, es también de 1965. Acabo de mirarlo.
Supongo que Alan Moore se montaría una tesis entera con toda esta historia, ja, ja, para explicar mediante "resonancias temporales" qué coño pasó en los sesenta y por qué se hizo tanto y tan bien.
LAVINIA 2016, de Sió, es de 1967, lo acabo de comprobar.
Hablando de Sió, si miramos hacia Italia habría que mencionar al revolucionario Guido Crepax (VALENTINA aparece en 1965), que influyó en Sió y en tantos otros... incluso, en fechas muy recientes, en bastantes páginas del SIN CITY de Miller. Queda dicho, ja, ja.
Volviendo a España: MIS MIEDOS, de Enric Sió, 1972. DELTA 99 (Flores Thies, Giménez) es de 1968. 5 X INFINITO (Maroto, Suso, Torrents y Usero) también es de 1968. Hernández Palacios hace MANOS KELLY en 1970 y EL CID en 1971. Beá ya está publicando cosas bastante vanguardistas en 1972.... PETER PETRAKE, de Calatayud, es de 1970. HAXTUR, de Víctor de la Fuente, es de 1971. Pensaba también en la revista TRINCA cuando hablaba de los primeros setenta en España. EL MISERERE, de Giménez, es de 1971. Su HOM es de 1974.... y etcétera, etcétera.
Aquí la cosa quizás llegó un poco más tarde, pero llegó.
Hola, Salva War de nuevo al habla.
Tienes razón en eso de que “aquí llegó la cosa más tarde, pero llegó.”
Pero me parece que todo el mundo sabe ya de sobra porque, ¿no?
Se reflejó en nuestra sociedad en todos los aspectos. Por poneros un ejemplo y dejando un poco de lado los cómics, el nacimiento oficial del punk (movimiento rupturista bestial en la música) creo que fue a raíz de la publicación del disco de los Pistols “Never mind the Bollocks, here is the Sex Pistols” con fecha mundial de salida en el año 77. Pues aquí no se produjo nada similar en la música ¡hasta mediados de los 80!
En los cómics pasó algo parecido, hasta finales de los 70 y principios de los 80 no hubo publicaciones tipo revista con contenidos nuevos y distintos (salvo honrosas excepciones que curiosamente vinieron del sur, como “Star”), léase: 1984, Metal Hurlant, Cimoc, Rambla, Cairo, Creepy (que rescataba material antiguo de la Warren, años 50, volvemos al pasado), Comix Internacional (que también rescataba material antiguo, incluido el Spirit de Eisner, años 40 y 50), etc. etc...
Si es que la bola de presos con la que el régimen nos tenía castigados nos hacía ir mucho más lentos. Pero bueno, eso es ya otra historia de los cómics, ¿no?
Sí, Salva, la dictadura daba sus coletazos y apretó un poco más durante los primeros setenta antes de palmarla. Pero hay que recordar que antes de llegar al primer número de EL VÍBORA (diciembre de 1979, justo al final de década), durante los setenta, estaban los fanzines y revistas que se hacían en Barcelona, EL RROLLO ENMASCARADO (1973) y todo esto. Nazario, Mariscal, Max, Guillermo, Gallardo...que son los proto-underground del cómix español pre-Víbora.
No por casualidad tuvieron problemas con la censura y la policía en más de una ocasión.
A este cómix hay que añadirlo al saco de las rupturas en España....
Y Montesol, Onliyú, Gallardo, Ceesepe... también empezaron a publicar en la segunda mitad de los setenta, como en la revista ROCK COMIX (1976-1977).
Tengo delante el libro de Pablo Dopico, el magnífico EL CÓMIC UNDERGROUND ESPAÑOL, 1970-1980. También recomendables sobre este tema sendos monográficos de la revista U dedicados a Max y Gallardo. Ahí los propios autores explicaron cantidad de cosas sobre esta época del underground en España.
Hola! Me alegro de que haya calado mi comentario, y estoy absolutamente de acuerdo al respecto de la fecha aproximada y de los autores que apuntáis como "punto de ruptura"... por ésto es que insinué la relación con el cine. Me toca dar mi teoría sobre si existe un periodo primitivo y un punto de inflexión hacia el clasicismo, que creo que si. Em... bueno, generalmente, cuando se habla de clásicos del cómic se engloba a una serie de historietas que deberían considerarse primiivas, que son los "clásicos" de la prensa norteamericana (y su reflejo en otras prensas del mundo, la británica, p. ej.). Yo diría (siguiendo mi predilección por la historia consensuada del cine) que el periodo primitivo debería comprender el espacio que media entre el nacimiento del comic en la prensa y la aparición del formato que lo revolucionó y lo propulsó definitivamente como forma de consumo poular independiente y propia, industrialmente hablando, pero "artísticamente" también: el comic book. Éste acabó de implantar la lectura de tebeos como un hábito de entretenimiento autónomo, y acercó (un poco a la larga, bien es cierto, después de bastantes años de cierta regresión creativa a la que no escapó el cine tampoco con la aparición del sonoro, por cierto) la complejidad del serial o la novela a la narrativa del medio, que en el espacio de una simple página de periódico o tira diaria se veía normalmente constreñida (digo normalmente, no de forma absoluta.
Em, y perdonad las faltas y la expresión... gracias!
Bueno, pues ya que da usted pie, divaguemos un rato sobre el asunto, que ciertamente resulta interesante, y a ver qué sale. Eso sí, adelanto que mis reflexiones van un poco por donde ha apuntado el usuario anónimo (eso sí suena a nombre de superhéroe postmoderno, por cierto) cuando ha hecho alusión a la importancia capital de los formatos. Pero vayamos por partes:
Leyendo la división en etapas de la historia del cine que trae usted a colación, JCP, parece que el paso de una a otra, y la evolución del lenguaje cinematográfico, por lo tanto, viene dada inicialmente por el avance de la tecnología (la aparición del sonido marca el cambio de la Edad Primitiva a la Edad Clásica) y posteriormente por la revolución a todos los niveles que supusieron los años sesenta y setenta, con cierta influencia, quizá, también, de la aparición del color y la extensión de su uso (un avance tecnológico, nuevamente).
Ahora bien, si trasladamos semejante lógica al mundo del cómic lo primero de lo que nos damos cuenta, si no me equivoco, es de que la tecnología no tiene tanta importancia, ni puede marcar en modo alguno y de manera sustancial la evolución del medio, desde el mismo instante en que la tecnología esencial que lo sustenta, la imprenta, apenas ha variado en todos estas décadas, a diferencia de lo que sí ha ido ocurriendo con la del cine. La tecnología, por lo tanto, no tiene tanta incidencia en la manera de narrar del cómic como sí la tiene en el cine. El equivalente en la historieta, el factor que influye en el modo en que ha ido avanzando la concepción de la narración gráfica, serían, como apuntaba el usuario anónimo, los formatos.
De tal manera, y siguiendo con el paralelismo entre la cronología del cine y la del cómic, la Edad Primitiva de nuestro medio no la situaría yo tanto durante las primeras décadas del siglo XX como un poco antes, desde el mismo momento en que lo más parecido que tenemos a las películas mudas son los relatos ilustrados. El problema, claro, es que si alguno de los dos elementos sobra, el texto o la imagen, y se puede prescindir de él, por lo tanto, ya no podrían considerarse, tales obras, cómics. Con eso y con todo, creo, hay un cierto número de obras a caballo entre el relato ilustrado y el cómic propiamente dicho que podrían conformar esta Edad Primitiva del medio. Títulos como "Príncipe Valiente", que mantuvieron dicha narrativa, serían, poniéndonos pedantes, obras tardías de dicha edad. Un poco como las películas que Chaplin se empeñaba en hacer mudas cuando ya el cine sonoro se había impuesto, vaya.
Con la aparición de los bocadillos y la generalización de su uso, al igual que ocurría con la aparición del sonido en el cine, entraríamos en la Edad Clásica del cómic, dominada por las tiras de prensa, en la que comenzaría a comprobarse el alcance y las posibilidades del medio y en la cual la narración y el desarrollo del lenguaje se veían marcados por las limitaciones de las mismas, aunque comenzara a experimentarse, en las páginas dominicales, con cuestiones como la composición de página, capitales en el siguiente período.
Periodo al que podriamos denominar Edad Moderna y que surgiría con el nacimiento del nuevo formato, el cómic-book, como señalaba el usuario anónimo, que viene a darle al medio su autonomía y a ofrecer la posibilidad de narrar de otras maneras y hacer evolucionar aun más el lenguaje de las viñetas, al contar con más espacio y más libertad.
Y ya por último, con la revolución de los sesenta y los setenta, que inevitablemente también afecta al cómic, entraríamos en la Edad Postmoderna, donde los cambios no son solo temáticos, ideológicos y formales, sino también narrativos, desde el mismo instante en que surge otro nuevo formato más, el de la novela gráfica o álbum, que comienza a dar obras autoconclusivas, pensadas para leerse de seguido y autónomamente (que no es lo mismo, narrativamente hablando, que la simple recopilación de varias entregas de una serie), sin necesidad de verse serializadas antes. Que solo a partir de estas décadas comiencen a realizarse obras independientes y autoconclusivas, por cierto, explicaría que en la lista del amigo Pons aparecieran tantos títulos de seriales, como alguien señaló, extrañado, en su día.
Finalmente, con la adopción de la red y el espacio virtual como nuevo formato (propiciado, ahora sí, por un avance de las tecnologías), y la consecuente superación de las limitaciones que imponen los volúmenes impresos, probablemente llegará una nueva edad, tal y como apunta Scott McCloud en "La Revolución de los Comics".
El problema de todo este ladrillo que tan bonito me ha quedado es que no termina de ser válido para todos los paises, sino solo para los Estados Unidos, o casi, al contrario de lo que sucede con la división por etapas del cine, pues mientras la tecnología siempre ha avanzado más o menos por igual y simultáneamente en todas partes, y una película es una película aquí y en Pekín, aproximadamente, en cuanto a duración, narración y demás, no sucede lo mismo con la evolución de los cómics, según mi tesis improvisada sujeta a los formatos, algo que varía mucho más de un país a otro (no en todos los países, por ejemplo, ha tenido tanta importancia la prensa; habría paises, de hecho, que esa etapa, curiosamente, se la habrían saltado y se habrían subido al carro asumiendo ya los avances que trajo). O quizá sea valida, pero las épocas en las que cada nación ha ido superando las correspondientes etapas difieren mucho (Japón, por ejemplo, no habría superado la Edad Primitiva hasta los años 50', aproximadamente, con la aparición de Tezuka y la sustitución de los relatos ilustrados por la historieta propiamente dicha; al ser una historieta más relacionada con el cómic-book que con las tiras de prensa, a todo esto, Japón sería uno de esos países que habrían pasado directamente de la Edad Primitiva a la Edad Moderna sin pasar por la Clásica).
En fin, no sé si algo de todo lo anterior tiene demasiado sentido, pero ahí queda, en cualquier caso.
Un saludo.
BRAVO, gracias a los dos. A ver, resumo y añado, si me lo permitís:
Edad primitiva: relatos ilustrados "equivalentes" al cine mudo (me parece muy bien la comparación). Podríamos estar hablando de hasta la aparición de, más o menos, LITTLE NEMO (1905) de McCay, que ya es cómic tal como solemos entender el término (globos, narración visual, uso del zoom, del raccord, de la composición de página con finalidades narrativas, etc.)....
A partir de entonces empezaría la edad clásica, con todas las tiras de prensa de Herriman, Segar, Sterrett, Crane, Sickles, Caniff, Robbins, etcétera, aunque, ya dentro de esta etapa, con algunas manifestaciones "tardías" de la edad primitiva, como tú dices, Alfred, que estaban a caballo entre el relato ilustrado y el cómic propiamente dicho: obras como PRÍNCIPE VALIENTE o el FLASH GORDON de Raymond.
Edad moderna: a partir del formato comic-book (1933, FUNNIES ON PARADE), los superhéroes en el mismo formato y THE SPIRIT algo más tarde (1940), aunque éste seguía viniendo de la mano del periódico.
Es verdad, y tenéis mucha razón, que el hecho de tener una casa propia (comic-book) marca las distancias -la autonomía- respecto a la página diaria que la prensa "cedía" al tebeo, pobrecito.
Lo que pasa es que el formato álbum de Hergé, en Francia, es algo posterior, no mucho, pero sí es más avanzado que el comic-book en tanto que es más autónomo narrativamente hablando. No tanto en extensión, que podía ser la misma que el comic-book (había comic-books de hasta 64 páginas), pero sí en cuanto a historias largas, completas y autoconclusivas. El álbum europeo, por tanto, está mucho más cercano al concepto libro que el comic-book, que es más bien -y sin el más bien- una revista.
También hay que tener en cuenta que el comic-book se alternó durante mucho tiempo con las tiras de prensa, que seguirían viento en popa hasta su decadencia algunas décadas después.
Edad posmoderna: a partir de los años sesenta o bien de los setenta, dependiendo de qué y de dónde hablemos. Con especial punto de inflexión renovador a finales de los sesenta, tanto en USA como en Francia a raíz de mayo de 1968.
En esta etapa "posmoderna" aparece el cómic underground en USA, nuevos formatos como la "novela gráfica", con Gil Kane y Eisner, con más páginas que los álbumes tradicionales de BD francesa. Auge de las revistas en la BD, que se multiplican, se renuevan en contenidos y en intención experimental....
En esta etapa, tal como lo veo yo, el cambio no es debido tanto a la nueva "tecnología" -aunque aparecen nuevos formatos-, sino a las circunstancias generales de la cultura de esa década.
De ahí vamos ya directamente a los años ochenta y su renovación de géneros clásicos (superhéroes, ci-fi, etc.)y aparición de algún formato ligeramente nuevo, como los Prestiges USA, tampoco demasiado diferente de los ya existentes: álbum europeo, "novela gráfica".
También persiste en esa década la búsqueda de nuevos contenidos adultos, tanto en USA como en el cómic europeo, cosa que se ha mantenido durante lo noventa y hasta ahora, con un auge significativo del formato "novela gráfica" o, digásmolo claro, formato libro. Formato cuadrado, tapa dura y muchas páginas. Véanse los libros de Eisner, MAUS, BLANKETS, etc.
De hecho, incluso en USA el formato comic-book está ya hoy en decadencia frente al Trade Paper Back que, en el fondo, no es más que un libro. De nuevo, el formato libro imponiéndose. También en Francia se está extendiendo ahora el formato "novela" o libro frente al tradicional álbum, impulsado sobre todo por la publicación de mangas en ese formato, y también por determinados libros americanos: JIMMY CORRIGAN, LA VIDA ESTÁ BIEN, SI NO TE RINDES, VENTILADORES CLYDE, BLANKETS... todo esto va en formato "libro". Y al publicarse en francés, está arrastrando a nuevos tebeos hechos directamente en ese formato.
Me parece muy bien, Alfred, que hayas destacado una edad moderna en el cómic, porque, en efecto, cuando yo pienso en STEVE CANYON, en THE SPIRIT (última etapa) o en el TINTÍN de los cuarenta-cincuenta no puedo pensar en términos de "clásico" sino más bien de tebeo moderno.
Claro que.... luego habría que encajar en esa clasificación el cómic argentino y sudamericano, el japonés o el británico, que tienen una historia particular todos ellos. Por cierto, Alfred: es cierto que Tezuka es el padre indiscutible del manga moderno, pero antes que él, a partir de los años treinta, sí existen en Japón cómics tal como solemos entender tal término, y no meros relatos ilustrados con leyendas al pie.
Si he metido la pata en algún sitio, que me corrija alguien.
En cualquier caso, lo del formato comic-book como punto de inflexión de la "edad moderna" es curioso y digno de reflexión pero, ahora que lo pienso mejor, bastante discutible.
Lo digo porque en las primeras etapas del comic-book, las historietas que se hacían para prensa solían ser bastante más maduras que las del comic-book. Vamos, es que los autores de tiras de prensa eran de hecho era la "primera división" respecto a los autores del comic-book, y no sólo porque ganasen más pasta.
Un ejemplo, y rompo una lanza por PRÍNCIPE VALIENTE: aunque narrativamente Foster manejara un lenguaje más primitivo respecto al lenguaje de los comic-books de su época, en madurez de contenido su PV le daba veinte patadas a cualquier comic-book coetáneo suyo. El FLASH GORDON de Raymond, en cambio... no.
Así que como especulación lo del "momento comic-book" vale, pero... hay que pensarlo más detenidamente y analizando mejor caso por caso. También hay que recordar que, cuando surge el comic-book, se pensó que era un formato que no resistiría en el mercado... y ya vimos qué pasó luego. Se impuso sobre todo lo demás en el mercado USA.
Teniendo en cuenta lo dicho -la cuestión de los contenidos de los primeros comic-books respecto a las tiras de prensa-, yo diría que esa supuesta edad moderna del cómic, puestos a especular, estaría más bien después de la Segunda Guerra Mundial.... quizás a partir de 1946-47. Tomo como referencia para mi especulación las obras de posguerra de Caniff, Eisner y Hergé, al fin y al cabo, tres de los autores más influyentes aún hoy día.
Hombre, cuando se habla de la importancia de la aparición del formato cómic-book creo que se hace considerando única y exclusivamente la evolución de la historieta como lenguaje narrativo. O sea, dejando a un lado el asunto de los contenidos.
La verdadera aportación del citado formato, creo, vino a ser que los autores, en lugar de poder zafarse de los estrechos límites de la tira diaria, con su inevitable y reducido sota, caballo y rey, solo cuatro veces al mes, en las dominicales, disponían para hacerlo, cada mes, de hasta 64 páginas que tenían algunos cómic-books, como usted señalaba. Siendo mayores las oportunidades de investigación, resulta lógico que la experimentación, en ese sentido, aumentara, y ahí están, aprovechando y explorando las posibilidades que ofrecía el nuevo formato, los hallazgos de Eisner (entre otra mucha gente) primero, y de gente como Kirby, Steranko y Adams después (ya solapados estos dos últimos con la Edad Postmoderna, o incluso dentro de la misma, no lo sé).
Si hablamos de los contenidos, al menos en Estados Unidos (punta de lanza de la evolución del medio, después de todo, igual que ocurre con el cine; no en vano ambas son artes que han nacido y se han desarrollado bajo su imperio), siempre ha habido de todo, desde obras madurísimas en los comienzos del medio a otras de lo más ramplonas hoy, más de un siglo después de su nacimiento.
Es más, probablemente la introducción del formato cómic-book, si bien contribuyó a que la historieta avanzara, por un lado, en el terreno narrativo, hizo que en cierto modo retrocediera, por el otro, en cuanto a la madurez de sus contenidos, por cuanto ya los cómics, por mandato de la industria, que así lo decidió (supongo que por considerarlo más rentable), no se dirigían ya, como antes, al lector adulto de periódicos, sino a los niños y/o adolescentes.
En otros países, como la propia España o Inglaterra, sí es posible que la evolución de los contenidos haya ido pareja a la del cómic como lenguaje, con obras más infantiles al principio que fueron tornándose más y más complejas, sofisticadas y maduras a medida que pasaban las décadas. He ahí otro punto sobre el que incide el papel de la prensa; como en Estados Unidos desde el principio estuvo involucrada con el medio, pues este se dirigió desde el principio a un público adulto; como en España esa relación no se dió, el cómic empezó dirigiéndose al público infantil y posteriormente comenzó a ampliar sus horizontes gracias a la visión de algunos autores entre los cuales, claro, destacaría Carlos Giménez.
En cualquier caso, volvemos a lo mismo de siempre, o sea, la extrema complejidad de la historieta como medio, en la que nos encontramos varios elementos a tener en cuenta y funcionando a la vez: 1) qué se cuenta (contenido) 2) cómo se cuenta (narrativa) 3) con qué apariencia se cuenta (estilo de dibujo).
Porque esa sería otra manera de abordar el estudio de la evolución del medio, claro, el del grafismo, con unos inicios claramente divididos entre dibujo figurativo realista y dibujo caricaturesco, dos corrientes a las que luego se les comenzarían a sumar otras muchas. Dos de los grandes nombres claves, en este caso, serían Breccia y, más recientemente, Sienkiewiz.
Solo el cine de animación, entre las artes narrativas, resulta igual de complejo.
Un saludo.
Dos apuntes:
- se podría afirmar que el comic-book, en el momento de su aparición, no supone en absoluto un avance formal para el lenguaje de la historieta, sino al contrario, dada la mediocridad de la mayoría de los autores que se dedicaron a este formato. Probablemente, no sea hasta los 50, y la EC, que se pueda hablar de una mejora significativa de la calidad en este aspecto. Yo tengo dudas de que hasta ese momento, existan muchos comic-books que no sean tan primitivos narrativamente como el peor Flash Gordon.
-Alfred: los orígenes dela historieta están más en Europa que en EEUU. Lo que sí se produce en EEUU es su desarrollo industrial.
Y, por favor, explica lo de la importancia capital de Sienkiewicz en la evolución gráfica del medio, que estoy intrigadísimo (no te ofendas).
Bueno, que tardaran algo en aprovecharse no quiere decir que no se diera, con el nacimiento del nuevo formato, el aumento de las posibilidades y del potencial narrativo del medio. De todos modos, insisto, Eisner no tardó demasiado en investigar a fondo el nuevo formato (aunque lo suyo no fuera exactamente un cómic-book) y ya antes, imagino, quien más quien menos haría sus pequeñas innovaciones, enriqueciendo poco a poco el lenguaje de la historieta, aunque por puntuales, imagino, hoy ni se recuerden, perdidas entre los cientos de títulos que se publicaron por aquellos años.
Y puedo equivocarme, lógicamente, pero creo que es mérito de Sienkiewiz haber sido uno de los primeros, sino el primero, en mostrar, dentro del mainstream americano (o sea, que no tenía por qué ser algo exclusivo de los cómics "de autor") que no todo tenía por qué ser, en la realización de historietas, dibujo figurativo más o menos estilizado, más o menos caricaturizado, con colorines de puntitos, sino que había otras muchas maneras de abordar el grafismo de una historia, empleando miles de técnicas, más pictoricas, digamos, como los fotomontajes, los collages, etc...
Que sí, que ya antes Kirby había hecho sus pinitos en "Los 4 Fantásticos", Byrne había introducido fotografías como fondos, también en la misma colección, y algunos autores más habrían dado algún paso en este sentido, seguramente, pero nunca antes hasta entonces, cuando se publicaron obras como "Los Nuevos Mutantes" o "Elektra Assasin", se había visto tal despliegue en un tebeo comercial (que tampoco sirve de mucho innovar sin que se entere nadie, como a veces ocurre con cómics ultraminoritarios, vaya).
Otra cosa es que no se le hiciera demasiado caso y, probablemente por resultar más sencillo, probablemente por el rechazo del público, animal de costumbres, la inmensa mayoría de los dibujantes continuaran con su dibujo figurativo, más o menos estilizado, más o menos caricaturizado, y su dibujo de puntos (o informático, después). Autores como David Mack y Sean Mckean, sin embargo, sí recogieron el testigo.
Pero vamos, que ya digo que puedo andar equivocado, no lo sé; para eso entra uno a estos sitios, para aprender.
Un saludo.
P.D.: Donde pone "dibujo de puntos", al final del penúltimo párrafo, léase "color de puntos".
Pues me has convencido, Alfred. TE vuelvo a agradecer tus disquisiciones, porque, te lo aseguro, aportas muchísimo a este rincón. A mí desde luego.
Edén, explícate ahora tú mejor con eso de que el cómic nace en Europa, anda. Si te apetece.
Coño, Pepo. ¿Qué pasa con Toppfer, Busch y otras decenas más de pioneros -españoles incluidos-?
Hola! Mucho más de acuerdo ahora con Alfred, incluyendo el período moderno en la clasificación (Yo es que quería hacerlo más sencillo, pero así está muy bién). En lo demás estoy bastante de acuerdo también! Pero en una cosa no. Al respecto del avance del medio experimentado gracias a la implantación del Comic-book ya advertí que no se produjo hasta más tarde (no tan tarde como los cómics de la EC, Spirit los precede y, aunque encartado en prensa, era un "tebeo"). De la misma forma en que los requerimientos del cine sonoro lastraron su narrativa y la eficacia e innovaciones formales que habían conseguido los pioneros, la comercialización hipermercantil -no hay que olvidarlo- que se impuso al principio del comic-book anduvo lastrando resultados artísticos, posiblemente.
>>>>>(no tan tarde como los cómics de la EC, Spirit los precede y, aunque encartado en prensa, era un "tebeo")
De acuerdo.
"Coño, Pepo. ¿Qué pasa con Toppfer, Busch y otras decenas más de pioneros -españoles incluidos-?"
Bueno, yo es que pensaba en términos de influencia y, quizás inconscientemente, en términos de cómic-cómic, no tanto de sus bases previas del siglo XIX. De todos modos, no lo decía por contradecirte, sino para que te explicaras.
Volviendo a la influencia en la que pensaba, me temo que como la influencia en todo Occidente que han tenido los artistas norteamericanos -y en algún caso mundial, véase la influencia de Disney en Tezuka- , ninguna es comparable.
El cómic-cómic nace al filo del siglo XX, como el cine, y el imperio del siglo XX es el estadounidense. Que es el que ha marcado la economía mundial y, apoyada en ésta, la cultura occidental. Sólo basta ver, saltando a la pintura, cómo la capital de la pintura se traslada desde París (capital artística durante buena parte del XIX y primeras décadas del XX) a Nueva York tras la II Guerra Mundial, que es cuando la hegemonía USA se vuelve total. Aunque la cosa viene de largo, como digo, desde finales del XIX, cuando USA empieza a expandirse y a crear su propio imperio colonial (¿a costa de quién, por cierto?).
En cómic sucede un poco igual al principio, o al menos -aclaro- al principio del cómic que aquí hemos definido como "clásico". Las tiras norteamericanas post-McCay las leían muchos autores, también en Europa. El otro día comentaba aquí el libro con las conversaciones sobre Hergé, sobre como el tipo contaba que de joven se leyó a muchos pioneros americanos de las tiras de prensa en tebeos mejicanos que les traía el cura de LE XX SIÈCLE.
No creo que pueda decirse lo mismo, en cuanto a influencia, de los pioneros europeos (Töpffer era ¿alemán? ¿suizo? no me acuerdo ahora).... y menos de los pioneros españoles. Creo.
Pero acepto pulpo como animal de compañía. Ya dije en su momento que a mí me da un poco igual lo de fijar en un momento u otro el momento del nacimiento del cómic, y qué entendemos exactamente por éste.
El alemán Busch, ya que lo citas, sí es mucho más cercano al cómic-cómic, mucho más moderno.
Vamos, y que viene muy bien que recuerdes todo esto.
" (no tan tarde como los cómics de la EC, Spirit los precede y, aunque encartado en prensa, era un "tebeo")"
yo también estoy de acuerdo.
Por lo general, creo, se establece oficialmente el orígen de la historia del cómic cuando nace su industria.
Y eso que como medio de expresión y comunicación ya existía desde hacía muchos siglos; desde las primeras pinturas rupestres, más concretamente, como bien señala Scott McCloud.
Pero ya digo, convencionalmente se establece el origen del cómic, como arte a estudiar, junto con su origen como industria, y esta, creo, nace en Estados Unidos.
Un saludo.
No es preciso remontarse al pleistoceno paar buscar el origen de la Historieta. Eso queda bien como "boutade", nada más.
Pero lo de Toppfer y compañía es de cajón. No se puede obviarlos. Lo suyo es Historieta. En evolución, pero Historieta. El bocadillo es un elemento más en la contrucción del lenguaje del medio, pero no el determinante.
Y no se les olvida, de hecho. En la "Historia de los Cómics" de Toutain, si mal no recuerdo, se citaban todos ellos.
Un saludo.
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