domingo, febrero 26, 2006

NO TAN PESIMISTA

, tan encerrado en la claridad de sus reflexiones lógicas como en la confusión de sus sentimientos, tan notables eran las semejanzas entre los dos, en la estatura, en la forma de estudiarlo a uno como por encima de una barrera invisible, en su vida sólo provisionalmente organizada, en su deseo de arreglárselas siempre con lo menos posible y en su incapacidad, no menos característica en Austerlitz que en Wittgenstein, para demorarse en cualquier tipo de preliminares. Así, Austerlitz, aquella noche en el bar del Great Eastern Hotel, sin malgastar palabra en nuestro encuentro, ocurrido de forma puramente casual después de tanto tiempo, reanudó la conversación más o menos donde la había interrumpido.

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El que reanuda la conversación, ahora desde su propio hotel, es un comentarista habitual aquí, El Pesi, algo de lo que ya se habrán percatado los más perspicaces gracias al enlace que Javi Argul deja ahora en los cuadraditos. El párrafo que les he copiado arriba, por cierto, es de W. G. Sebald. De su libro AUSTERLITZ (2001; Anagrama, 2002, traducción de Miguel Sáenz).

1 comentario:

j. dijo...

¡Gracias por el texto! Me parece una observación a anotar, porque la verdad es que a mí me sucede justo lo contrario: los preliminares se me hacen huespedes, me enredo en ellos y las más de las veces, callo por no saber como abordar la cuestión. (Hoy mismo, pensé meter un dibujo que tenía una cierta oportunidad al hilo de un acontecimiento de ayer, y me lo he envainado por lo injusto que era, observado desde otro punto de vista... Ya habrá mejor ocasión.)

Un saludo, y pásense cuando gusten.

El pesi.