EL CAMINO DEL HÉROE
Siempre ha sido difícil encajarle en una corriente determinada, pero más aún cuando empezó a darse conocer durante los años setenta. Richard Corben (Anderson, Missouri, 1940) era un insólito maverick que se había curtido en los fanzines y los comix underground desde su primer trabajo publicado en 1968 (se cumplen ahora sus cuarenta años de carrera, y desde aquí nos sumamos a la semana temática propuesta por Jeremy Brood) aunque pronto sus intereses narrativos miraron más hacia los géneros de fantasía heroica y ciencia-ficción que hacia la sátira social o los delirios lisérgicos habituales del underground. Revisando al primer Corben pueden rastrearse sus influencias, que sí compartía con determinados autores del underground: el legado narrativo de Will Eisner y las mejores firmas de EC Comics, pasado por el tamiz de caricatura grotesca que había en los autores del primer MAD y que Corben se encargaría de llevar mucho más lejos con sus personajes cabezones y voluptuosos. En poco tiempo, el autor se lanzó además a sus personales experimentos con el color y la forma, permitidos por la mejora en las técnicas de reproducción frente a la tradicional cuatricomía y la pobreza reproductiva que hasta entonces habían dominado el comic book americano. Los acabados de las historietas de Corben, proporcionados por su peculiar técnica de coloreado, resultaban literalmente inexplicables para el lector en una época en la que el Photoshop aún no había sido inventado y ni siquiera el aerógrafo era una herramienta habitual.
Dos de mis tebeos favoritos de Corben son BLOODSTAR (1976) y VIC & BLOOD (1988), y los dos curiosamente son adaptaciones literarias. Sin despreciar sus recientes incursiones en los superhéroes (BANNER) o en el sello Vertigo (HELLBLAZER), ni tampoco famosas historietas cortas como IN DEEP, cuando pienso en Corben lo primero que se me viene a la cabeza son esos dos trabajos. BLOODSTAR era una adaptación de un relato corto de Robert E. Howard titulado EL VALLE DEL GUSANO (1934) que ya había sido llevado al cómic en 1973 por Roy Thomas, Gerry Conway, Gil Kane y Ernie Chan. Corben adaptó a su manera el relato original de Howard recurriendo en algunas ocasiones a extensos bloques de texto meramente ilustrados con sus viñetas y, en la mayor parte del álbum, a páginas secuenciadas de historieta tradicional donde la preocupación por el diseño resulta muy evidente. El tebeo apareció publicado por The Morning Star Press y fue uno de los primeros cómics que se autodeminaron novela gráfica: “BLOODSTAR es un nuevo y revolucionario concepto -una novela gráfica que combina toda la imaginación y el poder visual del arte del cómic con la riqueza de la novela tradicional”, decía de forma un tanto ingenua la solapa de cubierta.
En el interior había un relato post-apocalíptico (un desastre natural de enormes dimensiones había destruído la civilización muchos años atrás y obligado al hombre a comenzar “de nuevo” a partir de una vida primitiva) de fantasía heroica que desarrollaba de forma bastante ortodoxa lo que Joseph Campbell denominó el camino del héroe, un patrón narrativo implícito en un gran número de mitos y desde luego en la que parece la principal fuente de inspiración del relato original de Howard, el poema épico BEOWULF: las pruebas que debía superar un joven héroe, destinado a reafirmar la identidad de la tribu y ayudarla a progresar tras acabar con la amenaza exterior definitiva (la monstruosa criatura a la que aludía el título del relato de Howard). En medio de eso, un amor invencible pero prohibido que llevaba al héroe a enfrentarse a la autoridad y a su posterior exilio de la tribu, aliados y enemigos en el camino y sucesivas pruebas de poder e ingenio que le preparaban para el enfrentamiento final. La muerte de Bloodstar en esa última batalla servía tanto para liquidar la amenaza monstruosa como, sobre todo, para forjar una leyenda que sus herederos y descendientes se encargarían de honrar y transmitir a sucesivas generaciones. No por casualidad toda la historia es narrada por el amigo de Bloodstar al hijo de éste, nacido poco antes de la muerte heroica de su padre y con la misma "marca en la frente" que él. El epílogo simboliza precisamente la "vuelta a la sociedad" al mostrar el resurgimiento de la tribu apoyado en el ejemplo del héroe, cuya memoria -ya convertida en mito- es transmitida a generaciones posteriores.
Originalmente aparecida en blanco y negro (el color fue añadido en una edición posterior), BLOODSTAR fue el momento en que el estilo de Corben explotó en toda su dimensión. La violencia, detallada de manera muy explícita, contrastaba con ese aire ingenuo de “primitiva humanidad” que Corben suele imprimir a sus personajes, y sus formas turgentes, grotescas y tridimensionales ya anunciaban el camino que el autor exploraría en el futuro de manera progresivamente manierista. Hay también un evidente esfuerzo narrativo en bastantes secuencias –Corben no sólo es un dibujante extravagantemente espectacular, también es un magnífico narrador y aquí empezaba a serlo-, aunque en ocasiones se apoye excesivamente en los textos, quizás porque se persigue la fidelidad al relato original y una mayor "densidad literaria". El diseño de las páginas también refleja las búsquedas del autor -en la composición de página y en el uso del espacio negativo entre viñetas- y contribuye junto a la rotulación mecánica a dar a BLOODSTAR un intencionado aspecto de “obra diferente”, ese “nuevo y revolucionario concepto” al que aludía la cubierta del álbum, en realidad muy inspirado por el diseño general de una novela gráfica anterior, el BLACKMARK (1971) del citado Gil Kane y Archie Goodwin.
Foto de la edición original de Morning Star Press, cortesía de Jeremy Brood
VIC AND BLOOD (1988) es otra adaptación literaria, concretamente de varios relatos cortos de Harlan Ellison sobre la lucha por la supervivencia de un muchacho y su perro telepático en un mundo lleno de peligros. De nuevo estamos ante una historia post-apocalíptica (una afición popular que parece venirnos de largo y cuyo penúltimo ejemplo es el tremendo éxito de la novela de Cormac McCarthy LA CARRETERA) en la que un muchacho vaga por un mundo devastado que vuelve a estar dominado por la ley del más fuerte. El estilo gráfico de Corben se muestra idóneo para estas historias, al contrastar nuevamente esa peculiar ingenuidad que imbuye a los personajes -Vic es apenas un adolescente, prácticamente un niño- con la brutalidad de sus acciones. Es eso lo que a la postre perdura de estas historietas, más allá del potente y crudo blanco y negro de Corben: la atmósfera de violencia triste y desesperada, sin motivos personales, de una amoralidad necesaria para sobrevivir. En un momento dado, Vic salva a su perro antes que a la chica de la que se ha “enamorado”; al fin y al cabo los poderes telepáticos del sabueso le son más útiles que el amor para poder vivir un día más en un mundo sin piedad.
Si VIC & BLOOD puede verse como una deconstrucción postmoderna del mismo camino del héroe que había en la épica de BLOODSTAR (la revisión del héroe revela ahora que éste no es bueno ni puede serlo y que presenta múltiples contradicciones; el tono es completamente desmitificador y pesimista, no hay un mínimo espacio para la esperanza y ni siquiera un desenlace satisfactorio), hay otra obra maestra más reciente que podría verse como una reinvención minimalista de VIC & BLOOD (no digo que lo sea deliberamente, sólo que me recuerda). Me refiero al DOGS AND WATER de Anders Nilsen, donde ya no hacen falta demasiados detalles argumentales ni desarrollos narrativos convencionales, sólo un paisaje abstracto donde lo único que importa es la ausencia de civilización protectora y la consiguiente sensación de desesperación y falta de sentido del mundo.
4 comentarios:
No veo nada de blacksad por aqui. De lo mejorcito que he visto ultimamente, y es español.
Bueno, a lo mejor si buscas en la columna de autores...
Juanjo Guarnido
Juan Díaz Canales
Que buenas son estas dos obras. Vic and Blood fue incomprendida en
su momento, pero tiene una fuerza aplastante. Es una historia que te
atrapa una vez comienzas a leerla y no te suelta hasta el final, conmovedora.
También figura entre mis favoritas.
Curiosamente las dos tienen el añadido de ser machacadas en sus
versiones coloreadas.
Un pequeño apunte de Bloodstar. Todo el mundo comenta a la versión en Blanco y negro de Ariel como la mejor, y es algo en lo que no estoy de acuerdo.
Dejo aparte las cuestiones de los cambios de guión en la versión de
Ariel, que seguro pueden ser mejores, la versión en conjunto de Mornig Star Press, la primera versión limitada de tapa dura es objetivamente la mejor.
La versión Morning parece directamente pintada por Corben. Tiene una calidad de papel ( un gramaje y textura totalmente inusual ) y una impresión, valga la redundancia, impresionante. Para hacer una idea. Imaginar las laminas del portafolio de Pilgor y ahora pensarlo aplicado a las páginas de Bloodstar.
Realmente pude considerarse una novela grafica ( termino que en mi
opinión se usa como mero marketing en la actualidad) por el inusual
cuidado de edición y porque realmente es una fusión de dos géneros, lo literario de la novela y la concepción grafica del comic. La densidad literaria no es tal en la versión Morning, queda perfectamente en equilibrio
con lo grafico de Corben.
El uso de rotulación mecánica ( heredado por supuesto del lado novela ) es perfecto. Corben usaría la rotulación mecánica en posteriores obras pero sin conseguir el efecto de Bloodstar.
Realmente estas leyendo un relato, pero viéndolo a través de la mente
de Corben, a través de su medio, la narración grafica. Blacmark de Gil Kane con concepción similar no logra esa sensación.
Para mi, si algo merece el calificativo de novela gráfica es
Bloodstar, o mejor, como se llamó en la historia del comic de Toutain, comic novela. Bloodstar en su versión Morning es eso. Un comic y una Novela, 50 % novela 50 % comic, en prefecta armonía.
Si podéis haceros con una copia podréis comprobar lo dicho arriba, mas bien "sentir".
He subido una de las fotos que me has enviado de la edición original, Jeremy, gracias.
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