LA TABERNA GALÁCTICA
Tú te cansas de las cosas.
Sí, me canso. Pasé cinco años trabajando para Warren y gané mucha pasta. No sólo hacía historietas, también portadas, de todo. Hubo una época en que los dibujantes ganábamos mucho dinero.
Son constantes las referencias a ganar mucho dinero... y a gastárselo.
Tal como entraba se fundía. Era Increíble. Cada uno elegía su propia fórmula para gastarse la pasta. Yo al menos me compré un piso. Parte de nuestro dinero fue a parar a coches deportivos, putas, juergas. Y hubo quien lo gastaba de manera absurda, haciéndose trajes a medida y cosas así. Se ganaba mucho. Un sueño. Por una portada, que te llevaba dos días de trabajo, Warren te pagaban mil dólares, unas 80.000 pesetas.
Eso, a principios de los 70, es un montón de pasta.
Claro. Era acojonante trabajar para EEUU, significaba mucho dinero. Me compré un Triumph TR4 descapotable. No fui un viejo con fular yendo de putas con el Triumph, no, lo tuve cuando toca, con 32 años, con esa sensación de poder... bueno, en realidad era un gilipollas, pero en mi Triumph. Pero me cansé de los tebeos de miedo justo cuando empieza la transición, que requiere dibujantes. “El Papus”, ya sabes. La editorial Garbo sacó un montón de revistas semanales. Era maravilloso. Tenían un local en Plaza Castilla que parecía un hangar lleno de pequeños cubículos. Cada cubículo era una revista de Garbo: “Mata Ratos”, “Solo Moto”, “Muchas Gracias”, “¡Eh!”. Llegabas allí y te iban haciendo encargos, aunque tuve que hacer un cambio de estilo humorístico y caricaturesco. Me inventé a Norton inspirándome en un famoso humorista inglés. Trabajé mucho como Norton.
Eran tiempos convulsos.
Hay un momento de inflexión en el que las editoriales dejan de ser como Molino o Sopena, en las que entrabas y todo era de una madera que crujía. Les llevaba ilustraciones interiores para novelas de Enid Blyton y te decían: «espere que ahora le recibirá el Sr. Molino». ¡El Señor Molino! Y justo antes de poder fantasear con un ser estrafalario, trajeado y con aspas, veías los cuadros de los anteriores señores Molino; la dinastía de los Molino: el abuelo Molino, el padre Molino. De repente, un día me llaman de “El Viejo Topo” y me piden que les diseñe el distintivo, me piden un topo chutándose. Llego a la editorial y, por primera vez en mi vida, veo que no se mantenía la seriedad editorial. Veo tablas de fórmica blanca con caballetes en vez de mesas y botellas por todas partes… Joder, que maravilla. Estaban Julio Vivas, Juan Marsé, Luís Racionero, Claudi Montaña, Maruja Torres. La mesa llena de botellas de güisqui. «Qué bonito es esto», pensé, «esto sí que es una editorial» y salí de allí feliz. Y ya todas la editoriales fueron así: “El Papus”, “El Jueves”… Los Gin, Oscar, Perich y Jà dijeron: «aquí lo único que queremos es que haya bebidas». Y todos bolingas. Nuestra droga era el alcohol. A mí siempre me han relacionado con el viaje psicodélico, que vale, sí, he tomado, pero yo no podía dibujar en ese estado. Yo funcionaba con alcohol.
El alcohol como estimulante.
Te explico una anécdota. En la época de las revistas de la editorial Garbo tenía estudio con Manel Ferrer.
¿El de “Manolo e Irene”?
Sí, el de “Manolo e Irene”. Tenía habilidad y el mérito de que se hacía él sólo una revista entera.
Página de Manel Ferrer
Bueno, tu en “Gatopato” también lo hiciste.
Y en “Rambla” casi casi. Sigo con la anécdota. Desde que llegábamos hasta que nos íbamos era un no parar de cubata de ginebra Giró con Coca-cola. Trabajando a buen ritmo era uno tras otro: un par a la mañana, otro al mediodía, cuatro por la tarde. Al día caían una o dos botellas, que se acumulaban y luego nos daba vergüenza sacar. Un día descubrimos que la destilería de la ginebra Giró no estaba lejos y fuimos. Hablamos con el dueño y le explicamos el caso. Al tipo le hizo gracia, había sido lector de tebeos y se sintió cómplice de algo, así que nos hizo un trato de mayorista, como si fuéramos un bar. Empezó a suministrarnos garrafas de diez litros a precio de coste. Al principio no quedaba muy fino tener el garrafón allí y llenábamos botellas con un embudo, pero al final pasamos de todo y nos servíamos directamente. Durante mucho tiempo tuvimos suministro directo de Giró, y eso atraía a toda la fauna de dibujantes, porque era casi gratis y hasta de mejor calidad. Desde aquí agradezco al Señor Giró el hecho de que de alguna manera forme parte de la historia del cómic a nivel etílico. Siempre le tendré presente.
Pero el alcohol tiene sus riesgos.
Éramos alcohólicos. Sin el cubata no podíamos trabajar. Mis padres llegaron a preocuparse seriamente por el tema. Al final, cuando tenía 36 años, un día fui al médico.
— ¿Cuánto bebe al día?
— Supongo que un litro.
— Pues mire, ¿ya sabe que es usted alcohólico?
— ¡Qué dice! ¡Por favor! Yo soy un profesional.
— Si beber un litro de ginebra al día no le hace a uno alcohólico, ya me dirá usted qué es ser alcohólico. Mire, usted ha conseguido tomar pequeñas raciones que le mantienen en un estado maravilloso que puede controlar, pero eso le generará dependencia. Al fin y al cabo ¿por qué ha venido?
— Es que a veces me tiembla el pulso.
— Es el primer síntoma.
Me recetó Nardelzine y me advirtió que mezclarlo con alcohol era letal, que ya me dirás. Pero no hizo falta porque se me despertó un resorte defensivo cuando vi peligrar mi profesión, cuando vi que cualquier día no podría cuadrar una página. El médico me advirtió que dejarlo en plan radical, sin fármacos de apoyo, era muy difícil, pero al salir entré en un bar, pedí el último cubalibre y luego me pasé dos meses sin beber un trago para demostrarme que tenía la fuerza de voluntad suficiente para abandonar la bebida.
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El ilustrador, historietista y escritor Josep Maria Beà (Barcelona, 1942), entrevistado por el Señor Ausente. Una impresionante entrevista fruto de varias sesiones de charla, diez horas de grabación en total, que sale publicada con multitud de ilustraciones en el nuevo número de Mondo Brutto. Otro extracto:
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En “Caníbal” también publicas “Proyecto Santa Maria”, una serie sobre una nave espacial española con nombre de virgen. Años más tarde Alex de la iglesia utilizó una idea parecida en “Acción Mutante”.
Nunca lo había pensado. Descubrí que Alex de la Iglesia era lector mío, así que hablé con él cuando el proyecto televisivo de “Historias de la Taberna Galáctica”. Le propuse dirigir algunos episodios, pero se largaba a EEUU para hacer “Perdita Durango”. He hablado más veces con él pero ese tema nunca ha salido. A veces, en películas, descubro cosas que me recuerdan mis historietas. Tengo amistad con Guillermo del Toro desde que un día dejó un mensaje en mi contestador donde me ponía por las nubes. Me leía cuando tenía catorce años y me considera un referente importante. De hecho, en alguna ocasión me ha comentado que a veces algunos directores norteamericanos han hablado de mí con él. No es tan extraño: leían el “Creepy” americano. Así que es posible que les queden cosas, no es casualidad que reconozca detalles míos en algunas películas. La memoria te gasta unas putadas increíbles porque memoriza cosas a nivel inconsciente. Haces algo y, hostia, un día te das cuenta que lo has copiado de algún sitio sin darte cuenta. No se puede ser impermeable a la influencia. Si sales a la calle buscando una idea, siempre darás con algo que proviene de algo anterior.
(...) Veo que mantienes una buena relación con gente de una generación más joven: Rubén Lardín, Sergi Puertas, Jaime Martín...
Me siento mejor con ellos. Mi generación está anquilosada, cansada. Como no asimiles lo que viene, echa la llave y apaga la luz. Todo eso de «los buenos éramos nosotros, que copiábamos a los mejores». No. Para. Hubo una época que ya pasó. Para hacer cómic no es necesario ser un gran dibujante, lo importante es explicar una historia. Si te pasas con el dibujo frenas al lector. Gustave Doré sería un pésimo dibujante de cómic.
9 comentarios:
La anecdota de la ginebra es surrealista.
Resulta sorprendente que alguien comente que hubo una epoca en que se podia ganar dinero dibujando tebeos.
Una entrevista muy autentica.
Impacientes Saludos.
Claro, para el mercado americano (Warren, que publicaba en EEUU y Canadá simultáneamente). En gran parte eso sigue siendo así hoy. Si consigues ser un autor cotizado se puede ganar mucho dinero dibujando para Marvel o DC.
¡Qué monstruo! Uno de los tipos más geniales que conozco.
Genial entrevista.
¿Se puede conseguir el Mondo Brutto en los quioscos corrientes y molientes?¿en librerías?
Algunas librerías de cómics lo piden a la distribuidora, sí. En quioscos corrientes no creo.
En quioscos no. En librerías de cómic sí, aunque no todas lo piden a la distribuidora. Hay ciudades donde es fácil localizarlo y en otras complicado. Creo que el número se ha de distribuir la semana que viene, así que habla con tu librero habitual.
A ver si hay suerte y llega a las colonias de ultramar :)
los extractos estos me han desencajado la mandíbula. hay detalles hilarantes, otros que te frenan en seco y te dejan rumiando. hay que pillarse el mondo. el último párrafo es la ostia, qué tío más lúcido. no es habitual. esta es la gente que teníamos que tener de directores editoriales, coño. esta es la gente que tenía que estar dándonos de collejas, en una industria que nos emplease de verdad.
-k.b.
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