LA EDAD DE ORO ES AHORA MISMO
Ya no es noticia que los cómics han crecido. Una forma que antaño era solamente la provincia para el entretenimiento de los niños llena ahora las estanterías con trabajos brillantes y maduros de artistas como Chris Ware, los hermanos Hernandez, Dan Clowes y Charles Burns, tratados con el tono antes reservado a los jóvenes novelistas emocionantes. La obra de los historietistas cuelga de las paredes de galerías y museos; hay una antología anual de The Best American Comics. Un personaje de un chiste del New Yorker de 2004 le decía a un montón de gente: “¿Ahora también tenemos que fingir que nos gustan las novelas gráficas”?
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Así comienza el primer capítulo del libro READING COMICS: HOW GRAPHIC NOVELS WORK AND WHAT THEY MEAN (Da Capo Press, 2007), de Douglas Wolk, crítico de cómics en The New York Times, Rolling Stone, The Washington Post o Pitchfork. El capítulo se titula concretamente WHAT COMICS ARE AND WHAT THEY AREN´T, y comienza con un epígrafe titulado como este post, THE GOLDEN AGE IS RIGHT NOW. Más del mismo capítulo (las negritas son mías):
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Hay un problema en el modo en que mucha gente habla sobre cómics: es muy duro hablar de ellos como cómics. Un error común en el modo en que son tratados por los críticos culturales es invocar “el género del cómic”. Tal como los historietistas y sus admiradores de toda la vida están cansados de explicar, los cómics no son un género; son un medio. Westerns, novela romántica decimonónica, cine negro: esos son géneros. Tipos de relatos con categorías específicas de temas y convenciones en su contenido y en su presentación (las historias sobre superhéroes también son un género). Narrativa en prosa, escultura, video: eso, igual que los cómics, son medios. Formas de expresión que tienen pocas reglas o ninguna respecto a su contenido, más que las más inequívocas impuestas por su propia forma.
Sin embargo, hay una razón para cometer ese error. Hasta hace unos veinte años, el modo en que casi todo el mundo veía al medio estaba íntimamente unido a un puñado de géneros. Eso es lo que hacía dinero para las grandes compañías de cómics-pulp: superhéroes, en su mayoría, pero a veces cómics de horror, románticos, de ciencia-ficción o de crímenes, cada cual con sus códigos familiares y sus fórmulas.
(…) Otro error común es afirmar que los cómics intelectuales, de algún modo, no son realmente cómics sino algo diferente (preferentemente con un nombre más lujoso, como abordaremos en el capítulo 3). Diferentes no sólo en la raza sino también en la especie de sus homónimos de la cultura de masas. Hay cierta conciencia de clase con la nariz-en-alto inherente en este argumento; es evidente, por ejemplo, en una reseña de Gloria Emerson en el número de The Nation del 16 de junio de 2003:: “Nunca he tenido el hábito de leer cómics”, escribía, “así que, al principio, estaba ligeramente sorprendida por Persépolis, de Marjane Satrapi. Pero es una artista de tanto talento y sus dibujos en blanco y negro son tan cautivadores, que parece erróneo llamar cómic a sus memorias. Más bien es una ‘memoria gráfica’ en la tradición de Maus, la brillante historia sobre el Holocausto de Art Spiegelman”. Si no ves qué hay de erróneo en el pasaje, imagínate comenzando: “Nunca he tenido el hábito de ver películas…”, y terminando con la afirmación de que, digamos, Syriana no es realmente una película sino una “narrativa cinemática” en la tradición de Salvar al soldado Ryan.
La confusión género/medio es un error de ignorancia, mientras que la táctica si-es-profundo-en-realidad-no-es-cómic se trata simplemente de un caso de esnobismo (en el sentido de querer establecer una distinción entre el gusto de uno y el gusto de la masa). Pero el mayor error arraigado en el lenguaje para escribir sobre cómics es tratarlos particularmente como si fueran extraños, o fallidos, ejemplos de otros medios. Los buenos cómics son descritos a veces como “cinemáticos” (si tienen algún tipo de amplio scope visual o imitan un tipo conocido de película) o “novelísticos” (si contienen detalles comentados agudamente, o simplemente lleva un buen rato leerlos). Esas pueden ser palabras descriptivas cuando se aplican a los tebeos. Es casi un insulto, sin embargo, usarlas como cumplidos. Usarlas como elogio implica que los cómics aspiran como forma (más o menos sin éxito) a ser películas o novelas.
18 comentarios:
Un aplauso...
aunque no haya nada que no haya defendido yo ya en un millón de ocasiones.
detesto eso de que cuando un comic es bueno lo tengan que comparar con una película o una novela.
también detesto cuando por puro esnobismo llaman a los comics "novelas gráficas".
muy buena entrada. por cierto, llevo un par de años leyendo tu bitácora y me gusta mucho. felicidades!!
Me alegro, Jorge, y gracias, pero permíteme un matiz. El término novela gráfica nace dentro del mundo del mismo cómic, y fue usado por autores de cómic desde hace décadas. Lo utilizó Gil Kane a finales de los sesenta para su HIS NAME IS... SAVAGE, lo utilizó Corben en los setenta para BLOODSTAR, lo utilizó Will Eisner para CONTRATO CON DIOS en 1978. También fue un término que adoptó Marvel durante los ochenta para denominar un tipo de formato parecido al álbum europeo. En otras palabras: usar el término novela gráfica no es esnobismo para denominar de forma distinta al cómic sino un nombre para denominar un tipo determinado de formato y, a menudo,una determinada intención (narrativa más o menos densa y libre en cuanto a extensión de páginas; temas y géneros, o no-géneros, a abordar). De hecho, el propio Douglas Wolk usa el término graphic novel en el título de su libro. También eran graphic novels el primer libro que recopiló MAUS en 1986, el tomo que recopiló los 4 "prestiges" del DARK KNIGHT de Miller o el tomo que recopiló los 12 comic books de WATCHMEN, también más o menos por las mismas fechas. Por supuesto, esas "novelas gráficas" son CÓMIC porque el término NG no designa a ningún medio distinto, sólo a un formato más o menos asociado a determinadas intenciones narrativas. Una novela gráfica es, pues, también un tebeo, un cómic, y no veo nada malo denominar así, NG, al JIMMY CORRIGAN de Chris Ware.
Observa por cierto que el término comic book, también muy tradicional en el cómic americano (existe desde los años treinta para denominar al tebeo de grapa porque hasta 1933 no existía ese formato,los únicos cómics que se publicaban hasta entonces en USA aparecían como tiras de prensa en, eso, mismo, la prensa periódico,en tiras diarias y dominicales) incluye la palabra "book". Y sólo pretendía aludir a un formato concreto.
(el tebeo de grapa con papel barato de aparición periódica también suele ser denominado en USA "pamphlet", folleto, librito)
Que gracia, por un momento pensé que la segunda parte después de las cursivas la habías escrito tu y no se trataba de un fragmento del libro.
Pero vamos que si hiciese falta yo mismo lo firmaría, palabra por palabra.
Muy buena la entrada. He estado a punto de comprarme ese libro un par de ocasiones, pero este post me ha decidido.
En cuanto al término "Novela gráfica" tratado como género dentro del mundo del cómic me parece genial. Lo que a veces molesta un poco es cuando las editoriales y la crítica se valen de esta categoría para evitar por todos los medios decir que es un "cómic" porque lo entienden como un subgenero que no merece tanta consideración como otros medios artísticos y -supongo- que temiendo la posible pérdida de clientes que vengan de otros campos diferentes del cómic. Vamos, que siguen viendo el cómic como una chorrada y cuando aparece algo como Jimmy Corrigan se valen de subterfugios. A lo mejor el comentario de Jorge iba por esta línea, no sé. ¿me he enrollado demasiado?
Por cierto, muy bueno el blog. Un saludo-
Por cierto (otro más). Eres Pepo Pérez, ¿verdad? Lo digo por que me ha tocado ilustrar un artículo que escribiste para Esquire sobre los 70 años de Superman. Es que no había caído en la cuenta...
Milt Gross subtituló como American Novel su He Done Her Wrong, historieta con formato de novela publicado en 1930. Para David Gantz es el primer gran antecedente directo de la Graphic Novel.
sobre la afirmación de la "experta", yo particularmente ni diría que los dibujos de la satrapi son "cautivadores" (no digo por naïf o sintéticos, es cuestión de gusto personal). me los imagino solos y no me dicen mucho: precisamente lo que hace cautivadores los dibujos de "pollo con ciruelas" o "persépolis" es cómo se combinan con lo que la autora cuenta y cómo lo cuenta, a tal punto que se hace imposible disociar una cosa de la otra. ¿definición de esto? cómic (¡oh, sorpresa!). el resto son etiquetas para géneros (contenido) y/o formatos (continente). útiles para lo que son útiles las etiquetas y nocivos si se usan mal. como cualquier otra cosa. y vale ya de atacar la etiqueta de novela gráfica. cuando te dicen que algo es una novela gráfica sabes de qué tipo de empaquetado te hablan, es información, no caracteriza el contenido, salvo que de entrada puedes suponer que se trata de una historia única, autoconclusiva, probablemente larga... esto es: "novela", antes que "gráfica". igual que si te dicen "álbum" te imaginas un tamaño folio, tapa dura, a color, de entre 40 y 60 páginas, a mí ahora, si me dicen "novela gráfica", me imagino algo que puede exceder el centenar de páginas, seguramente en B/N, y rústica en vez de cartoné, tal vez con solapas, pero de dimensiones más cercano al 17x24 o el 19x24 que al Din A4. cómic es el lenguaje. novela gráfica es un término igual que comic-book, ni bueno ni malo. a mí me molan los comic-books de superhéroes como al que más, y el album europeo y todo lo que ofrece de nuevo, pero reconozco que la novela gráfica ha hecho mucho por el medio, especialmente de puertas afuera. a cambio, se está cargando lo de novela gráfica de un significado así de repelús y a mí no me parece muy acertado, otra cosa es que lectores o creadores se escuden en etiquetas, pero vamos, que son datos que no dan por supuesta la calidad (o ausencia de) de lo que lleva dentro y en temáticas, pues si nos ponemos a contar, seguro que alguna otra cosa encontramos aparte de autobiografías.
--k.b.
el mundo de los términos es realmente fascinante, a veces resultan ingenuos y otras chirriantes, en todo caso ya es bastante notorio que el empleo del término "novela gráfica" no es más que una estrategia comercial (como quien dice "tiendas outlet" o "deadline") aunque igual no resulte tan novedoso como parece ya que, como la coca-cola y otros productos internacionales, también su origen estuvo por estas tierras, sino preguntelen a los de marketing de la editorial Toray y al mismísimo Boixcar que en 1948 ya firmaba las primeras novelas gráficas españolas: http://62.15.226.148/fot/2006/08/23/3270968.jpg
En todo caso este término tampoco termina definiendo un formato y para término miles, ¿no? comic-book, comic-strip, album, tomo, fanzine y otro que cada vez que lo oigo, y lo oigo muy a menudo por ahi, no puedo evitar soltar una risita tonta: protozine
Chapeau!
Yo recuerdo lo de NG asociado a los pro-zines de los setewnta, ¿no? Como dice Pepo, el término no es nuevo, y es más, de usarlo no habñia caído... comic-book, con B de libro... sí señor.
Yo creo que no hay una buena palabra, si nos ponemops en plan simposio sobre el cómic. Es un arte nuevo y que además hibrida, y cualquier palabra resulta, si nos ponemos a mirarla con lupa, engorrosa. Da lo m ismo, cómic por generalización, historieta por patriotismo, novela gráfica por formato y por moda. Porque a mí no me molesta que el cómic se ponga de moda por cualquier pretexto. Si lo hace por el sonidillo de NG, pues genial.
Sí, Gabi, hace unos días me dijo Juanjo que eras tú el ilustrador (es que firmas con la "marca corporativa" y no con tu noombre), qué coincidencia y qué gracia me ha hecho (muy chulas las ilus). Te iba a escribir un mail entrando en vuestra web pero es que estaba sin intenne. Y muchas felicidades por haber "vuelto al ruedo" hace tiempo.
Miguel, el texto que he traducido es TODO de Wolk, salvo las líneas aclaratorias en cursiva. Gabi, el libro consta de una parte introductoria y más o menos general (lenguaje para escribir sobre cómic, lenguaje del cómic, evolución de formatos y contenidos en el cómic americano, peculiaridades del mundillo comiquero, un capítulo sobre el género de superhéroes, etc.). El resto del libro está dedicado a reseñar la carrera de autores del cómic americano emblemáticos por alguna u otra razón (Steve Ditko, Eisner y Miller, los Hernandez, Spiegelman, Burns, Chris Ware, Chester Brown y otros indies actuales, Allison Bechdel, etc.) y algunos autores europeos que han tenido mucho impacto en USA (Moore, Morrison) o en el propio Douglas Wolk (David B).
Lo que he leído me gusta bastante, aceptando que es el libro de un crítico americano que escribe desde la típica insularidad americana. Es ligero y entretenido pero a la vez dice "cosas por la boca" y lo hace "con fundamento", como demuestra citando sin pedantería referentes básicos de filosofía y teoría del arte (Walter Benjamin, Lacan, etc.). No comparto todas sus opiniones (es un friki flipado de Moore y lo reconoce explícitamente hasta el punto de perder todo punto de vista crítico sobre su obra; sin embargo, cuando aborda el capítulo sobre Eisner y Miller se le nota bastante condescendiente y aborda con la ya habitual displicencia obras que, con todos sus peros - que los tienen- creo yo que merecen un mayor rigor en su análisis(las novelas gráficas de Eisner, Sin City de Miller). En fin, que me gusta el libro. Lo del texto que he traducido es lo que pensamos todos, eh? Casi como si lo hubiéseis escrito vosotros. Hay un factor generacional cercano que quizás lo explique. Wolk era un adolescente a mitad de los 80, cuando "el curso del 86" ; de hecho trabajaba en una tienda de comics cuando salió a la venta Watchmen, DK, etc. Eso quiere decir que, por lo que a mí respecta, tiene más o menos mi edad. Y sí, yo al leerle oigo una "voz" muy cercana.
Gracias por vuestros comentarios y que el ritmo no pare. Kb, estoy contigo en cuanto al término NG como formato narrativo, que no tiene por qué implicar nada sobre la calidad del contenido. Eso dependerá, como siempre, de la obra concreta.
por cierto, la confusin medio-género no es tan inhabitual.
El propio autor la comete en este texto (sí; la NOVELA romántica decimonónica no es un género, el género es el romanticismo. O el romanticismo decimonónico, si quieres).
El problema, que muy acertadamente señala, viene cuando la ignorancia se acompaña de una mirada paternalista o despreciativa, que es lo que, mal que nos pese, sigue a día de hoy ocurriendo de un modo general.
Otro tema es la coyuntura, muy buena y que el cómic está aprovechando, pues desde una buena predisposición (casual o acentuada por las editoriales, no sé) hacia la novela gráfica como soporte (medio, nunca género) de material maduro (que es algo que trasciende el concepto de género), la historieta está encontrando poco a poco nuevos espacios de crecimiento, nuevos públicos.
Y es un pez que se muerde la cola, pues eso reclama atención mediática y un enfoque diferente al que tradicionalmente se le ha reservado al cómic (esas cosas para niños, entrañables recuerdos de la infancia etc etc). Lo que beneficia a la industria, claro.
Por eso la cosa marcha, creo yo...
Estoy básicamente de acuerdo en todo lo que se ha dicho aquí. Siempre he entendido el término NG como un formato, así lo entendí la primera vez que lo leí (no recuerdo si en un cómic de Planeta, de Zinco o de Norma, perdón), y me agrada comprobar que no se intenta vender como algo superior a los tebeos de toda la vida.
Pero otra idea que me ha venido a la cabeza leyendo los comentarios es respecto al punto de vista que pueda tener Douglas Wolk y la mayoría de crítico estadounidenses. Pepo lo ha llamado "insularidad", y es exactamente así. España es básicamente un país importador de historietas. Esa condición tiene una nefasta consecuencia que es el escaso apoyo que recibe la cantera de autores nacionales. Sin embargo tiene una consecuencia que yo entiendo positiva: tenemos una perspectiva algo más amplia de lo que se hace fuera de nuestro país, a diferencia de los norteamericanos que sólo conocen una pequeña parte del panorama internacional.
¿Es así o estoy equivocado?
Yo leí el libro hace unos meses y me pareció muy interesante. De hecho hice una pequeña reseña en mi blog comenté lo que decía Gloria Emerson sobre Persépolis. (Me llamó y en otra entrada, mucho la atención este párrafo). En general, estoy de acuerdo con la opinión de Pepo. Del libro me interesó especialmente la primera parte, en la que se hace elabora el examen crítico sobre el medio del cómic, mucho más que la dedicada a reseñar autores, algo mucho más visto. Encontré bastante interesante su punto de vista sobre los superhéroes. Creo que analiza el género y los personajes desde un punto de vista muy poco convencional. Me decían el otro día que entre los comiqueros americanos este libro no ha caído bien...
El mundillo del cómic americano es tradicionalmente muy ombliguista. A menudo desconocen cuanto se hace en Europa, y sólo desde hace unos diez años se han abierto al manga (que, de hecho, está dominando ahora una gran parte del mercado). Por eso me hace gracia cuando se pretenden ver influencias europeas muy rebuscadas en tal o cual autor americano, cuando lo más probable es que ese autor americano no haya oído hablar en su vida del historietista europeo del que se le atribuyen supuestas influencias. Sólo los más curiosos y enamorados del medio se preocupan por conocer algo del cómic no norteamericano. El propio Douglas Wolk reconoce varias veces que es un libro básicamente sobre cómic norteamericano. Los únicos autores europeos que reseña son Moore y Morrison (por razones obvias, ya que su carrera la han desarrollado en editoriales americanas) y David B, cuyo EPILEPTIC (LA ASCENSIÓN DEL GRAN MAL en versión anglosajona) ha tenido cierta repercusión en los círculos indies americanos.
Punch, a veces hay género o subgéneros muy específicos que se asocian a un medio e incluso a un periodo muy concreto porque en él se encuentran una serie de convenciones propias e intransferibles. En cualquier caso, el problema (o error) no es de Wolk, es de mi traducción: en el original, Wolk usa una expresión conocida en inglés, "Regency romances", que se refiere no a la novela romántica en general sino a un subgénero, la novela romántica del periodo de regencia británico de comienzos del XIX (Jane Austen y derivados) pero que yo he traducido así, novela romántica, porque pasaba de meter más especificaciones o pies de página.
Max,el capítulo sobre superhéroes lo tengo por leer, pero ya me has picado la curiosidad a ver qué dice.
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