LAS EDADES DE MAX
Comentando por mail lo nuevo de Max, BARDÍN EL SUPERREALISTA (La Cúpula), me dice Manel Fontdevila lo siguiente:
Y luego está el Bardín, que gana todo seguido y es, posiblemente, lo mejor de Max en bastante tiempo. Me mola, además, porque esta vez Max no se toma tan en serio a sí mismo; es más, pese a lo mitológico y teológico hay ganas de frivolidad, de desmitificar y de risa, y de experimentar, y a mí me engancha. Bardín no creo que sea más que una excusa para todo ello, para pasárselo bien haciendo tebeos, contando las majaradas sobre el mundo terrenal y lo sobrenatural (no me digas, Pepo, que tú no crees en Dios) del Max de toda la vida, pero ahora más a lo patafísico y poniéndose a prueba un poco por la parte poder-de-las-imágenes. Y el conjunto me parece muy correcto, y muy disfrutable, y encima, con bastantes ideas ingeniosas.
El comentario de Manel me va a servir para hacer un breve repaso a la historia profesional de Francesc Capdevila, alias Max (Barcelona 1956), y seguir su evolución a lo largo de los años.
<<REWIND. "Mi primera página se publicó en 'El Rrollo Enmascarado', revista autoeditada en el 73 -primer fanzine comiquero en España, que yo sepa- por el grupo El Rrollo. Mariscal, Nazario y otros, que ya llevaban un tiempo dibujando. Yo era el novato de la banda. Allí publiqué una página titulada EL SUEÑO que si la viérais no la reconoceríais como mía, je, je. Nos juntábamos los sábados en un piso de la zona antigua de Barcelona, escuchábamos a Frank Zappa todo el día y fumábamos canutos sin parar, mientras nos enseñábamos lo que habíamos dibujado durante la semana y nos pasábamos unos a otros los tebeos que llegaban del extranjero. Cuando salió la revista la vendíamos nosotros mismos por las Ramblas clandestinamente (Franco estaba aún vivo). Nos acercábamos a la gente que tenía pinta de enrollados -¡entonces era muy fácil distinguir, todos eran melenudos!- y les ofrecíamos la revista, creo que por cincuenta pelas de las de entonces. Así vendimos los mil ejemplares. Pero alguien nos denunció y nos cayó un juicio". Max, en una entrevista citada por Onliyú en su libro MEMORIAS DEL UNDERGROUND BARCELONÉS (Glénat).
El descubrimiento de autores como Gilbert Shelton, Spain Rodriguez o, especialmente, Robert Crumb, impactó a un joven Max, que comenzó a publicar con El Rrollo. Estudió un año en la Escuela Massana de Barcelona y luego entró en la Facultad de Bellas Artes con la intención de convertirse en pintor, donde conocería, entre otros, a Pere Joan o a Miquel Barceló.
Un dibujo de mediados de los setenta.
Veamos unas páginas del primer personaje popular que creó Max, el melenudo Gustavo, procedentes de una historieta de enero de 1980 titulada MARCHA EN LA NUCLEAR. Eran los tiempos del "Nuclear, no" y del activismo que había despertado años antes, durante los últimos tiempos de la dictadura.
La historieta está recogida en el tomo de la colección TODO MAX (La Cúpula) GUSTAVO CONTRA LA ACTIVIDAD DEL RADIO.
Copio de la contraportada del tomo: "Gustavo es el primer héroe ecologista y rebelde del cómic: le van las drogas, el sexo, el rock and roll... y, sobre todo, dar mucha caña a los carcas. Al frente de su pandilla decide enfrentarse al poder establecido, que esta vez ha tomado la forma de central nuclear. Dispuesto a acabar con la peligrosa actividad de la central y con los despreciables empresarios que la financian, Gustavo iniciará una guerra sin cuartel.
No hay personaje que nos diga tanto de Max como Gustavo: con él confirmó su extraordinario talento, gracias a él alcanzó la categoría de maestro del cómic y a través de él expresó sus mayores inquietudes, preocupacines e ideales sociales."
Vista ahora, como declaración de principios podrá parecer algo ingenua, pero es lo que había entonces, y seguramente había que estar allí para entenderlo. Aunque era muy chaval, recuerdo la época y entiendo aquella mirada de la juventud de entonces, provocada básicamente por las ansias de libertad que el final de la dictadura franquista había generado. Unas ansias de libertad que no sólo se traducían en el activismo político, sino en otras cuestiones digamos más prosaicas y, qué duda cabe, más placenteras, como puede comprobarse en estas páginas de NO ME GUSTAN LOS LUNES!, otra historieta de Gustavo que Max publicó en 1980. El sexo, esa gran constante de la historieta underground de entonces y que ahora, no sé bien por qué, parece algo perdida en el cómic español:
Esta historieta fue publicada, como la anterior, en la entonces recién creada (diciembre de 1979) revista EL VÍBORA, verdadera catarsis de todo el "cómix underground" que se había ido generando a lo largo de esa década, donde el hippismo, la contracultura y el rock de la época se sumaron a la idiosincrasia autóctona (básicamente, una actitud provocativa contra toda la caspa franquista) para producir un movimiento único que antecedió a la famosa movida de los ochenta. Un movimiento protagonizado por "hordas de dibujantes julais que a duras penas distinguían un rotring de una alcayata", según escribe Onliyú en su libro MEMORIAS DEL UNDERGROUND BARCELONÉS (Glénat).
En GUSTAVO CONTRA LA ACTIVIDAD DEL RADIO "estaba aprendiendo sobre la marcha, y trabajaba con alegría en el sentido de que meditaba poco las páginas. Ahora planifico mucho más. Entonces era simplemente sentarme y hacer, sin guión previo, improvisando. Más o menos tenía en mente cómo iba a seguir, pero no había una planificación precisa. Esa forma de trabajar yo la califico de 'alegre'. Ahora me como mucho más el coco" (Max, entrevistado por Santiago García en la revista U, nº 4, 1997).
Una pausa antes de seguir, con foto que he escaneado del libro de Onliyú. Ahí tienen al Max de entonces, en la redacción de EL VÍBORA, junto a otros ilustres compañeros de aventura.
En 1983 Max abandona a Gustavo, cansado de él probablemente porque sabía que se le había pasado la época, y crea a otro personaje más acorde a todo el juego de tribus urbanas que tan de moda se había puesto por aquel entonces. Son los años ochenta.
PETER PANK era una insólita parodia del PETER PAN de Disney protagonizada por las tribus urbanas tan de moda por aquel entonces (El Capitán Garfio era rocker, Peter Pank era, pues eso, punk, etc.), con abundantes escenas de "sexo gratuito". Sexo "gratuito" y loco que abundaba, como decía antes, en la mayor parte del underground de entonces, y no hace falta más que echar un vistazo a la obra de otro autor clave del "cómix" español, Nazario (a ver si otro día), para comprobarlo. Tras muchos años de censura franquista, había que aprovechar el tiempo perdido, y en PETER PANK desde luego que no lo perdían:
>>FAST FORWARD. Los años ochenta vieron un nuevo salto en la evolución gráfica de Max. Si había redescubierto a finales de los setenta la línea clara con McManus, Hergé y Swarte, el TBO, Opisso y Junceda, a lo largo de los ochenta Max se suelta con el pincel, descubre a Chaland y comienza a trabajar más en el terreno de la ilustración. El resultado de todo ello fueron sus primeras incursiones en la mitología (celta, en este caso) de EL CARNAVAL DE LOS CIERVOS (1984), o, algo más adelante, su colaboración con Santiago Auserón en la historieta EL CANTO DEL GALLO (1987):
Otra incursión mitológica (griega en este caso) en la historieta titulada EL GRITO (1990), inspirada lejanamente en un relato de Robert Graves:
(las dos últimas páginas las he escaneado del tomo de la colección TODO MAX titulado EL CANTO DEL GALLO, La Cúpula)
LA CRISIS DE LOS NOVENTA. En 1993, Max se autoeditaba la historieta NOSOTROS SOMOS LOS MUERTOS, una denuncia del genocidio bosnio realizada en pocos días de manera visceral (y que unos años más tarde dio lugar a la revista homónima, igualmente autoeditada por Max junto a Pere Joan). Escaneo tres páginas de dicha historieta, reeditada poco después en EL VÍBORA y recopilada actualmente en el tomo de la colección TODO MAX titulado COMO PERROS! (La Cúpula):
La historieta fue producto de un cúmulo de circunstancias, en las que primaba el "puro y simple cabreo" por la pasividad ante la guerra civil de nuestros vecinos. "Vamos... tenía que hacerla, y en ese sentido jamás podré decir que no me gusta. Lo que pasa es que no repetiría la misma táctica, ni mucho menos. Es demasiado discursiva, demasiado ideológica, demasiado directamente política, demasiado cargada de buenas intenciones, demasiado poco distanciada. Es demasiado militante y no creo que ésa sea la manera más inteligente de abordar estos temas" (Max, entrevistado en U nº 4, 1997).
En esos años hay otro nuevo salto gráfico, del gouache preciosista al blanco y negro feísta, del pincel perfecto al trazo roto de la plumilla. A Max ahora le interesan historietistas como Art Spiegelman o ilustradores como Ever Meulen. Por esa vía, su grafismo se despoja más aún y produce planchas tan memorables como éstas, ambas de EL PROLONGADO SUEÑO DEL SEÑOR T. (1998, La Cúpula):
A finales de los noventa, Max también creaba a su personaje Bardín el superrealista, que le ha permitido desde entonces dar rienda suelta a pequeños experimentos alejados de las pretensiones propias de la narrativa tradicional, especialmente las de desarrollar una narración de muchas páginas, algo que le impide su trabajo actual como ilustrador. Una amplia muestra de dicho trabajo, en el libro ESPIASUEÑOS (La Cúpula), y de sus bocetos en el tomo MAX: CONVERSACIÓN/SKETCHBOOK (Sins Entido).
STOP. Terminamos este breve repaso con una de las páginas de cómic más recientes de Max, de su historieta EL RUIDO Y LA FURIA, recogida en BARDÍN EL SUPERREALISTA (2006, La Cúpula).
10 comentarios:
superMax
...Returns!
;-)
"el canto del gallo": una de las mejores historietas españolas de los años ochenta!
"La muerte húmeda": una de las mejores recopilaciones del mismo periodo.
El prolongado sueño falla, una pena, porque caminaba por el lado bueno. Pero necesitaba soltarse más, disfrutarse a sí mismo, lanzarse sin red, pasar de darlo todo masticado, que no, que nadie se perdería leyendo un relato más abierto... y si se pierde, ¿qué?
Por lo demás, uno de nuestros monhtruoh.
Y qué bonito dibujó siempre.
Por cierto, hay dos pasos curiosos (o algo más) que te saltas: ese album para la cole del Nuevo Mundo, que, jeje, es lo primero que compré de Max... y sus colaboraciones infantiles para el Pequeño País, con La Biblio de Turpin (yo no tengo el placer, pero es fabuloso ver como un autor tiene un estilo gráfico que se adapta a cualquier palo y tipo de lector).
me salto eso y mucho más, Punch. ALICIA EN LA CIUDAD VIRTUAL, por ejemplo, lo que hizo para el Quinto Centenario, MUJERES FATALES con guión de Mique Beltrán, etc. Es que Max, "a lo tonto lo tonto", tiene cantidad, pero cantidad de cosas publicadas. Este post era sólo una muestra simbólica, me apeteció poner juntas algunas de esas muestras para ver su evolución. El recopilatorio de LA BIBLIOTECA DE TURPÍN me lo pillé hace años saldado por Aguilar/El País, seguro que más de uno se acuerda, aunque La Cúpula lo ha reeditado este año.
Sobre el final de EL PROLONGADO SUEÑO DEL SEÑOR T., que supongo que es a eso a lo que te refieres, sospecho que el propio Max, que es un autocrítico de la hostia (como debe ser), se dio cuenta a posteriori de que había explicado demasiado.
Claro que también es fácil verlo desde fuera como lector, pero no cuando estás dentro, haciéndolo. Creo que existe una causa para ello, puede que me equivoque, pero sospecho que tiene que ver con la tradición narrativa del cómic, que es muy larga y pesada y es la que conocemos. Y esa tradición pasa por explicarlo todo muy clarito, por atar todos los cabos y dejarlo todo bien cerrado, y eso lo hemos mamado en los tebeos de toda la vida. Tanto en el plano de la construcción de las historias como en el de la propia narrativa, donde todo "se tiene que entender", donde "siempre hay que situar a los personajes" para que el lector "sepa en todo momento donde están", donde la fórmula plano general+plano medio+primer plano (o al revés) es el ABC de la planificación, etc.
YO A ESO DIGO NO ;-). O mejor dicho, NO SIEMPRE, si es que quieres hacer otras cosas distintas a esa tradición. Hay que hacer evolucionar el lenguaje del tebeo, y Max es alguien que siempre lo ha hecho, o cuando menos, lo ha intentado. Pero, como decía, no siempre es fácil escapar a una tradición machacona del cómic de tantos años que llevas metida en el inconsciente, una tradición donde todo se solía dejar bien masticadito, atado y bien atado. ¿quizás porque la mayoría del cómic era principalmente para chavales? Puede ser, pero hace tiempo que eso dejó de ser así. De modo que el lenguaje no tiene que ser tan deliberadamente claro y cerrado si hablamos de tebeos para adultos, ni tampoco las historias que esos tebeos cuentan.
Yo a Max lo descubrí por Turpin cuando aún no sabía que era Max. Ahora ocupa un lugar de honor (junto con Torres) en mi panteón particular de dioses de la historieta patria. Mi historieta favorita sería la Katabasis, descenso a los infiernos que le da de patadas a aquel otro que hizo Gaiman (se que no es comparable pero no he podido resistirme) :- )
“Al público no hay que dárselo todo masticado, como si fuera tonto. A diferencia de otros directores que dicen que dos y dos son cuatro, Lubitsch dice dos y dos... y eso es todo. El público saca sus propias conclusiones” Wilder tirando de google.
Yo creo que ese “sin masticar” tiene dos caras, o dos filos, si nos ponemos melodramáticos (ejem...), el artificio y el reto.
El artificio, a modo de truco, sólo sirve para que como lectores/espectadores nos sintamos más listos de lo que somos por haber “desentrañado el código” cuando lo único que hemos hecho ha sido seguir las miguitas. Puede que no hayamos visto el dos más dos pero la suma existe y la respuesta sigue siendo cuatro.
Por otra parte están los verdaderos retos. Reto en primer lugar del creador por buscar soluciones novedosas y funcionales (los recursos siempre al servicio de la historia y no al revés), quizás contando otra vez lo mismo sin que lo parezca, tal vez sorprender. El lector, ahí el segundo reto, tiene libertad para resolver la suma tal como le plazca, y esa rara libertad, puede confundir
exacto, cuando la suma propuesta por el autor no es 2+2 sino varias sumas a la vez, y todas igualmente posibles. Desde luego que hacer eso en cómic suele confundir, porque es un medio donde la tradición mayoritaria sigue el camino contrario.
KATÁBASIS, qué tres páginas finales más acojonantes.
"Sobre el final de EL PROLONGADO SUEÑO DEL SEÑOR T., que supongo que es a eso a lo que te refieres, sospecho que el propio Max, que es un autocrítico de la hostia (como debe ser), se dio cuenta a posteriori de que había explicado demasiado."
Hace unos meses MAX estuvo dando una larga charla/repaso de su carrera (se puede leer un resumen de la misma, junto con fotos e ilustraciones en http://www.bibliotecaregional.carm.es/actividades/hojeandocomics/max/index.htm).
Hablo, una por una, de todas sus obras y, efectivamente, asumió como un error el final del "Prolongado Sueño", justamente por lo que comentas.
Publicar un comentario