
Sacado del blog de Jorge Parras, PureBasure.com
Más de un año después de publicar el número anterior, que incluía continuará debido a la paginación de la edición española (nada que ver con la original), La Cúpula termina al fin de publicar la serie PENNY CENTURY con su quinto número, un comic-book que cuesta 3 euros. Como suele decirse, más vale tarde que nunca. Las buenas noticias son que han cambiado el papel interior, de mejor calidad, y también el tipo de portada, ahora glaxofonada. Pero, por encima de todo, que este número contiene, además de la conclusión de la historia del número anterior, uno de los mejores trabajos de Jaime Hernandez incluidos en esta serie. Se titula EVERYBODY LOVES ME, BABY (en la traducción, TODO EL MUNDO ME QUIERE, PEQUEÑA), se publicó originalmente en el año 2000 y la protagoniza, cómo no, Perlita "Maggie" Chascarrillo, a la postre la auténtica protagonista del universo coral LOCAS. Os escaneo tres páginas para animaros a haceros con el número, si es que no lo habéis hecho ya:







________



Atención autores de este blog. Por si acaso no se sabe lo que son en la red. Va por ustedes:
Parece como si en Japón se hubiera producido una rara sublimación tras lo peor, esto es, la bomba atómica les ha llevado a imaginar un mundo hiper-occidentalizado en el que la forma de relación principal fuera el combate agonístico. Cada época tiene los artistas que se merece y no tengo ninguna duda de que una de las manifestaciones creativas que se adapta mejor a nuestro encefalograma plano es el manga. Columpiados, en este siglo XXI demoledor, por la realidad convertida en show, es normal que aceptemos que el heroísmo es, en todos los sentidos, una experiencia extra-terrestre o, mejor, que para poder sostener un combate, literalmente infinito, hace falta flotar. La nueva mitología que propone el manga, como forma postmoderna de narración-visual, está llena de personajes que se mueven por el aire con una desenvoltura admirable. Ahí siempre encontraremos un despliegue de acrobacias tremendas; pero lo que más me atrae es el espectáculo de la gesticulación: los ojos están siempre a punto de salirse de las órbitas, las cejas crispadas, la comisura de los labios se aprieta presa del miedo y, no puede faltar, el sudor corre que por las frentes.















Una religión para nuestros tiempos modernos: