Dicen los más versados que René Goscinny tuvo que caerse en alguna marmita llena de misteriosas pócimas alquímicas para justificar su derroche continuado de creatividad y talento. Quizás, quién sabe, una de sus creaciones más famosas, el bonachón y poderoso Obélix, estaba basado en alguna experiencia autobiográfica, pero incluso este paranormal origen de su ingenio no evitaría tener que reconocer en este pequeño francés de pelo ensortijado a uno de los grandes creadores de la historia del tebeo. Aunque para el gran público -sobre todo el español- su nombre está indisolublemente unido a Astérix, Goscinny es uno de los personajes más carismáticos de la historia del tebeo, ya sea como dibujante, guionista o editor.
Una poliédrica e incansable personalidad que sólo se puede comprender estudiando su ajetreada vida con detalle, intentando encontrar en su infancia y juventud pistas que ayuden a encajar las piezas de su vida adulta. Una labor minuciosa que Aymar de Chatenet y Christian Marmonnier han abordado en René Goscinny, los primeros pasos de un guionista visual.
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Álvaro Pons escribe hoy en Babelia sobre René Goscinny. Sigue leyendo
Buen artículo!, pero una cosa:
ResponderEliminarLucky Luke no lo creó Goscinny, lo creó Morris. Goscinny se incorporó a la serie más tarde.
Sabía que era un texto de Álvaro desde el instante en que ha aparecido la palabra "poliédrica"
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