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Pero los investigadores observaron que en las redes cuánticas simuladas aparecía un fenómeno muy habitual en el mundo macroscópico llamado percolación. En el mundo a escalas humanas, el cotidiano, la percolación es responsable de que, por ejemplo, un incendio acabe propagándose a pesar de que sus focos están lejos entre sí. Por encima de un cierto grado de conexión entre los focos, aunque esta conexión sea pobre, el fuego acabará propagándose y será difícil de parar.
Los investigadores observaron que en las redes cuánticas pasa igual: aunque las correlaciones sean imperfectas, una vez superado un nivel mínimo de imperfección la correlación perfecta a larga distancia es posible.
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