En consecuencia, no ha sido hasta que los autores han contado con cierta libertad artística, cuando el cómic ha empezado a generar obras encuadrables en la "alta cultura" (con algunas lógicas excepciones precedentes, desde luego).
Desde ese momento, podremos hablar de un medio que crea productos de interés desde una óptica puramente estética y artística, y de un discurso que soporta la comparación con otros vehículos narrativos afines (cine, novela, etc.).
De ahí que no sea hasta fechas recientes cuando se ha empezado a tomar al cómic con cierta seriedad en ámbitos académicos y por eso cada vez encontramos más y más obras relativamente recientes que casi de inmediato adquieren el rango de obras maestras, clásicos (o como quieran ustedes llamarlas) sin tener que haber esperado al criterio infalible que aporta la perspectiva histórica. Estábamos tan poco acostumbrados a la excelencia por estos lares, que a cada nuevo Chris Ware que se nos aparece le ponemos cara de fieles iluminados.
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Little Nemo´s Kat, en el cuadradito de comentarios.

Gracias por la mención y el subrayado...
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