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Entre las funciones del editor está la de calcular cuánto durará la producción de la serie: si dura, por ejemplo, tres años, el dibujante puede olvidarse de tener vacaciones o de salir del país durante ese periodo. El editor se convierte en el ayudante, pero también en el vigilante del autor. Es quien se encarga de despertarle, de hacerle el almuerzo, la comida, darle un masaje si está cansado, llevarle el traje a la tintorería, acompañarle en sus viajes promocionales y velar para que no se vaya de juerga o no beba demasiado alcohol, por ejemplo.
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Otra crónica del Salón del Manga a cargo de Jordi Costa, hoy en El País. Todos sus reportajes de estos días han sido sobresalientes, pero éste en concreto sobre las peculiares condiciones de trabajo de los autores de manga, es especialmente impagable.
Hoy en El Periódico, aparte de la crónica del Salón del Manga, hay también, supongo que aprovechando el, digamos, "tirón mediático" de Kim Jong Il, una página entera del suplemento Domingo dedicada al Pyonyang de Delisle (Astiberri). No sé si se puede enlazar desde internet, pero estar, ahí está.
ResponderEliminarsrgsretgvz
ResponderEliminarno encuentro en la web de El Periódico lo de Delisle, lo siento. Sí he encontrado un artículo de Antonio Baños sobre, sí, el salón del Manga, pero el blogger va mal y no me deja colgarlo.
ResponderEliminarSi quieres ser una star del manga en una de las grandes editoriales y cobrar unas bonitas sumas por ello, ya sabes lo que hay. Nadie le ha puesto una pistola en la cabeza para aceptar tan leoninas condiciones. Grilletes a cambio de fama y dinero. Esto también pasa en la Disney. No es la única forma de publicar en Japón, pero si la más peculiar y, por que no decirlo, tópica.
ResponderEliminardicen que dibujo muy bien
ResponderEliminarpero he invertido mucho
y no he cosechado busco alguna
sugerencia para exprimir mi
virtud mi correo es
masamuneshirown@yahoo.com.mx