El tema, a mi parecer, es el conflicto entre los deseos y la terca realidad, entre la libertad para actuar y el imperio de las circunstancias, entre el deseo de control y la brutalidad del azar; en fin, entre los medios y los fines y las consecuencias no deseadas. Esto está presente en toda la obra, tanto en la estructura formal (el autor que construye un artefacto simétrico que se transforma en un bucle abierto) como intelectual: no sólo la trama de un salvador que sacrifica a millones por el bien común, sin saber si a la larga salvará el día, sino a un nivel más simbólico, pues el superheroe es metáfora de la rebeldía contra las circunstancias, de la libertad absoluta, del triunfo sobre la realidad. PERO EL HÉROE Y EL ARTISTA TAMBIÉN ES VENCIDO POR EL HADO.

Para acabar el ladrillo, el otro gran fallo que le veo es la endeblez de los personajes superheroicos, caricaturas, vehículos de ideas, tópicos, frente a la chispa de los personajes secundarios, barridos por el fuego, como buenos personajes de ficción que se precien (mientras otros se dejan bigote). 8 /10.
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SantiBilbo se ha currado este comentario sobre WATCHMEN que aprovecho y reciclo para traerlo aquí (gracias, Santi), enésima prueba de la vis atractiva que tienen los superhéroes sobre la imaginación del hombre moderno. Estamos en el cuadradito anterior, allí nos vemos.